El Cubano – Avda Ferrocarril, 8 – Candás     Tlf:  985 87 00 03 / 985 87 02 57

Se que os tengo mal acostumbrados con artículos donde resulta complicado hacer seguimiento de tanto plato, son los llamados menús degustación que nos ofrecen ciertos restaurantes de categoría. Este tipo de menús te permiten hacer una valoración más acertada con su recorrido por del tipo de cocina que ofrecen, sin embargo hoy os introduzco otro tipo de minimalismo.

Por hoy nos olvidamos del plato grande y la ración pequeña, directamente vamos a la pota, porque no hay otra manera de entender una caldereta en la que podamos dar rienda suelta a nuestros instintos más básicos. Nos pongamos para arriba o para abajo, en algún momento tendréis que utilizar los dedos, y sí, es vuestro deber chupároslos si de tan suculento manjar hablamos.

El Cubano es un sitio de toda la vida, un clásico con solera sin el cual no se entendería la fama de la gastronomía asturiana. Hacía tiempo que no iba y no ha cambiado un ápice, sigo saliendo con la misma sonrisa tonta de incrédulo, la misma que hace muchos años puse cuando mis padres me llevaron por primera vez. La educación de usos y costumbres es uno de los grandes legados que mis padres me van dejando.

   

Ese minimalismo del que os hablaba en el caso de la caldereta mixta de pescado y marisco de El Cubano se circunscribe al hecho de ser plato único. El «plato» que veis son dos raciones; no soy sospechoso de ser apocado cuando me enfrento a una comida copiosa pero en este caso el diplomático francés Charles Maurice de Talleyrand utilizó una frase que me permito reproducir: «Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible.»

Este verano ya lo había comentado con unos amigos, echaba de menos comer una caldereta y este domingo la ocasión vino que ni pintada. Solazo que animó a tomar un vermú previo por el animado muelle de Luanco con mi amiga María antes de enfrentarnos a una comida pantagruélica.

Un pastel de cabracho cortesía de la casa fue lo único que nos permitió el camarero antes de remangarnos la camisa. Me imagino que los ingredientes son susceptibles de cambio acordes a la disponibilidad de mercado pero en esta ocasión pudimos encontrar: lubina, rodaballo, salmonete, bogavante, almejas, navajas, gambones y cigalas.

Me resulta imposible describir el sabor de este caldo sin utilizar la palabra orgasmo. Podéis pensar que exagero e incluso que soy un grosero pero os juro que no hay otra palabra disponible en el diccionario que mejor se ajuste para describir la textura, conjunción de jugos, potencia de sabor….etc. Tanto es así que no me pude marchar sin pedir que me dieran el sobrante porque obviamente no fuimos quienes a terminarla.

Son también famosos sus postres caseros para los que desgraciadamente no hubo hueco. Te ponen directamente varias fuentes para que pruebes y comas lo que puedas de arroz con leche, natillas, picatostes, y flan.

Tras el café no pudo existir mejor plan que acercarse al Ewan en Salinas para intentar digerir con un Gin Tonic los excesos de la mar.

Ya en casa con mi mega tupper me tocó labor de hormiguita, colar el caldo y desmenuzar pescado y marisco. El resultado han sido 1,1 litros de nectar de sirena para que este Poseidón prepare en el futuro un arroz que nos haga bucear por La Atlántida.

Si os animáis después de lo visto, deberéis llamar con antelación para encargar la caldereta, es un plato que requiere tiempo y cierto reposo.

http://www.lne.es/centro/2012/04/04/nano-medio-siglo-carino-barra/1223677.html