
Si hace poco tras mi periodo de ausencia por la dieta os presentaba una sopa fría de pepino, hoy cambio mis buenos hábitos por algo radicalmente opuesto al camino que sigo. Que uno se cuide, no significa que no podamos permitirnos licencias controladas y aunque os garantizo que solo hice una prueba muy pequeña para evaluar esponjosidad, sabor y dulzor, hemos de ser capaces de lidiar con estas situaciones y como en este caso, cocinar para otros. La fortaleza mental es muy importante para todo, convivir y no rehuir, es el único camino hacia el éxito, de lo contrario no hubiese sido capaz de acabar con el tabaco. Podemos dar buenos consejos sin caer en el talibanismo del converso.
A riesgo de caer pesado, siempre os digo que mis gustos y habilidad no va de la mano con aquello dulce, pero de vez en cuando me veo forzado o simplemente me apetece ponerme a prueba. En este caso tenía un exceso de huevos caseros que a base de tortillas francesas de dieta no me permitía avanzar en el consumo, debía hacer algo que llevara cantidad y lo solucioné con un flan y este bizcocho. Que la fruta elegida hayan sido los arándanos también tiene su explicación, la culpable mi madre, que los encontró a muy buen precio y compró un kilo para compartir.

Siempre me surgen dudas a la hora de poner nombre a la receta y es que aún siendo un bizcocho, lleva fruta y lo relleno con una mermelada, en realidad ¿no es una tarta?. Salgamos de dudas con la RAE y así poder zanjar discusiones familiares con mi madre y novia. Yo sigo en mis trece y aunque haya claudicado con el nombre de bizcocho sigo pensando que podría llamarla tarta, sed libres para dejar vuestra opinión.
Tarta: 1. f. Pastel grande, de forma generalmente redonda, relleno de frutas, crema, etc., o bien de bizcocho, pasta de almendra y otras clases de masa homogénea.
Bizcocho: m. Dulce blando y esponjoso, hecho generalmente con harina, huevos y azúcar, que se cuece en el horno.
La receta es muy sencilla y el tipo de bizcocho podemos cambiarle el sabor con otras frutas. En este caso los arándanos me traen muchísimos recuerdos, en España a finales de los años 80 no era una fruta que se cultivara extensivamente, quizás algún montañero recolectaba los que nacen salvajes en los bosques. Yo los descubrí por primera vez en Estados Unidos durante el verano de1988, eran un básico en los desayunos de leche con cereales de la familia que me acogió en Medford (NJ).

Ahora en Asturias, son más comunes que las propias manzanas, incluso yo tengo en mi terraza dos plantas de variedades diferentes. Eso si, tienen un cantar elevado que he visto a 18€ así que los que encontró mi madre a 6€, parecían de cámara oculta. Ayer precisamente me comentaron que son muy buenos para las infecciones de orina pero también entre sus cualidades están el ser antiinflamatorios, rejuvenece, lucha contra la diabetes, mejora la vista, reduce grasa, cuida la piel, mejora la salud del cabello y………ayuda a tener mejores relaciones íntimas gracias al óxido nítrico. El sildenafil es uno de los principios activos de la Viagra y este aumenta los niveles de óxido nítrico, por eso ahora entiendo esta fiebre por el arándano.
Tenía claro que el bizcocho llevaría arándanos enteros en su interior como los típicos blueberry muffins y también que haría una mermelada, pero la idea inicial era utilizarla de cobertura. Sobre la marcha cambié de idea, viendo lo bonito que había quedado el horneado del bizcocho decidí usar la mermelada como relleno y decorar con el azúcar glasé.
He quedado muy satisfecho con el resultado y han sido muchas las personas con las que repartí y probaron, recibiendo sus felicitaciones. Aquí tenéis la vídeo receta y como siempre os animo a replicarlo, es más fácil que el mecanismo de un chupete.
Ingredientes:

400grs de arándanos, 6 huevos, 280grs de azúcar blanquilla, 440grs de harina de fuerza, 16gr de impulsor en polvo, 2 yogures griegos, 110grs de aceite desahumado, peladura de limón, azúcar glasé al gusto y un poco de agua para la mermelada.
El primer paso es hacer la mise en place con los pesos adecuados y además el yogur lo verteremos en un cuenco para lavar el recipiente y usarlo como medida para el aceite. Calentaremos el aceite con la peladura de limón hasta que esta se queme para deshaumarlo y lo enfriaremos hasta usarlo.

Por otro lado también preparamos nuestro molde, en este caso uno de 25cms desmontable. Aunque con este modelo es más fácil sacar la elaboración, además lo facilitaremos poniendo papel de horno en la base y en los laterales, untado con mantequilla para que se pegue mejor.
Comenzamos poniendo en el bowl la medida de azúcar y le iremos incorporando poco a poco los huevos, mezclamos bien con las varillas. Ahora echamos el aceite en hilo mientras seguimos batiendo, luego el yogur y finalmente la harina tamizada y la levadura, estas últimas a la velocidad mínima ya que intentamos emular el movimiento envolvente que haríamos con una espátula.

Echamos unos 200grs de arándanos, removemos y vertemos en el molde. Los arándanos o cualquier otro tropezón tenderán a irse al fondo así que añadimos al final unos trozos y los hundimos levemente. El horno lo habremos precalentado a 180º y colocaremos en la bandeja del medio con calor arriba y abajo durante 45 minutos.
Para aprovechar el tiempo haremos nuestra mermelada casera poniendo 200grs de arándanos en una cacerola, agregamos un chorrete de agua y dos o tres sacudidas de azúcar glasé llevando a bullir a temperatura 7/10. Dejamos que la fruta se ablande e irán cogiendo un color morado intenso, trituramos y refrigeramos.

Iremos comprobando como sube el bizcocho sin abrir el horno, de lo contrario se nos bajaría. Pasados los 45 minutos abrimos y metemos un palillo para certificar que está hecho en su interior, de ser así lo sacamos y colocamos sobre una rejilla para que se enfríe por todos los lados. Cuando se pueda, sin quemarnos, retiramos el molde y dejamos enfriar bien a temperatura ambiente, luego lo abrimos a la mitad con un cuchillo de sierra y rellenamos con la mermelada.

Finalizamos espolvoreando un poco de azúcar glasé y a disfrutar de un postre que no va pasado de azúcar.



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