Mar de Llanes – C/ Águila, nº 11 – Oviedo    Tlf: 984 292 284

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ya lo decía Rubén Blades en su canción Pedro Navaja. Levantarse sin saber lo que puede acontecer en un día cualquiera, es una de las maravillas de nuestra existencia y motivo suficiente para afrontar cada día como si se tratase del último.

Amigos disfrutad de lo que tengáis, mucho o poco, solos o acompañados, familia, amigos, un paseo, un libro, una canción. La vida es efímera y breve si no le extraemos hasta el último suspiro de todo lo bueno que nos puede ofrecer.

Perdonad por esta entradilla filosofal, a la que espero encontréis sentido más adelante. Puede que haya pasado demasiado tiempo en el Facebook y sufrido una sobredosis de citas de Paulo Coelho.

Cuando abre un nuevo restaurante en una ciudad pequeña como Oviedo, la noticia corre como la pólvora. Si las opiniones de los que por allí se van dejando caer son positivas, acrecienta nuestras ganas e interés por comprobarlo in situ.

Mar de Llanes es un local pequeño, para 21 comensales, muy bien ubicado en la calle Águila. Se trata de una de las calles más transitadas por turistas o lugareños que vamos desde Gascona hasta la Plaza de la Catedral.

Precisamente, por su tamaño, hace que sea imprescindible llamar para efectuar reserva. Yo lo hice un par de semanas antes para un grupo numeroso y resultó imposible.

No hace falta ser un águila, para darse cuenta que en este restaurante lo que ofrecen son productos del mar. Nada de cartas kilométricas, tienen una variedad más que suficiente en la que prima la frescura del producto. Por ello, los pescados que podremos degustar, sólo están disponibles a la plancha, que es la mejor manera de disfrutar su sabor.

La noche iba de parejas y la mía no podía ser mejor. Mi amigo Chaly, residente en La Habana desde hace 15 años, había venido de visita. Siempre resulta gratificante disfrutar de una amistad sólida.

Otra buena pareja es el equipo que forman Omar y Tristán, el primero a los fogones y el segundo en barra y mesas. Muy agradables y serviciales se encargaron de hacernos las recomendaciones pertinentes. Como para no dejarse guiar, cuando el propio Tristán hacía 3 horas que había recogido los xargos en la rula de Llanes. Se le veía entusiasmado presentando el producto e indicándonos las diferencias entre el morro de uno y otro.

Para entretenernos mientras hacían el pescado nada mejor que unos chipirones y pulpo, ambos de magnífica factura.

Se nos une a la mesa una linda parejita de xargos, menuda delicia, frescura y punto de plancha. Poco más puedo decir, así que disfrutad de las fotos y babear. Mis palabras pueden resultar excesivas pero no hay mejor aval que el visto bueno de mi amigo Chaly, es un pescador consumado y sabe de esto. ¿Pondríais en tela de juicio la opinión de alguien que vive en un barco y pasa sus vacaciones pescando marlins, langostas y no se cuantas cosas más?.

Remataríamos la cena en plan asturiano, al postre quesos. En este caso un tres leches acompañado de dulce.

La última sorpresa de la velada correría a cargo de otra pareja, la que forma Víctor Luque y su guitarra. Todo un privilegio coincidir en la mesa de al lado con este gran guitarrista asturiano que ha tocado en buena parte del mundo. Se acercó a nuestra mesa y compartimos charla como si nos conociésemos de toda la vida. Su anecdotario encandila y la energía que tiene alguien que nació en 1938 nos dejó boquiabiertos.

Amigo de Paco de Lucía, operario en una fábrica en Noruega, bohemio en Londres, París, Senegal, Libia, Argentina, Uruguay……este artista con mayúsculas toca todos los palos y lo mismo se marca un blues como una ranchera, versionea a los Beatles o se va al jazz, tal y como pudimos escuchar.

Ya cuento los días para volver a repetir experiencia en Mar de Llanes, sin duda uno de los mejores sitios para comer pescado en Oviedo.

Editado 8/8/2015

Muchos días tampoco he tenido que contar. Hoy 8 de agosto de 2015 cumplía años, y no se me ha ocurrido mejor sitio para celebrarlo que al abrigo de grandes profesionales con una materia prima excelente, por supuesto acompañado de mis queridos padres.

