Yayo Daporta – Rúa Hospital, 7 – Cambados    Tel: 986 526 062

España enamora al turista pero también lo hace con aquellos que disfrutamos de nuestra patria. Por cercanía y amistades, Galicia es uno de mis destinos favoritos, por carácter somos muy parecidos y aunque no sepamos a ciencia cierta si van o vienen, el que suscribe irá y vendrá tantas veces como le sea posible, porque como diría José Mota, ir pa na, es tontería.

Y como tonterías me gustan las justas, porque con el comer no se juega, cada vez que voy, intento darme algún que otro homenaje gastronómico. Que conste en acta que para mí, comerme una buena ración de pulpo con cachelos, ya es una locura.

En esta última escapada, logre encajar a mi regreso la visita a Yayo Daporta en Cambados, lo tenía pendiente de otras veces y a cabezón no me gana nadie.

La Rias Baixas enamoran. He tenido la oportunidad de hacer el recorrido costero desde las altas y cada pequeño pueblo, cada faro, cada playa ofrece un paisaje idílico. A mediados de mayo el tiempo casi está garantizado y pude vivir cinco días fabulosos de playa, una apertura de temporada veraniega en condiciones y es que de Cambados me fuí el día 26 a las 17:00 y el coche marcaba 32º

En esta ocasión visité una de las mejores playas del mundo, la de Rodas en las Islas Cíes, es una maravilla, lo único que le falta son 15º más al agua, aunque este valiente no renunció al bautismo helador.

Si sois asiduos a los programas gastronómicos recordareis que Yayo ha sido uno de los jueces del programa Top Chef. Este gallego de tez morena envidiable sustituyó al gaditano Ángel León, pero una cosa que no cambió, es el amor que ambos profesan al mar. Sin duda este es uno de los atractivos de su cocina y la mera utilización de algas para mi ya es un plus para visitar su casa.

Tras un breve paseo por Cambados en el que no podía faltar mi visita al mercado para comprobar la excelente materia prima gallega.Hice un poco de tiempo tomándome el vermut en la soleada Plaza de Alfredo Brañas hasta las 13:30, hora a la que como sabéis me gusta llegar a los restaurantes para molestar con las fotos lo menos posible.

 

 

El restaurante se encuentra en un edificio histórico protegido, el Pazo de Moltó, era el antiguo Hospital Real y data del S. XVI. Construcción típica gallega donde los bloques de granito abujardado dan una enorme solidez al conjunto. Tiene anexo un jardín que alberga dos elementos emblemáticos gallegos, un cruceiro y un horreo.

Subimos una escalinata que da acceso a una agradable terraza protegida con toldos de diseño donde poder rematar la comida con un café y unos licores, algo que hubiese hecho de no tener 350kms por delante.

La sala es un espacio clásico en el que destaca una bodega vista, la niña mimada de Esther Daporta, hermana y sumiller del establecimiento. También destacan los cuadros del pintor expresionista barroco Miquel Torner de Semir, oleos que pude contemplar guiado por su hermano Joaquín y su mujer Nuria con los que mantuve una animosa charla en la mesa aledaña.

La cocina de Yayo es gallega actualizada con guiños a productos de otras zonas y según sus palabras » Baso mi cocina en el buen gusto y el sentido común». Con principios como estos el resultado no puede ser otro que honestidad, consecuencia, raza y carácter.

Mientras me tomo una cerveza de aperitivo me sirven un buen pan gallego con un aceite de oliva virgen extra de Entrimo (Orense).

Comenzamos el menú degustación con una serie de entrantes, a saber:

Mousse de coliflor, berberechos y reducción de café. Excelente comienzo con esa vinagreta de café, las aceitunas negras deshidratadas y el aceite de albahaca resaltando esos hermosos berberechos y la cada vez más recurrente coliflor.

El segundo se sirve en formato snack y es una versión actualizada de la tradicional empanada de xoubas. Empanada abierta de maíz con sardinilla. Sorprende la forma con esa especie de asa moldeada y la utilización de maíz para la masa.

Seguimos con una crema fría de puerros con tartar de caballa. Se sirve con una jarrita que contiene la crema, la caballa esta al natural, como si fuera un sashimi, sin marinar. El aguacate y tomate también forman parte de su elaboración.

Mejillones en tempura, crujiente de arroz y algas y aire de mejillón. Un plato excelente, muy de las Rías pero modernizado. El tamaño de los mejillones asusta, ¿estarán hormonados?, ¿se marinan en Viagra?.

Pasamos a los platos fuertes, para comenzar un xurel asado a la brasa con jugo de su asado y migas de pan de maíz. Este pescado azul me encanta, es graso y lleno de sabor, por eso su técnica de cocinado a la brasa resulta fantástica. Lleva una falsa piel hecha con un consomé del propio jurel y se acompaña de unas huevas de pez volador y wasabi.

Pasamos de un pescado fuerte a la finura de una merluza de bajura rebozada con panko y mayonesa de chile jalapeño. Se acompaña de unas verduras salteadas en grasa de tocino.

Afrontamos el único plato de carne, eso sí, contundente y muy elaborado. Un cabrito asado con souflé de patata al tomillo y jugo de su asado. La pieza principal va en costra de semillas y su presentación es fabulosa.

Terminamos el menú con una sopa de chocolate blanco con helado de frutos rojos y galleta de sésamo. Nos advierten moderación con la jarrita del chocolate, a estas alturas de la comida resulta muy potente y con gran concentración de sabores.

Con el café nos dejamos sorprender con los petit fours: bica (una especie de bizcocho original principalmente de Orense), gominola de citronella, arroz inflado, perla de chocolate blanco y una trufa.

A los postres salió Yayo a saludar y como no podía ser de otra forma le felicité por su trabajo. Esa mirada penetrante que hacía temblar a los participantes de Top Chef en su restaurante se transforma en la de alguien «juzgado» que espera esa satisfacción del cliente. Yayo, no hace falta que recojas tus cuchillos, puedes continuar emocionándonos.

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