Hoy toca hablar de otro de los restaurantes que he rescatado de mis vacaciones del año pasado que me acercaron por Vigo, el Bitadorna. Vigo ofrece muchísimas opciones de ocio al turista sobre todo si se visita durante la época estival ya que podremos disfrutar de sus magnificas playas entre las que destaca la más grande, Samil. Una playa que ya me sorprendió hace muchos años cuando estuve para ver el concierto de los Rolling Stones durante su gira Babylon Bridges, su arena blanca resplandece como si estuviese llena de brillantes, el nácar de las conchas le proporciona esta singularidad.

Tras una jornada playera pasear por sus calles, algunas bastante empinadas resulta muy agradable pues es una ciudad que cuenta con muchas edificaciones de gran porte que le confieren un carácter muy señorial. No podemos dejar de visitar la Porta Do Sol, el eje que separa el barrio histórico y el ensanche, fácilmente la reconoceréis por la estatua del Sireno, uno de los símbolos de la ciudad.

Hay veces que el destino te lleva a los lugares y este es el caso del Bitadorna, calle arriba calle abajo visitando la ciudad hizo que pasásemos por delante de este restaurante unas tres veces, sin duda una señal que nos indicaba que allí debíamos cenar. Tras informarme, este restaurante tiene su origen en el puerto de A Guarda donde lleva abierto desde 1995 y su ubicación en Vigo data de 2009. La entrada no nos muestra mucho de lo que realmente podemos encontrar dentro, el comedor es muy bonito, predominan los blancos y tiene mucha luminosidad que no es proporcionada por un exceso de iluminación. Me llamó la atención la vajilla que si no era de Sargadelos me recordó mucho a sus cerámicas.

Hacer ejercicio mental tras un año cuando he quemado tanta neurona por el camino es complicado pero los buenos recuerdos persisten en la memoria.

Para abrir boca nos pusieron un pastel de rape acompañado de un alioli de soja

Comenzamos con unas ostras, no os asustéis por ver solo cuatro, no son las raciones habituales y nos advirtieron de que no quedaban pero aún así quisimos hacernos con los últimos ejemplares a modo de snack.

Continuamos con un tartar de atún rojo.

Las croquetas son de buey de mar y las hacen al estilo de la abuela con su movimiento de muñeca para la bechamel y sartén de hierro con aceite de oliva para freírlas.

Finalmente una caldeirada de langosta y rape. Estaba muy buena, y no es de extrañar como me ha comentado la Chef Chus Castro que sea uno de los platos más vendidos en las Jornadas de la Langosta.

Fue una experiencia muy satisfactoria, una cena en un entorno muy agradable y una comida a la altura de un buen restaurante donde tratan con mimo al producto.

Bitadorna – c/ Ecuador, 56 Vigo – Pontevedra   Telf.  986 13 69 51

https://www.facebook.com/bitadorna