En serio os digo que hoy por hoy, si queréis comer un buen producto salido del mar, una de las mejores opciones disponibles es Mar de Llanes. Conscientes de la gran materia prima no se andan con rodeos ni camuflan sabores, un buen aceite y poco más hace falta para extraer la esencia de nuestro querido Mar Cantábrico.

Hoy cierran sus puertas para coger fuerzas en una nueva temporada que comenzará el 1 de septiembre. Se presenta ajetreada ya que la voz corre como la pólvora y pocos son los que a día de hoy desconocen la existencia de este paraíso terrenal.

Oviedo ya no es lo que era durante los meses de verano, de aquellas calles desiertas hemos pasado al gentío de un turismo ávido por conocer nuestras bellezas y disfrutar de nuestra excelente gastronomía. Sin duda unos cuantos en el recorrido de Gascona a La Catedral han reparado en este pequeño pero gran restaurante de la calle Águila.

Para hacer boca mientras degustábamos la primera cerveza y copa de Godello nos sirvieron unos bocartes, calientes con un poco de aceite.

Estando mi madre presente pocas cosas de marisco le hacen tan feliz como unos percebes, así que con un par de raciones hubo entretenimiento bastante. Son de Llanes, el tamaño no será el más grande que hayáis visto pero el sabor era inconmensurable.

Fue escuchar la palabra ostras y decirme Tristan que las había seleccionado el mismo y que eran muy buenas, que ni lo dude un instante. Media docenita de San Vicente en exclusividad para el cumpleañero. Cuanta razón llevaba, frescura total y carnosas como ninguna.

Seguro que sois capaces de diferenciar una vieira de una zamburiña pero seguro que estas os descolocan. Concha de zamburiña pero tamaño de vieira grande, todo sabor y cocinadas a la perfección.

Turno de los calamares frescos de potera. Fue llegar la fuente y saber que están deliciosos, menudo olor. Todo está cuidado al mínimo detalle, el aceite usado para freírlos solo alcanza a dos raciones, ¿cuantos restaurantes pueden decir esto alto y claro?, obviamente se refleja en el sabor.

Indecisiones con el pescado nos hicieron dividirnos, para mis padres que comen menos una lubina.

Para el comilón, una ración amplia de besugo. La guarnición para decorar, aunque está muy rica, pero la estrella principal son los peces y estos son soberbios. Traídos directamente de la rula poco hay que hacerles para que nos deleiten.

Aún nos quedó hueco para compartir un postre. Barreña de queso afuega´l pitu, o lo que es lo mismo, requesón.

Una vez más, por muchas palabras que emplee ensalzando la merecida calidad y excelencia de producto y servicio, me quedo corto. Como siempre, en mis valoraciones tan personales espero que juzguéis por vosotros mismos, yo sólo soy una correa de transmisión para dar a conocer lugares que creo merecen la pena y Mar de Llanes es uno de los imprescindibles en Asturias.

Editado 29/12/2015

Queda un suspiro para cerrar el año y el ocio se acumula, son unos cuantos los amigos que tengo repartidos por diferentes territorios y ayer volvía, como la primera vez, a disfrutar de mi amigo residente en La Habana. Esta vez nos acompaño un trío gallego entre los que se encontraba Paco, campeón de pesca y uno de los Castro, tranquilos no tengo tantas conexiones, este se llama Carlos y no tiene nada que ver ni con Fidel ni Raul, es más ovetense que la Catedral.

Se trataba de una ocasión especial y decidí jugármela con los gallegos. Expertos pescadores y conocedores del buen producto tenía claro que con Mar de Llanes no podría fallar y de paso sacar pecho mostrándoles que aquí también tenemos buen material.

Comenzamos el picoteo con unos percebes, pequeños pero sabrosos. Unas rabas frescas y unos mejillones XXL que según comentaron por las mareas rojas están saliendo con muy buen tamaño como así lo certifican las fotos.

Si ya resulta complicado pescarlos cuando escucho a los pescadores hablar de las artes y tecnicismos mi ignorancia me posiciona en el oir, ver y comer. Les quedaba la mitad de un hermoso rubiel, desconocían el nombre, suficiente motivo para que fuese parte de la comanda ya que venían saturados de comer lubinas. Aún no me quedó claro como lo llaman ellos pero yo siempre digo que es «tipo besugo».

