Beiramar – Avd. Beiramar, 30 – O Grove, Pontevedra Tel: 986 731 081
Estamos en el puente de la Virgen, a mitad de agosto, media España está de vacaciones y la otra media decidimos hacer una escapada para seguir teniendo esa sensación de verano. Las oportunidades están ahí, hay que saber aprovecharlas y cuando una pareja te anima e insiste aún a sabiendas de que ejerces de carabina significa que tenemos mucha sintonía y en trío nos lo pasamos muy bien.
Rias Baixas y concretamente O Grove era el destino, hacía décadas que no iba pues aunque suele hacer buen tiempo recuerdo que con mis padres nos pasamos una quincena de verano con 13 días lloviendo, creo que aquel fue el punto de inflexión donde tomaron la decisión de nunca veranear más en el norte pues siendo asturianos para lluvia ya teníamos nosotros para dar y tomar.
El tiempo ha sido excelente, sol a rabiar, muy buen ambiente, playas hermosísimas y una gastronomía como una fama merecida. Era nuestra última noche y teníamos que rematarla con garantía, me habían recomendado el Beiramar y de hecho el día anterior lo intenté durante la visita de mi amiga Ana pero sin reserva este y otros cinco sitios más resultaron imposibles. Aprendida la lección por la mañana, de camino a la playa, hice los deberes y reserve para nuestra cena, sin duda un peso que nos quitamos de encima ya que el día anterior había resultado una pesadilla.
Recordareis que no hace mucho escribía en el artículo de El Horreo una reflexión sobre las marisquerías y justo subiendo las escaleras del Beiramar a mano izquierda nos encontramos una gran cetarea repleta de toda clase de mariscos con un excelente aspecto.
En el exterior hay una terraza que por el día está a pleno rendimiento pero que a la noche solo es apta para valientes o aquellos que disfruten de la comida fría ya que las temperaturas nocturnas bajan bastante. El local tiene una decoración muy acogedora y moderna, sus lamparas y cuadros contrastan con la madera estilo camarote.
El personal resultó de lo más amable y profesional, se les notaba mucho oficio y en un par de sugerencias acertaron plenamente. Además eran risueños y ya sabéis que este punto me pierde, se que la procesión va por dentro (nos marchamos a las 2 am) pero la cara es el espejo del alma y un semblante alegre me hace disfrutar más la comida.
La elección de lo que comeríamos no resultó demasiado complicada pues la carta está bien estructurada y algún plato como la lubina venía ya recomendada por mi amiga Ceci.
Para beber y estando en Galicia no podía obviar acompañar con una 1906 Reserva Especial de Estrella Galicia en su versión de barril y mis acompañantes fueron aconsejados con un Albariño Attis cosecha 2013 que parece ser entraba muy bien y fue de su total agrado.
Mientras decidíamos nos pusieron unos mejillones, como me gusta Galicia y sus mejillones!!!!!
Comenzamos con unas croquetas de marisco, solo con verlas ya sabemos que son caseras, la bechamel perfecta y el marisco totalmente perceptible con sus tropezones, no solo era sabor.
Para comer mis amigos se habían dado un festín de arroz con bogavante así que preferimos no abusar del marisco, no obstante la siguiente elección fueron unas sabrosas almejas a la sartén.
En días anteriores ya habíamos disfrutado de navajas y zamburiñas por lo que una ensalada templada de vieiras completaba el elenco de conchas.
El pulpo nunca puede faltar y siguiendo la recomendación sustituimos el tradicional «A Feira» por uno a la parrilla con patatas panadera. Muy rico, como siempre en Galicia, el pulpo tiene ese punto durito, masticable, como ha de ser, y las patatas con mucho sabor.
Turno de los pescados, una lubina «salvaje» a la espalda» y un bacalao en costra de vieira que pasa por ser uno de mis pescados favoritos.
Habíamos quedado bien pero ante la pregunta de si queríamos postre hubo bastantes dudas, bueno trae la carta a ver si hay algo que podamos compartir le dijimos a la camarero. El problema fue que no sabíamos lo que no pedir, todo parecía delicioso así que acabamos compartiendo dos postres que resultaron inmejorables por sabor y presentación.
Brownie con helado de plátano.
Sopa fría de chocolate blanco con sorbete de mandarina.
Finalizamos con unos cafés y unas copas porque cuando uno se siente a gusto apetece seguir disfrutando del momento.
Muchas cosas me gustaron del Beiramar, mejor dicho no hubo nada que no me gustara. Hablamos entre nosotros y el mejor resumen que pudimos hacer es que lo más importante, el protagonista principal es la comida, no está prostituida (palabras de mi amigo), cada cosa sabe a lo que tiene que saber independiente de su calidad que en este caso era excelente.
Deja un comentario