Soy consciente de que este plato es de los que gusta u odias a muerte y es que la coliflor al igual que el repollo en su cocción resulta muy desagradable amén de los efectos secundarios en cuanto a gases.

Los valores nutricionales de la coliflor son excelentes para cualquier dieta, pues estamos hablando de un vegetal que en su 85% se compone de agua y junto con el potasio tiene unos efectos diuréticos muy importantes. Al no contener ni hidratos de carbono, ni proteínas, ni grasas, la coliflor es uno de los vegetales con menos aporte calórico. Sin embargo es un nutriente muy rico en diferentes vitaminas B como la B1, B2, B3, B5 y B6, ademas de ácido fólico y diversos minerales como el potasio y el fósforo.

Dicho esto, que suena estupendo para alguien que este a dieta ¿que sucede si lo convertimos en una bomba de relojería?, sencillamente que nos habremos dado una alegría para el cuerpo pero teniendo la conciencia semi tranquila si lo comparamos con algo de fritura, comida basura, bollería industrial….etc.

Para que veías que no siempre soy un chico malo os comento las otras formas en las que la suelo preparar: cocida con mayonesa, cocida con un refrito de ajos, pimentón picante y aliñada con un poco de vinagre, rebozada en huevo, o cruda como snack mojada en alguna salsa tipo blue cheese, ranch, thousand islands.

Hoy tocaba ser malote y rejuvenecer este artículo tan viejueno. Malas fotos y textos mediocres, dan paso a esta nueva versión en la que sustituyo los antiguos tacos de jamón por unos chorizos sabadiegos, y que conste que me he moderado un poco, en un momento dado se me cruzó la idea de ponerle queso Casín.

Como veis esta receta se presta a muchas modificaciones y enriquecer la bechamel siempre es una forma de hacer este plato más completo, sea el jamón, sabadiegos, morcilla de Burgos, langostinos…etc.

Para los que no lo conozcáis, el chorizo sabadiego es una especie de híbrido entre el chorizo y la morcilla. Originariamente era un embutido que se hacía con los sobrantes de la matanza, las partes menos nobles a las que se añadía sangre para camuflar y ser un embutido saborizante. Con el paso del tiempo ya se empezaron a incorporar las carnes magras de calidad y al día de hoy es un embutido potente y delicioso.

No tiene ningún misterio en su elaboración si bien creo necesario comentaros que la cocción de la coliflor y en general de cualquier verdura, es crítica y no vale todo. Os aconsejo hacerla al vapor, mucho mejor que sumergirla en agua y por supuesto no os paséis de punto, ha de quedar crocante.

Ingredientes:

1 coliflor pequeña, 2 chorizos sabadiegos o tacos de jamón serrano, mantequilla, harina de trigo, leche entera, sal, pimienta negra y nuez moscada molida, queso emmental para gratinar.

Primeramente limpiamos de ramas verdes y pasamos por abundante agua la coliflor, iremos separando en arbolitos ajustando el tamaño a nuestros gustos, después la coceremos al vapor durante 10-15 minutos, dependiendo del tamaño que habremos elegido.

El siguiente paso será eliminar la tripa del chorizo sabadiego, cortarlos a lo largo y volver a subdividirlos para empezar a picarlos no excesivamente fino. Este picadillo lo pasaremos a una cacerola donde pondremos un poco de mantequilla y dejaremos que el sabadiego suelte su grasa, después lo retiramos y reservamos a una fuente. Aplicaremos el mismo proceso en caso de utilizar unos tacos de jamón o una morcilla de Burgos, por ejemplo.

En la cacerola con la grasa del sabadiego añadiremos más mantequilla y dejaremos que se funda, después agregamos la cantidad de mantequilla al gusto, mezclamos y trabajamos un minuto para que se cocine formándose un engrudo. A partir de aquí iremos añadiendo y removiendo la leche que iremos vertiendo caliente o a temperatura ambiente (nunca fría).

El fuego ha de estar medio-alto y seguiremos añadiendo leche hasta obtener la textura deseada. Para este gratinado no la buscamos ni muy densa ni muy líquida, rallamos la nuez moscada y molemos la pimienta negra, agregamos el sabadiego y comprobamos el punto de sal, rectificaremos porque no la habíamos añadido a la espera de comprobar el punto del embutido o del jamón. Reservamos.

La cocción de la coliflor ya terminó hace tiempo y la tuvimos atemperando. En una bandeja ponemos una buena capa de bechamel e iremos colocando la coliflor, cubrimos con el resto de bechamel que como observáis no queda encharcado. Rematamos con el queso emmental rallado.

Con el horno precalentado a 200º introducimos la bandeja, bajamos la temperatura a 180º, horneamos durante cinco minutos y después encedemos el modo gratinado hasta que se nos quede tostada la costra de queso. Servimos.