Con el tamaño que tenía la cabeza, esconde la mejor parte y cada vez disfruto más escarbando con precisión de cirujano, pero ojo, el grosor de esos lomos tampoco lo pasé por alto.

Completamos con unos sabrosos salmonetes de roca.

Unos postres para compartir.

Las caras de satisfacción y aprobación por la excelente cena confirman y posicionan a Mar de Llanes como un restaurante imprescindible en la escena gastronómica ovetense.

Editado 03/02/2016

Sea porque me apetece comer pescado, porque estoy tratando de perder algo de peso o simplemente porque disfruto como un enano y me dan la confianza suficiente, acudo nuevamente a escudriñar los nuevos productos frescos que honestamente me ofrece Tristán.

El trato y la atención recibida hace que me sienta como en casa, sin imposturas y por supuesto siempre como de cine y hace reafirmarme en lo importante que es el producto.

«Tengo unos berberechos que pensé eran almejas», obviamente es una forma de hablar porque la concha estriada no engaña a nadie, pero fueron las palabras adecuadas para no pensar mucho más allá en cuanto a las entradas a las que no faltarían las excelsas rabas.

Siempre procuro traeros nuevos pescados y esta vez toca un San Martín o pez de San Pedro. Guapo, guapo no es, se parece a todas esas que van a la Clínica Buchinger y se inyectan botox en los labios, intimida solo pensar en un beso de efecto ventosa.

Dicen que la hermosura va por dentro y en el caso del San Pedro es cierta, sus prietos lomos de carne blanca hacen que te enamores de él.

Para rematar una tarta casera de queso Afuega’l Pitu que ya había visto en su Facebook y a la que me fuí de cabeza. También unas fresas al vino, están que las regalan, hay super producción y los precios en el supermercado están por los suelos, aprovechad para coger unos kilos y congelarlas, para un batido o un cocktail frozen son un lujo.

Editado 03/02/2017

Exactamente hacía un año que no me acercaba a probar las delicias marinas que Tristán siempre me ofrece. Quería haberlo visitado por mi cumpleaños pero con la ausencia de mi padre, a mi madre le removían aún muchos recuerdos de nuestra última celebración juntos.

La coincidencia en fechas no es fruto de la casualidad, estaba de aniversario, la primera vez que comí a solas con mi novia, aunque por aquel entonces no eramos pareja. Para cuanto ha dado de si el año y aunque resulte muy pastelero, no había mejor forma de celebrarlo.

Seguimos trabajando en la operación bikini y con mucho tino me pusieron límite en la comanda, me pierde la boca.

La Mustache negra y la Brabante lager son las artesanas que sirvieron para regar el magnífico producto.

De primero unas almejas de un tamaño y frescura superlativa, según me comentó Tristán al estar las mareas muy bajas hay que adentrase más y el tamaño aumenta.

Desde la rula de Llanes, traído por la mañana, este increíble rubiel.

Para el postre, una mousse de turrón, ese que no probé en todas las navidades.

Editado 25/11/2017

No me cansaré de repetirlo, cada visita a Mar de Llanes es puro disfrute y me atrevo a decir que en Oviedo está entre los dos sitios que mejor pescado se come. No dispone de una extensa carta, pero la materia prima no puede ser más fresca y de mejor calidad.

Por no aburriros con más textos, os dejo las fotos de los últimos platos que aunque están repetidos de otras veces, no por ello dejan de sorprender en los tiempos que corren.

Las rabas que son gloriosas, unos mejillones superlativos, el salmonete y el xargo de frescura extrema y unos postres caseros como la barreña y un helado de mantecado, fueron la cena perfecta de un sábado cualquiera.

 

15/08/2019

Una vez más y no se cuantas van ya, vuelvo a editar este artículo aunque viendo la última fecha seguro que por medio ha habido otra visita y seguro que por no repetir platos, me limité a las capturas para Instagram y Facebook.

