Shukothai – Bulevar Príncipe Alfonso de Hohenlohe, L-3A   – Marbella   Tlf: 952 770 550

Todos tenemos un lugar que nos trae muchos recuerdos, un sitio donde dejar volar nuestra mente, un remanso de paz espiritual al que siempre quisiéramos regresar. En mi caso se trata de una pequeña cala en Thailandia, concretamente en la isla de Phuket donde este junio hará 10 años disfruté de mi primera experiencia asiática.

Cuando me acerco a Marbella siempre incluyo este restaurante que lleva 30 años abierto porque me transmite las mismas sensaciones y porque la cocina thai es mi favorita dentro de las asiáticas. Puede que no seáis amigos de este tipo de comida pero si sabéis pedir incluso los más reticentes saldrán encantados tal y como hizo mi amigo Dani en Bruselas con el que sufrimos un auténtico motín antes de confinarlo a galeras.

Estamos en Semana Santa y la temperatura nocturna es muy buena para alguien llegado del norte así que cenar en la terraza es un imperativo y mucho más siendo nuestro último día en el paraíso. Resulta obligado tomar el aperitivo con una cerveza Shinga bien fría que nos acompañan con un pan de gambas y sus salsas de cacahuete y otra tipo miel.

No es lo mismo que estar allí pero la cara de satisfacción es la misma a esta que recuperé de una terraza en pleno Bangkok.

Imprescindibles como entrantes siempre están los rollitos de verdura y unos satay de pollo de los que podréis encontrar la receta en el apartado de Entrantes.

Aunque no hace frío la sopa picante con gambas Tom Yam Koong nos hace entrar estomacalmente en calor y recuperar sensaciones olfativas y gustativas con esos toques cítricos que aporta el lemongrass, cilantro…..etc.

Otro de mis clásicos siempre es pedir pato, en este caso un curry rojo de pato rostizado que estaba muy crujiente y al que la leche de coco le aporta ese sabor tan característico.

Mi otro plato fue una ternera Panang que lleva leche de coco  y zumo de limon con toques picantes, para mi gusto algo escasos y es que se me olvido comentar que me la hiciesen como si no fuese europeo.

Todo acompañado de un buen bowl de arroz de jazmín con el que poder mezclar con las salsas.

Quedé muy satisfecho en todos los sentidos, no se me ocurriría mejor manera de dar por concluidas unas vacaciones gastronómicas.