Dani García – Hotel Puente Romano – Bulevar Príncipe Alfonso von Hohenloe, s/n – 29602 – Marbella  Reservas:  +34 952 764 252

Estamos en plena Semana Santa y las procesiones recorren la mayoría de ciudades españolas, perderse una estando en Andalucía es algo imperdonable así que procesioné hasta el hotel Puente Romano donde el pasado día 15 Dani García abrió las puertas de su nuevo restaurante CocinaConTradición.

Hace una semana planificando mi viaje quise incluir el restaurante Calima pero pronto averigüé que había cerrado y cuando ya me temía lo peor tengo la fortuna de poder reservar en la nueva ubicación, suerte, astros alineados, kharma, llamarlo como queráis.

Las reservas se efectúan por internet y es algo que en principio me molesta pero eso era porque no había dado con sitios tan profesionales como este. Elegí día y hora, no hubo suerte con la primera elección pero es que automáticamente la página te da las opciones disponibles lo cual te facilita mucho la labor. Al minuto ya tenía un correo electrónico confirmando la reserva, en días posteriores un sms con el recordatorio indicándome la dirección y el mismo día por la mañana una llamada telefónica, así si se hacen las cosas y el Jueves Santo, día 17 a las 21:30 comencé mi cuento particular.

El entorno en el que se ubica el restaurante es muy agradable, cuenta con dos entradas, yo accedí por una con un gran luminoso con vegetación y una preciosa vitrina expositora con la carta nos indican que estamos ante algo diferente, bajamos unas escaleras y a mano izquierda ya vislumbramos el restaurante, unas grandes cristaleras que en parte quedan protegidas por un croché en madera que confiere privacidad.

Una gran mesa alargada con la carta, tarjetas, unas figuras tridimensionales con el nombre de Once Upon a Time y una tarta con una gran tetera nos dan la bienvenida como si fuésemos Alicia en el País de las Maravillas antes de que una atenta señorita compruebe nuestra reserva.

Una vez dentro y sin casi poder asimilar nada me acompañan a mi mesa, la cual había indicado en la reserva que quería en un lugar luminoso por aquello de hacer las mejores fotos posibles. Dicho y hecho, la número 6 era el lugar perfecto, el palco donde poder disfrutar de todo lo que allí aconteció.

Ya sentado cómodamente me di cuenta que iba a disfrutar de un espectáculo en primera fila, una pulcra cocina vista con una gran cristalera traslúcida era el majestuoso escenario donde como si estuviera en la Scala de Milan el gran Dani García emulando a Herbert Von Karajan dirigía a toda su orquesta de cocineros y camareros.

Una mesa alargada donde estaban organizadas todas las comandas era el púlpito desde donde Dani estoicamente coordinaba y daba los últimos toques a los platos que de allí salían. La serenidad que transmitía en todos sus movimientos y ordenes dejaban ver las tablas que arrostra a sus espaldas y por cambiar a música más moderna me recordó a cualquier afamado Dj dirigiendo y manejando a su antojo la mesa de mezclas en una gran sesión de música electrónica, pongamos en el escenario del Usuahia de Ibiza.

Ya con la carta en la mesa y una cerveza pude sosegarme y apreciar la cálida y acogedora decoración del restaurante, mi mirada inquieta exploraba cada rincón tratando de no perder detalle, siguiendo el diseño exterior un gran croché en el techo tamiza la luz en la sala principal y un gran mural vegetal confiere la frescura. La elección de los platos fue sencilla, en un lugar como este siempre me inclino por el menú que el chef ha confeccionado y esto facilita mucho las cosas, es una confianza en tu sherpa, el que te guiará sin problemas a la cima de la montaña.

El menú diseñado se llama Once Upon A Time, se compone de 19 platos y es servido-narrado como si de un cuento se tratase. Intentaré comentar más que explicar cada uno de los capítulos aunque dejo advertido que no será tarea fácil y probablemente cometa alguna equivocación o incorrección que espero sea disculpada. Mis conocimientos no son suficientes para describir todos los años de experiencia e investigación que un gran chef lleva a sus espaldas, por hacer una comparación con un espectáculo de magia, quieres que te sorprendan pero no deseas saber el truco para que esa ilusión perdure con el tiempo.