Hoy vuelvo con platos nuevos, por supuestos tan deliciosos como siempre. Estamos en un restaurante marinero en el que prima el producto, cocciones perfectas y casi ningún aditamento más que un buen aceite de oliva. Puede que la gente ya esté cansada de tanta floritura y técnica y tengo la impresión de que el futuro de la cocina pasa por volver a las raíces y destacarán aquellos que mejor producto puedan ofrecer y entre ellos para mi, siempre estará Mar de Llanes con Tristán al frente.

A Tristan le apasionan los coches y ahora está metido en el mundo de la competición con algún Rally de Clásicos, en su modalidad de Regularidad, esa que pilota en su restaurante donde desde que abriera sus puertas, todas las veces que he acudido mantiene una línea muy competitiva donde el equilibrio entre calidad, precio y trato siempre están en el podium.

A escasa horas de quedarme de vacaciones y con los ecos de mi cumpleaños aún resonando, quise despedirme de mi Asturias y de mi madre de la mejor manera posible. Desde el 2015 cuando estuvimos celebrando mi cumpleaños con mi padre aún en vida, ella no había querido regresar tras el fallecimiento. Es algo que comprendo y respeto pero hoy ha llegado el momento de romper tabúes y afrontar una nueva realidad, que aún siendo dura, al tenerlo siempre presente es como si se hubiese ido a un viaje largo.

Para abrir boca una superlativa tortilla de kokotxas, no solo por tamaño, su jugoso interior hizo nuestras delicias.

Unos langostinos a la plancha que vaya si tienen diferencia con unos congelados, esa carne prieta y la cabeza con sus jugos es el mejor caramelo que un niño podría chupetear.

Mi madre tenía antojo de unos buenos calamares y aquí ya conocíamos las excelencias de sus rabas fritas, pero hoy comimos unos a la plancha recién pescados por su güelu que quitaban el sentido.

Llevo un verano poco bonitero y eso es imperdonable. Quizás espoleado por mi viaje a Zahara de los Atunes donde me pondré tibio con los ejemplares de la almadraba, quería mantener reciente en mi paladar el recuerdo de un buen bonito. Menuda diferencia cuando se hace al punto, rosadito por dentro es puro orgasmo de sirena, nada que ver como cuando se pasan en la cocción y se nos hace bola.

Para los postres un buen helado de chocolate de los llaniscos Revuelta y una mousse de turrón que tiene la sedosidad de la piel de una geisha.

Tras esta comida y sin haber hecho aún ningún kilometro del largo viaje, es inevitable sentir morriña en todos los sentidos.

 

Editado 8/8/2021

Una nueva visita para volver a celebrar mis 51 años, claro está que era motivo de celebración pero a la par no dejo de sentir tristeza cuando pienso que aquí fue mi último cumpleaños celebrado en familia antes del fallecimiento de mi padre, como habréis leído anteriormente.

No quiero ser pesado, creo que he dado sobradas muestras de admiración por este restaurante, donde además de comer de lujo, siempre me siento muy bien acogido por Tristán. Ahora con el tema Covid tienen una selecta terraza de cuatro mesas y como quiera que el tiempo al menos nos respetó hasta la mitad de la comida, siempre me resulta muy agradable comer al aire libre bajo el tímido sol asturiano.

Para refrescarnos, ahora tienen la Ordum de grifo, siempre es bienvenida una artesana bajo este soporte. Además nos obsequiaron como aperitivo con una copa de Alicia, una sidra de autor de Trabanco, una sidras de mesa que cada vez están más asentadas y esta resultó especialmente agradable con una ligera burbuja y mucho sabor a manzana.

De primero elegimos las sardinas mixtas (escabeche, ahumadas y vinagre). Estamos en lo mejor de la temporada y los lomos eran muy carnosos y muy atractivamente presentados.

Seguimos con un entrante que aunque conocido, resultó muy contundente con sus seis huevos, la tortilla de cocochas de bacalao al pil-pil.

Aún no me había coincidido comer un pixin, uno de mis pescados favoritos y como cualquier otro pescado que preparan, está muy fresco y con el punto perfecto.

El verano asturiano es sinónimo de bonito y si bien ya había probado en otra ocasión una rodaja, esta vez el formato elegido fueron unos soberbios tacos, insisto con un punto superlativo que con su interior casi crudo hace que este pescado se disfrute mucho más. No hubo hueco para más, ni siquiera para uno de los apetecibles Helados Revuelta.