En los dos primeros días de mis vacaciones tuve la ocasión de hacer una visita Vejer de la Frontera, es un pueblo situado en una atalaya desde la que se tienen unas vistas fabulosas, pero no solo eso, es una población típica andaluza que me recordó mucho a otros sitios como Cazorla o Ronda, sus inmaculadas casas blancas, las estrechas calles, los patios interiores de las casas llenos de plantas, rincones con encanto a la vuelta de cualquier esquina y un ambiente de lo mas atractivo tanto para el turista nacional como el internacional.

 

En mi recorrido pude observar que el tema restauración también debía ser un atractivo, locales con muy buena decoración, otros con mucha historia a sus espaldas, coquetos y románticos lugares donde disfrutar de una buena gastronomía que ha sabido adaptarse y salir de los tipismos gracias a la influencia de los extranjeros afincados en la zona y de unos visitantes a los que ya no solo se les puede dar gazpacho, paella y sangría como única opción.

Precisamente uno de estos extranjeros que han fijado por aquí su residencia e incluso sus negocios durante una noche de copas me hablo de un par de sitios de los que ávidamente tome nota e incluí en el listado de lugares que no debía perder. Ingo rápidamente capto mis gustos y preferencias, en su inmobiliaria esta acostumbrado a tratar con gente que a la hora de comprar o alquilar no solo busca el sol y las maravillas paisajísticas, la gastronomía es un placer, no una necesidad y como tal es uno de los aspectos que la gente tiene en cuenta a la hora de hacer una cuantiosa inversión.

Uno de los sitios recomendados estaba en Vejer por lo que no tuve mucho que pensar, ocasión para volver y testar mis impresiones matutinas. Hice reserva telefónica y desde ese mismo instante ya me causo muy buena impresión ya que me ofrecieron una mesa desde la que me matizaron que a las 9:30 podría disfrutar de la puesta de sol, sin duda un atractivo mas. Aunque nunca le hago mucho caso a los posicionamientos del Tripadvisor a la hora de escribir este articulo he mirado y resulta que esta el numero 2 de Vejer, la verdad no me sorprende.

El restaurante tipo bistrot se encuentra en La Corredera, un paseo desde el que se tienen magnificas vistas y lugar de obligado peregrinaje para un paseo antes o después de cenar. Tenemos un parking publico a 200 metros lo cual facilita bastante la difícil misión de buscar sitio en pleno sábado noche de un mes de julio.

El local encaja perfectamente en la descripción que hacia mas arriba, en la parte del fondo tiene una zona de comedor en una pequeña cueva, una característica común que pude observar en varios locales de la zona y que nos recuerda un pasado árabe propio de Al-Ándalus.

Cuanta razón llevaban cuando reserve, el disfrute de la puesta de sol con una cervecita fue uno de los mejores momentos y eso que aun no había empezado a degustar ningún plato. La carta es muy sugerente y apetece probar todo pero lamentablemente debo priorizar, aun así hago una de mis extensas comandas individuales.

Va cayendo la noche, y dos detalles me llaman la atención, me colocan una vela ahuyenta mosquitos, sin duda una deferencia hacia la clientela. El segundo fue que viendo que estaba haciendo fotografías a los platos insistieron en desplazar la mesa para tener mas luz artificial, la copa del naranjo mermaba bastante la luz y aunque el flash hace maravillas con un poco mas de luz la cosa mejora.

Como primer entrante me decido por el tartar de salmón y mango con salmorejo de hierbabuena. Unos buenos tacos, de tamaño superior al que nos encontramos en los tartar de atún rojo, es otra materia prima y su tratamiento es diferente. Resulto muy refrescante y gustoso con ese toque del mango y la hierbabuena.

Lomos de sardinas marinadas, con salmorejo y pipirrana.

Tataki de ciervo con crema de coliflor y vinagreta de mermelada de fresa y tomate cherry. El ciervo ha sido marinada durante la noche con un zumo de naranja, miel, y soja.

Lomo de bacalao confitado con salmorejo asado y acelgas esparragás.

Migas de chocolate con un toque salado y helado casero de limón. No iba a tomar postre pero el hecho de que me mencionaran que tenían un toque salado me animó y encima el helado de limón es un buen digestivo.

La experiencia fue de lo más agradable y disfrutar de una buena comida y unas vistas de ensueño son recuerdos que se quedan grabados a fuego en cualquiera con un mínimo de sensibilidad y gusto por los pequeños placeres que nos da la vida. Vejer de la Frontera me ha traído muchos recuerdos de infancia, ver a los zagales corretear por la Corredera me transporto a la Plaza del Huevo en Cazorla donde sus cálidas noches eran el mejor parque infantil al aire libre que un niño pueda disfrutar. Y el destino quiso que una de las calles que me encontré por casualidad se llamase Encarnación, como mi abuela fallecida hace año y medio.

Los Quatro Gatos Bistrot Restaurante – Calle Corredera, Nº 49 – Vejer de la Frontera – Cadiz Tel.- 607 561 281

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