Si el día 19 de junio pasará a los anales de la historia como la fecha en que vimos coronar a Felipe VI de España, tan solo un día después asistimos a nuestra particular ceremonia de coronación, la clausura de nuestra primera edición de las cenas mensuales.

A tan singular acto tuvimos el privilegio de contar con el Príncipe y Princesa de la Florida y fue todo un honor que la pareja caramelo nos obsequiara con su presencia y así poder contar por primera vez con el aforo lleno, la ocasión se lo merecía.

Nuestro anfitrión se desvivió con la organización, tan solo le falto la capa de armiño para ser el auténtico rey de la noche y natoralmente sus súbditos disfrutamos con su generosidad y cercanía y valoramos el esfuerzo realizado más si cabe teniendo en cuenta que todo lo gestado salió de sus fogones sin ayuda alguna.

A la espera de contar con una nueva residencia el encuentro tuvo lugar en el palacio paterno y el ágape servido en el Salón Don Alfredo donde su daguerrotipo nos acompaño vigilante de cualquier exceso.

El cocktail de bienvenida fue amenizado por los tradicionales bufones ante los ojos impasibles del vetusto lechón que con el paso de los años ha ido perdiendo hasta la oreja, quizás para no escuchar la sarta de tonterías que se pueden decir en tan poco tiempo.

El muestrario de caldos hacía presagiar una noche calentita y es que había muchas cosas que celebrar y comentar, nuevo rey, República,  entrada del verano, última cena, Mundial de fútbol…..sin duda temas muy candentes que desatan pasiones.

Junto a los tradicionales panchitos lucía majestuosa una empanada casera de compota de manzana y chorizo del Alto Aller, escándalo en la Corte, vaya combinación más extraordinaria que junto a la esponjosidad del pan hizo que más de uno nos pasáramos de frenada ignorando lo que se nos venía encima.

Ya sentados en la kilométrica mesa perfectamente decorada me percaté de la antigüedad de la vajilla, no menos de 30 años, de la serie Victoria el modelo Kantong descatalogado cuando trabajé en San Claudio.

Comenzamos con una perfecta ensaladilla rusa que incorporaba langostinos, estaba claro que era una ocasión especial. Estaba acompañada de unos rollitos de jamón de york rellenos de ternera frita previamente adobada con vino y especias, lechuga hoja de roble, canónigos, queso Idiazabal, mayonesa y mostaza de Dijon.

Seguimos con un bonito en rollo servido en frío con una salsa picante. Algunos habíamos apostado antes de conocer el menú por algún plato que contuviese bonito, tampoco es que seamos unos linces pero a estas alturas y habiendo pasado todos por el trance de preparar un menú dado que ya ha comenzado la temporada era una opción muy viable en cualquiera de sus versiones.

Era el turno de los arbeyos con jamón, no unos guisantes cualquiera, unos auténticos arbeyos de Llanos de Somerón y es que este producto del Concejo de Lena tiene fama legendaria y han sido degustados por la nobleza en numerosas ocasiones desde que el Conde de Revillagigedo los promocionara en la capital del reino y es que hasta el Conde de Osuna los encargaba para sus fiestas.

¿Que los hace diferentes?, son pequeños, azulados, duros y no arrugan, quizás el secreto es que se siembren en las erías con escanda o puede que la altitud de 900mts, lo cierto es que son únicos y aunque en otras provincias han intentado sembrarlos no han obtenido el éxito de los de aquí.

Para el postre y creo que con el único objetivo de reventarnos degustamos un flan de mascarpone y unos borrachinos. Algunos nos sentimos como romanos y hubiésemos necesitado del vomitoria ya que la ingesta por momentos resulto compulsiva.

El café y los gin tonics mejoraron la situación y nos hicieron sentirnos tan agustito, arreglamos en mundo en unas horas o al menos lo intentamos y parece que la República aún ha de esperar. Disfrutemos de un largo y próspero reinado, más asturiano que nunca, Viva España y Viva el Rey.

Es tiempo de hacer balance de lo que ha supuesto este primer año de las cenas mensuales y este no puede ser más positivo. Tener garantizadas las risas aunque sea una vez al mes, juntar a los amigos, es algo que deja la parte gastronómica en segundo plano si bien es cierto que el esfuerzo y dedicación de todos y cada uno de nosotros por agasajar al resto ha sido encomiable.