Soy consciente de que esta entrada no generará muchas visitas, sin embargo os animo a continuar leyendo porque os sorprenderéis de lo beneficioso que resulta el hígado para nuestra alimentación, amén de lo sabroso que es.
Hace poco escribía sobre Asia y sus comidas, algunas de ellas raras. Siempre se hace mofa de su gusto por comer insectos y queridos amigos, aquí en España, no estamos para escondernos o al menos así nos ven desde otros países. Nos gusta la casquería (hígado, riñones, criadillas, sesos, oreja, rabo, mollejas….etc.), percebes, oricios, caracoles, calamares en tinta, llamparas, conejo, lampreas, angulas, morcilla, picadillo…a saber.
Hace ya cinco años desde que publicara esta receta y obviamente la he preparado muchas veces en este tiempo, pero en esta última vez me ha dado por hacer un vídeo. Es algo diferente a esta versión escrita, sobre todo porque lo he regado con un vino blanco chardonay y un chorrito de vino de Madeira y en sus ingredientes me limito a la cebolla, ajo, guindilla, media cucharita de pimentón, un poco de harina de trigo y el aceite de oliva virgen extra.
Deberéis saber que el hígado tiene un altísimo contenido en hierro y que es beneficioso para la anemia férrica y para aquellos que practican deporte intenso ya que estas personas producen un gran desgaste de este minera.
El alto contenido en zinc del hígado de ternera facilita a nuestro organismo la asimilación y el almacenamiento de la insulina. El zinc que contiene esta carne, contribuye a la madurez sexual y ayuda en el proceso de crecimiento, además de ser beneficioso para el sistema inmunitario y la cicatrización de heridas y ayuda a metabolizar las proteínas. Al ser rico en zinc, este alimento también ayuda a combatir la fatiga e interviene en el transporte de la vitamina A a la retina.
Por lo que se refiere a vitaminas es muy rico en la A, B2, B3, B5, B7, B9, B12 y K , lo malo es que tiene un gran contenido de colesterol.
Dicho esto, si no lo coméis vosotros, incorporarlo en la dieta de vuestros hijos, a mi juicio resulta tan imprescindible como la escolarización.
Ingredientes:
2 filetes de hígado, 2 cebollas, 4 dientes grandes de ajo , aceite merkenado, sal, cognac o vino tinto, 1/2 vaso de agua, alguna especia picante tipo guindilla thai, cayena, o pimienta negra, en este caso utilicé merken chileno que esta hecho a base de aji cacho de cabra con un regusto ahumado.
Limpiamos el hígado de alguna telilla o parte desagradable que pueda resultar correosa a la hora de masticar, troceamos en tamaño de unos 3-4cms, salamos y reservamos.
Picamos fino el ajo y la cebolla en fina juliana, pochamos en una cacerola baja con un buen chorro de aceite y la guindilla, cuando este pochado a fuego medio durante al menos una hora, añadimos el hígado con un poco de harina y rehogamos bien, queremos que quede bien marcado por fuera y tierno por dentro por lo que subiremos el fuego, añadimos el pimentón y un chorro del licor o vino, dejamos que se evapore el alcohol y agregamos medio vaso de agua, bajar un poco el fuego, agitar la cacerola para que no se nos pegue y la salsa tome algo de consistencia. Servimos con un poco de arroz blanco o unas patatas fritas.
Las casquería aporta mucho hierro, lo maravilloso es que la cebolla neutraliza el colesterol. Y es el maridaje perfecto para esta receta de hígado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Como pertenezco a la generación del 70 estas cosas les hacían mucho hincapié las madres. Creo que ahora los niños comen a la carta, se han perdido estas costumbres. Yo no podría vivir sin hígado encebollado, callos, riñones al jerez…etc
Me gustaLe gusta a 1 persona