Dar vida a un blog de cocina requiere ciertos sacrificios y no son precisamente el cocinar, pues esta es la parte más entretenida. Hacer numerosas fotografías del proceso, los emplatados, elegir, editar, escribir textos, comer en abundancia y tratar de cocinar sin repetir recetas para cualquiera que no se dedique a esto puede ser un auténtico quebradero de cabeza.

La mayoría de las recetas son degustadas única y exclusivamente por mi, pero de vez en cuando tengo la suerte de compartir experiencias con amigos y familiares. Cuando te ven funcionar con todo este proceso les resulta muy llamativo y quizás en ese momento le dan más valor a lo que posteriormente se encontrarán en sus platos y en las pantallas de ordenador, este ha sido el caso de mi amiga Judit.

Desconozco el por qué pues no se trata de algo intencionado, pero lo cierto es que hacer un arroz en domingo, resulta un plato muy recurrente. Puede que el sentirme relajado favorezca esta tendencia tan satisfactoria.

En esta ocasión me he inclinado por un arroz seco terminado en horno. He utilizado el mismo arroz bomba del Molí de Rafelet que Bruno M. Lomban utiliza en su restaurante Quince Nudos con los resultados tan estupendos que ya deje escritos en su artículo.

Un vistazo a mi congelador, donde no suelo almacenar mucha comida, me recordó la existencia de unos mejillones con el agua de su cocción. Ya se va acabando la temporada del bonito del norte y debemos aprovechar estas fechas para disfrutarlo en todo su esplendor. Tras una visita de ultimísima hora a la pescadería, me hice con un par de rodajas que Fani me cortó con su habitual mimo y selección, nada menos que 1,3kgs.

Ingredientes:

300grs de arroz bomba, 1 rodaja gruesa de bonito del norte, 1kg de mejillones, 1 cebolla, 1 pimiento verde, 1 ñora, 1 tomate maduro, alga kombu, 1 sobre de azafrán, aceite de oliva virgen extra, agua, pimienta negra y sal.

Primeramente limpiamos nuestras rodajas de bonito quedándonos tan solo con los «solomillos». Los restos serán aprovechados para el fumet o caldo.

Para el caldo cocemos unos mejillones, colamos, limpiamos de barbas y reservamos el agua. En este agua hervimos unas algas kombu que a diferencia de como haríamos en un caldo dashi, las dejamos hervir a fuego fuerte para que suelte esa parte de gelatinosidad. También incorporamos las espinas y piel del bonito. Colamos y reservamos.

Pelamos y cortamos la cebolla en una fina brunoise. Hacemos lo mismo con el pimiento verde y pochamos ambos hasta que estén muy menguados. Mientras tanto extraeremos la carne de la ñora que habremos tenido hidratando durante unas horas. Pelamos el tomate y rallamos. Cortamos el bonito en tacos no muy grandes que salpimentaremos.

A nuestro pochado le añadimos la carne de la ñora y rehogamos, incorporamos el bonito marcándolo ligeramente, tiempo del tomate, añadimos los mejillones y ponemos nuestra medida de arroz, rehogamos y dejamos que tomen los sabores.

Turno de añadir el caldo que ha de duplicar y un poco más, la medida del arroz, ponemos el azafrán, repartimos el arroz e ingredientes con la ayuda de una espumadera haciendo unos círculos y dejamos cocer 10 minutos sin tocar, tan solo algún meneo.

Remataremos el arroz metiéndolo en el horno precalentado a 210º durante otros 5 minutos. El tiempo que tardé en hacer las fotos fue suficiente para el reposo, abrimos una botella de sidra y servimos.

Si por algo no me gusta la repostería es porque sus recetas te encorsetan con medidas y no dejan margen a la improvisación. Este mismo arroz lo he preparado incorporando langostinos y un fumet mucho más elaborado.

Cocer los mejillones, colar el agua, en esta metí 3 puerros, 3 zanahorias, un ajo, cascara de cebolla y espinas de bonito. Por otro lado cocer unas necoras, retirarlas y añadir las cabezas de los langostinos, llevar a ebullición y presionarlas. En un mortero machacamos las necoras y las ponemos con el caldo de los langostinos durante unos minutos, trituramos fino con un robot de cocina, colamos y añadimos el resultado a nuestro caldo de verduras.