Ya sabéis de otras veces que la repostería no es lo mio y que tampoco soy demasiado dulzón pero esto no quita para que de vez en cuando tenga que añadir algún postre a este blog y de paso cometer excesos innecesarios.

Ya os enseñe como hacer una crema pastelera, base de muchos postres y es que su preparación fue hecha con la idea de utilizarla para esta tartaleta de cerezas. Cuando hay abundancia de materia prima las recetas temáticas son un no parar y buena culpa de ello tiene mi madre que pensando en mi como tantas veces, me regalo una caja de 2 kilos.

Teniendo hecha la crema pastelera este postre tiene tanto misterio como averiguar de que color era el caballo blanco de Santiago. Huelga decir que las cerezas se pueden sustituir por cualquier fruta o combinación de frutas que se os antoje.

Ingredientes:

Para la crema pastelera: 1 Litro de leche entera, 6 yemas de huevo, 100 grs de azucar, 40 grs de harina de maíz refinada (Maizena), 1 rama de canela, 5 grs de azúcar avainillada.

100 grs. de cerezas, masa de hojaldre y aceite (huevo batido opcional si queremos dar color pintando el hojaldre)

Reservamos un poco de leche fría para mezclar con la harina.

Primeramente pondremos la leche con la canela en un cazo y la pondremos a hervir hasta que ebulla, en cuanto veáis que empieza a ebullir retiramos del fuego y reservamos para que temple.

Mientras tanto separaremos las claras de las yemas, mezclamos con los azucares y con la ayuda de una varilla mezclamos enérgicamente. Diluimos la harina con la leche que habíamos reservado hasta que nos quede ningún grumo y mezclamos con las yemas y seguimos batiendo.

Una vez que la leche infusionada este templada iremos agregando a nuestra mezcla poco a poco en hilo sin dejar de remover con la varilla. Este proceso lo hacemos con la leche templada porque si no las yemas nos cuajarían.

Una vez que tengamos toda la mezcla ligada la volvemos a pasar al cazo donde hervimos la leche y a fuego entre medio y alto, pongamos un 7, iremos removiendo constantemente pero ahora con una cuchara de madera. Es vital no dejar de remover pues en cualquier momento espesa y nos puede pillar de sorpresa y pegarse al fondo, requiere un poco de paciencia pero en cuanto empiece a espesar el proceso es casi instantáneo.

Cuando veamos que la textura es algo gruesa y sin parar de remover retiramos del fuego y seguimos removiendo hasta que tenga la consistencia y finura adecuada. Echamos en un recipiente, dejamos que pierda temperatura y con un papel film tapamos pegando a la crema (para que no cree una costra dura) y refrigeramos.

Buscamos un molde que se adapte a nuestras necesidades, en mi caso ha sido un pequeño cenicero. Untamos de aceite o mantequilla por el exterior, colocamos por encima el hojaldre y sin apretar demasiado le damos la forma, con un cuchillo cortamos el sobrante. Como quería que tuviese una base consistente en la parte plana pinchamos varias veces para que el hojaldre en su cocción no obtenga volumen.

Con el horno precalentado a 200º introducimos el molde hojaldrado y bajamos la temperatura a 180º, en unos 20 minutos estará listo aunque lo mejor es estar atento y observar cuando coge color. Sacamos del horno y dejamos enfriar para poder desmoldar.

Llenamos el molde de hojaldre con la crema pastelera y dejamos margen para colocar unas cerezas que habremos cortado por la mitad y despepitado. Se me ocurre que podría haberle añadido nata montada pero me pareció rizar el rizo y hundirme más en la miseria de la báscula.