Hoy amanecía el día algo brumoso y tras escribir un artículo decidí cambiar mis planes de cena y sustituirlos por la comida a la espera de que el día levantase más. Lo tenía muy claro, estaba en mi cuaderno de bitácora y hoy tocaba japonés, así que un paseo breve en bicicleta me acercaría al katsura, un restaurante con aires familiares que no podía dejar en el tintero cuando me encuentro en Marbella.

Cual sería mi sorpresa al encontrarme que ya no existía, me informe por la zona y me comentaron que el dueño había fallecido hace un par de años. Una gran tristeza me invadió pues allí había pasado muy buenos momentos y en mi memoria siempre quedará el recuerdo de aquella bandeja donde no cabía ni un grano más de arroz. Desde aquí sirva las siguientes fotos como homenaje de mi última comida en el verano de 2.011.

Como soy un hombre de recursos y tenía los deberes hechos tenía una segunda opción que me había comentado Oscar, del gastrobar Toque en Estepona. Me dijo que no me perdiese el Ta-Kumi, hoy por hoy tiene el mejor sushi de toda la costa malagueña fueron sus palabras y doy fe que no se equivocó un ápice.

Aparqué mi bicicleta y con mis bermudas y maillot derrochando glamour 😉 me adentre en el local donde el dueño Alvaro Arbeloa me recibió muy cordialmente, le comenté el tema del blog y que deseaba hacer algunas fotos del interior a lo cual me respondió que me sintiese libre, como si estuviese en mi casa.

Ante la opción de comer dentro o en la terraza, por temas de luz y porque creí que mi indumentaria no era la más apropiada opté por la terraza donde rápidamente me acomodaron un servicio.

La carta esta bien estructurada, aunque esta vez tuve muchas indecisiones que fueron solventadas con la precisa ayuda del camarero, sobretodo en cuanto a sus recomendaciones y a las cantidades. Muy profesionalmente me indicó que quizás era mucha comida para uno solo, ante la seguridad en mis capacidades no resultó insistente, detalle que agradezco.

Con mi primera cerveza me sirvieron un aperitivo en forma de tataki de salmón, un primer bocado que hacía presagiar las buenas sensaciones que hasta el momento estaba teniendo.

Haga frío o calor siempre me gusta comenzar con una sopa miso, su delicadeza y sabor preparan mi mente y estomago para lo que está por venir.

Turno del sashimi de atún, un acierto en el orden que fue servido, el paladar después de la sopa ya estaba listo para enfrentarse a la pureza y frescura del pescado crudo que al no llevar arroz te permite sacar toda la esencia.

El siguiente plato aunó los gunkan de atún rojo y miso, el de vieira y el nigiri de negitoro servido con su alga aparte para proceder a su envoltura.

 

 

Continué con el niguiri de foie, una manera de romper con el pescado y añadir algo caliente.

Un futomaki de estilo tradicional japonés y un hosomaki de atún picante me sirvió para combinar el roll grueso y el fino.

Llegó el esperado y recomendado tempura roll de langostinos y espárragos verdes en tempura, caliente, crujiente, una delicia y el perfecto remate para esta primera parte de la comida.

Pasamos a la parte caliente con un tataki de atún y salmón que complementado con unas salsas, aguacate y unos brotes verdes era la perfecta combinación. Bordeados por una mezcla de sésamos normal y negro el punto de marcado era extraordinario.

Nos acercamos al final y llegaron las sorprendentes niku-gyoza, la típica empanadilla japonesa de carne. Las había comido al vapor y fritas pero esta técnica no la conocía. Puestas en la sartén le echan una mezcla de harina japonesa y agua que es lo que crea esa costra crujiente, se sirve dándole la vuelta como si le diésemos la vuelta a una tortilla. Estaban superiores.

Terminé con un teppan yaki de solomillo de ternera y verduras con salsa teriyaki. Muy buena calidad en el solomillo y el punto poco hecho para mis gustos con la carne estaba perfecto así como el toque crunchy de las verduras.

El resumen y valoración de mi estancia en el Ta-Kumi no puede ser más favorable, muy buena cocina japonesa y muy buen servicio. Solo les deseo mucha suerte y años en el negocio pues no me gustaría volver a quedarme huérfano de un buen japonés en mis próximas visitas a Marbella.

 

Ta-Kumi – C/ Gregorio Marañón, 4 – 29602 – Marbella    Reservas: 952 770 839

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