Comenzare por la gran variedad de panes que nos dan a elegir acompañados por un excelente oro líquido de variedad picual. Aproximadamente serían unas diez las posibilidades que ofrecían, de las cuales me decante por un pan de centeno con naranja, uno de te verde y otro de aceituna.

Lo primero que nos sirven es un cup cake de zanahoria donde hasta el envoltorio es comestible. Viene presentado en un libro  de madera, vaya como comienza el cuento!!!!.

Afilando el lápiz es el siguiente plato en el que destacan las láminas de foie y la naranja.

Nos sirven el tomate nitro moruno, una de sus afamadas creaciones, servido muy frío destaco del plato los toques cítricos y el espectacular brillo.

Nos sirven para comer con la mano el tuétano al vapor de jengibre, sabor intenso como corresponde al tuétano, tiene presencia de una piedra que explota en la boca.

Cualquiera diría que esto es un puchero, si, lo es pero gelificado con caviar de Riofrío. La presentación es espectacular.

El siguiente me gusto mucho, el caramelo de erizo y lichi hacía un contraste muy interesante con el ajoblanco y el recipiente como si de un erizo de cristal se tratase.

Las quisquillas de Motril, excepcionales, cualquiera diría que eran quisquillas por el tamaño.

Turno del PopSticker de ortiguilla, muy sabroso.

Esta parte la tengo algo confusa porque no me cuadran los nombres y me falta un plato del menú escrito o quizás era servido en dos partes.

De este si que recuerdo me comentaron que era pez volador en tres texturas.

Un paño de croché adherido a una emulsión de Chipirón con tartar del mismo y Mozarella ahumada, es un espectáculo de diseño en un plato, pude ver como tenían preparadas las laminas que separaban se su papel, a saber como se hace.

Para empezar llama la atención el plato, todo un derroche de diseño pero el kebab no le va a la zaga, un bocado magnífico.

El siguiente fue muy refrescante y ese toque de las cañaillas no pude ser más del sur.

El atún estaba muy jugoso con ese toque de grasilla.

Ya vamos por los platos fuertes así que toca un tartaranimal-vegetal-marino, precisa combinación.

Damos paso a los postres y el primero por presentación nos deja atónitos, una caja como la que guardaba de niño con sus hojas de morera y que alimentaban a los gusanos de seda, en este caso es un algodón de azúcar que al meter en la boca se deshace conteniendo fresa líquida.

Llego la hora del Deja Vú, el nombre nos indica que se trata de algo que ya hemos vivido y el camarero me traslada que me recordará a algo de mi infancia pero sin querer darme más detalles para que sea uno mismo el que le saque los sabores. Efectivamente, me recordó a los potitos y luego me explico que emulaba a las papillas, en este caso con 5 cereales y sorbete de mango, precisamente este fue el que me despistó un poco, creo que si se hubiese elegido el plátano no hubiese tenido equivocación alguna.

Con tanta emoción y expectación olvidé hacerle fotos y me di cuenta cuando ya lo había terminado, una mancha negra en mi expediente, imperdonable. Se lo comente al camarero y le dije que si sacaban algún otro si no le importaba que le hiciese una foto. A los pocos minutos vino y me pidió que le acompañase dentro de la cocina, allí estaba de nuevo, inmaculado y listo para ser fotografiado en la misma sala de maquinas. Pensé que era el de otro comensal pero no!!!, me lo habían vuelto a hacer específicamente para mi, que bochorno, enrojecí al instante, me lo llevaron a la mesa y pude tener un segundo Deja Vú. Todo un privilegio y una atención al cliente sin parangón alguno.

Antes de que llegase la sorpresa final terminamos con unas naranjas de la china o kumquat, bien conocidas por mi porque tengo en casa una planta bastante generosa en frutos.

Estaba próximo el final y faltaba únicamente la tarta de tu «No Cumpleaños», se trataba de la famosa tetera que escondía un cajón con una trufa y acompañada de un bizcocho de pistacho.

Tuve ocasión de saludar y felicitar a Dani, un tipo muy campechano y afable, ese tipo de gente con la que se conecta rápidamente y te apetece ir de cañas con él.

El reloj marcaba la una, había ido de procesión el jueves y me había quedado para disfrutar de la madrugá. Con gran pena pero igual ilusión con la que entré había concluido mi cuento, ese cuento que todos y cada uno de vosotros debería vivir en primera persona porque por más que os lo cuenten no os podéis imaginar que el restaurante de Dani García es un País de las Maravillas.