Se que puede resultar un tanto extraño que considere a esta salsa como una receta de fondo de armario, ni que fuésemos turcos, ¿verdad?. Pero lo cierto es que esta salsa o su sustituta con yogur griego, resulta genial para acompañar una ensalada o platos más elaborados de una cocina más internacional.
Poco a poco su nombre suena más, pero entiendo que muchos de vosotros no tenéis ni idea de lo que es el kéfir por ello como en otras ocasiones me remitiré a la wikipedia tratando de cubrir ese desconocimiento.
El kéfir (yogur búlgaro, leche kefirada, yogur de pajaritos en Chile o yocas en Uruguay) es un producto lácteo fermentado mediante hongos y bacterias procedente de la región del Cáucaso.1 También reciben este nombre los gránulos utilizados para su producción.
En el kéfir la leche fermenta mediante una reacción lacto–alcohólica, y por tanto anaeróbica; la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol.
Los gránulos de kéfir tienen un aspecto similar al de la coliflor pero es más blando y gelatinoso; es una masa biótica simbiótica que combina bacterias probióticas, levaduras, lípidos y proteínas, envuelta en una matriz polisacárida, denominada kefiran.2 Los principales microorganismos en el kéfir son la bacteria Lactobacillus acidophilus y la levadura (hongo unicelular) Saccharomyces kefir, aunque varían según las regiones y métodos de cultivo. Existen dos tipos de kéfir: de leche y de agua.
El más extendido es el kéfir de leche, con cierto parecido al yogur, aunque la fabricación del yogur es mucho más sencilla y rentable. No obstante, poco a poco empiezan a aparecer empresas que se dedican a la comercialización de kéfir, tanto del de leche como del de agua.
En realidad, el kéfir de agua y el de leche son el mismo kéfir, con la misma microflora, pero adaptados a medios distintos. Donde existen ciertas diferencias es entre éstos y la microbiota del kombucha.
Actualmente se encuentra relativamente difundida la elaboración del kéfir a nivel doméstico, mediante personas que venden o regalan los excedentes de nódulos (que crecen progresivamente) a otras.
Ahora que ya sabemos un poco más veremos como darle un uso en cocina de una manera muy sencilla. Yo he encontrado este de la marca Pastoret, pero repito, podéis usar yogur griego y obtener una textura más cremosa y menos líquida.
Ingredientes:
Kéfir, hojas de menta, 1 pepino, hierba limón, pimienta de Jamaica y sal.
Buscar un recipiente adecuado y triturar. Menudo quebradero de cabeza, eh!. Hala, ahora a salsear todo lo que se os ponga por medio.
Tiene buena pinta esa salsa, la probaré con kefir. Yo en verano suelo hacer bastantes combinaciones con pepino, yogur, ajo y menta, o cómo la sopa tarator búlgara que tiene ingredientes similares, es una combinación ideal.
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ahora que llega el verano, tendré que hacerlo con una ensaladita¡¡¡
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Con una ensalada de pollo va de cine aunque imagino que a una cuando llegue la época del bonito también le iría como anillo al dedo.
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Es una salsa muy refrescante y nada pesada. Qué ganas de verano!!!
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