La Semana Santa ya está aquí, es Domingo de Ramos, mi ahijado Yannick por motivos logísticos me la entrego el viernes y mi ahijada María traerá su palma hoy por lo que se me ocurrió que tenía que preparar un postre típico de estas fechas aunque os digo que en mi casa se comen en cualquier época del año siempre que sobra cierta cantidad de pan duro.
En Oviedo la Asociación de Hostelería presentó un año más los llamados Bocados del Cofrade, pinchos propios de esta época del año que deben evitar carnes, una buena iniciativa que pretende potenciar la Semana Santa de la capital del Principado.
En Asturias las llamamos picatostes, pero en el resto de España se denominan torrijas y se conocen a las picatostes como el pan frito en aceite o manteca de cerdo. Para mí, el término picatoste siempre lo he asociado a las que están cubiertas por un almíbar, unas borrachinas.
Como no quiero entrar en ningún tipo de polémica ni discusión (algo he leído por Internet), he decidido hacer hasta 3 versiones diferentes para contentar a todo el mundo: fritas, con almíbar y con crema catalana.
Ingredientes:
Pan duro, 1 cuenco de leche entera, 2 huevos, 1 botella de vino blanco, azúcar, canela en rama y en polvo, aceite de oliva y crema catalana.
Del pan que nos haya sobrado y que esté duro cortaremos tantas rebanadas como deseemos, empapamos en leche, escurrimos, pasamos por huevo batido, freímos en abundante aceite y reservamos en una fuente con papel absorbente.
Para las torrijas simplemente espolvoreamos azúcar y canela en polvo.
En un cazo ponemos 5 cucharadas de azúcar, una rama de canela, requemamos un poco y añadimos una botella de vino blanco, en este caso fue un verdejo de Protos, cuando se evapore el alcohol obtendremos un almíbar que echaremos sobre las torrijas colocadas en una fuente onda para que empapen bien. Metemos en la nevera y en unas cuantas horas estarán listas nuestras picatostes.
Tuve una conversación con una amiga respecto de las torrijas/picatostes y me apuntó esta última variante, cubrir una picatoste con crema catalana, echarle azúcar moreno y requemar.
Si empezamos con el Domingo de Ramos esta última variante seguro nos garantiza un Domingo de Resurrección, probarlas y no seáis tontos de capirote.
Hola Juan, mucha suerte con el blog, me encanta. un beso desde Japon
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Que tal Bea, ya he visto que me sigues. Espero que algunos de mis platos te acerquen más a la tierrina aunque ya has visto que me encanta todo lo relacionado con el Oriente.
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Muy buena las tres versiones, la última me encanta, creo recordar que Berasategui hacía unas torrijas parecidas. Pero las suyas tenían peor pinta!
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Uy, la última, aún tengo el sabor clavado en mi recuerdo.
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