StreetXO – C/ Serrano, 52  – Madrid

El otro día os hablaba en general del espacio Gourmet Experience del Corte Ingles de la calle Serrano, 52 y anunciaba este artículo. Efectivamente, ha sido toda una experiencia gourmet, algo así como disfrutar de un parque temático, creedme, no hay mucha diferencia.

Si partimos de cierto nerviosismo, expectación y sobre todo ganas por disfrutar, las colas que deberemos esperar bien merecerán la pena por subirse a la nueva montaña rusa del «chico malote» del panorama gastronómico mundial.

Dabiz Muñoz con 3 Estrellas Michelín se encuentra en solitario en este Monte Olimpo de la capital madrileña y no será porque no hay buenos aspirantes. ¿Qué tiene este chico para haber llegado tan alto?, sencillamente magia, transgresión y capacidad para haber podido transmitir una cocina llena de fusión, locura y mucha internacionalidad.

Su apuesta por la mezcla de sabores diferentes ha calado hondo en un panorama gastronómico donde los comensales cada vez más resabiados buscamos de vez en cuando transportarnos a otras culturas sin tener que coger un avión.

Después tenemos al Dabiz personaje que salvo a los del papel cuché, poco interesa a los gastrónomos entendidos si su pelo es fucsia, con cresta o lleva un piercing en el dedo gordo del pié. Él es así, alocado y diferente por convicción, pero resulta que además ahora eso es una herramienta de marketing y como de tonto no tiene un pelo de su peinado mohawk, está sabiendo sacarle partido, pero no nos confundamos, no vende señales de humo, lo suyo es telefonía de última generación.

Haciendo hincapié en ese marketing todo lo que rodea StreetXO está perfectamente estudiado y el resultado es un buen producto que vende, lleno de ansiosos compradores que apelotonados queremos comprar un billete para esta atracción.

No estamos en el parque Warner ni hacemos cola para el pasaje del terror (aunque las dos horas que podéis llegaros a tirar en la cola lo pueda parecer), pero los uniformes del personal simulando camisas de fuerza dan cierto miedito, ¿esta este tipo tan loco?.

Cuando traspasamos la puerta que se asemeja a la de una sala de despiece, la música ya nos marca, parece que estamos en un afterhour berlines donde suena Kraftwerk, aunque el tipo que esta detrás de la barra parece el hermano asiático de Sid Vicious. Me sentí como en aquella escena de la película Desafío Total, aquel bar del planeta rojo con enanos y lumis de 3 tetas donde Schwarzenegger hace de las suyas y todo empieza a echar fuego.

Una barra central rojo sangre en forma de U rodeada por numerosos taburetes es el eje central de esta especie de gran puesto de comida callejera que fácilmente podríamos encontrar en Hong Kong, Bangkok, Shanghai o Macao, lleno de luminosos, colores vivos, pop art, graffitis y sobre todo el bullicio con una actividad frenética de cocineros y camareros.

Aunque hay alguna mesa y una terraza exclusiva que la lluvia hacía impracticable, lo mejor es disfrutar del espectáculo en primera fila. Aunque un taburete no sea el lugar más cómodo del mundo cumplían su función pero detecté un error de diseño, a saber, del local o de mi cuerpo. La barra o esta muy alta o los taburetes sin regulación son bajos o quizás soy tronqui corto, pero lo cierto es que para servirnos y comer adoptamos una forma poco natural.

Con la amenaza de mi amigo Pablo de invitarle a un cachopo si no le convencía el sitio al que le llevé escuchamos atentamente las directrices que nos dieron a la hora de pedir. Al final como me apetecía probar todo adoptamos la solomónica decisión de dividirnos la carta en dos y elegir cada cual lo que se nos antojase.

Mientras, nos ofrecen disfrutar la experiencia maridando la comida con un cocktail. Le transmitimos nuestros gustos en cuanto a los espirituosos, dulzor, acidez…etc y nos dejamos llevar. Para Pablo un StreetXO Líquido, naranja, limón, pomelo, Beefeater 24, FeverTree Tonic.

Para mi un Nisu ( Ni su padre se acuerda del nombre y de todo lo que llevaba), pero de lo que recuerdo se compone de Palo Cortado, ginebra infusionada con hojas de sisho y una quisquilla de Motril impregnada con cítricos y dulces de la que primero chupamos la cabeza y el cuerpo lo removemos con la bebida para que mezcle la condimentación japonesa.  El mejor cocktail que haya tomado en mi vida y he probado muchos diferentes, se nota la mano de Carlos Moreno en el diseño de estos tragos tan espectaculares.

Mientras llega nuestra comanda observamos una coreografía digna del Cirque Du Soleil, tanta gente tras la barra, cada cual ejerce su papel y función para que todo salga perfecto y con gran rapidez. Por ejemplo hay una sola persona emplatando los jarretes y moldeando las causas limeñas. La rotación es uno de los éxitos del local y tan estudiado está, que no hay opción a postre o café, para eso esta Rocambolesc cuando abandonemos el local.

Olvidaros de platos, emplatan la comida en un papel grueso vitrificado puesto en una bandeja y cuando te lo sirven retiran la bandeja. Servilletas de papel, la mayoría de platos como más se disfrutan es con las manos, que viva el chupeteo de dedos.

Sinceramente, me gustaría explicar mejor los platos pero entre la rapidez que los explicaban, la música, la falta de tiempo para escribir en el móvil y la mala memoria espero que os llegue con lo que escriba.

En un molcajete llega el primer plato, un saltado peruano de presa ibérica hecha en la robata (grill de carbón japones), aliño de mojito…crema de ají amarillo.

Justo teníamos delante al encargado de emplatar el siguiente plato y sólo por ver la maestría y mimo con que trataba el producto este siguiente plato fue de mi elección. Cuando ves esas camisas de fuerza y pides cordero, te sientes como Hannibal Lecter y el silencio que mantuvimos al degustarlo sólo es comparable al deseo por Clarice.

Cordero de lechal tandoori a la llama de sarmiento con causas limeñas de patata, trufa de verano y trompetas de los muertos. Un jarrete cocinado a baja temperatura durante 24 horas, terminado en la robata, aliñado con salsa tandoori y esas causas limeñas que adquieren el color negro de la trufa y tinta negra.

Continuamos con los placeres de la carne, turno del saté balines de paletilla de conejo adobada y lacada….»migas» de cacahuete especiadas. Pincelado el mantel con 4 salsas para comerlo deslizamos la paletilla en vertical impregnando cada una de las salsas y adherimos las migas de cacahuete con un punto ácido y picante. Prodigioso!!!!

Finalizamos con una sartén de huevos rotos o al menos ese es el concepto que me recordó. Sepietas el miso-carbón. Jugo de kimchi coreano y huevo frito. Mini sardinas japonesas extra crujientes.  Romper y mezclar, no me salen las palabras y las que vienen a mi mente son groserías. Olé, olé y olé!!!

Aunque ya habíamos terminado no me resistí a pedir permiso a mi vecino de taburete para enseñaros otro plato al menos en su aspecto exterior, pedirle más hubiese sido pasarse. Estofado express en wok. Seda…arroz sedoso y vaca roja gallega semicurada y adobada. Tamarindo, emulsión de mantequilla tostada. Texturas sedosas… Vaya con el nombrecito, ¿verdad?.

La versión low cost de la cocina de Dabiz me ha fascinado y me dejó con ganas de probar todos y cada uno de sus platos. Sin duda la experiencia de DiverXO puede ser marciana y con la lista de espera que tiene, se me antoja que tardaré casi tanto como el personaje de Schwarzenegger en llegar al planeta rojo.

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