
Hace no muchos años disfrutar de estas delicias prácticamente solo estaba al alcance de aquellos que hacían viajes a ultramar, concretamente a países de américa latina y por centrar más, en el entorno caribeño. De hecho, la primera vez que los pude degustar fue en un viaje a La Habana y Varadero, una experiencia en todos los sentidos porque hasta comí tortuga. Para los curiosos, no os dejaré con la intriga de saber su sabor, muy parecido al solomillo de cerdo, nada que ver con las más gelatinosas tortugas de tierra que años más tarde probaría en Shangai.
En España estamos muy acostumbrados a los magníficos plátanos canarios, una variedad de mucha calidad que se diferencia de otro tipo de bananas. Su dulzor nada tiene que ver con la receta de hoy, en esta ocasión se trata de plátanos macho o verdes que en este estado contienen una elevada cantidad de almidón que con la maduración se convertirá en azúcares.
Por ello, su sabor se asemeja más a tubérculos como la patata, yuca, boniato…etc, un sabor más «insípido» o neutro que ha de ser sazonado y habitualmente usado como acompañante de otras comidas. Como decía al comienzo, es muy típico de Sudamérica y estos dos nombres de patacones o tostones son los más extendidos aunque chipilos, retacadas, tachino, chatino o tajada son otras formas de llamarlos.
Aquí en España somos grandes consumidores de patata, recordemos que hasta el Descubrimiento de América en 1492 no existía en nuestra península, al igual que los tomates. Resulta extraño que no hayamos adoptado el consumo naturalizado de los plátanos macho, pero no seré yo el que profundice en las rarezas del pueblo español que hasta tiene sus complejos para dar visibilidad a su bandera, a no ser que se gane un mundial de futbol y salgan los patriotas debajo de las piedras.
Afortunadamente gracias a la inmigración, de unos años acá, han proliferado muchos comercios latinos y africanos donde podemos encontrar infinidad de productos diferentes a los que usamos en nuestra gastronomía. Para alguien que le gusta experimentar y aprender, se divierte con la fusión y apenas tiene tabús alimenticios, poder hacerse con este tipo de plátanos es un lujo.
Aunque ahora lo esté publicando de manera independiente, la idea de compartir esta receta viene vinculada a otra elaboración que pronto compartiré en este mismo artículo. Me pareció muy buena idea usar los patacones como soporte, al igual que podemos hacer con unos tortos o tacos, por ejemplo. Patacones con Jabalí Tropical.
Tanto los ingredientes como la fase de elaboración, es muy sencilla pero hay algunos trucos o consejos que deberemos conocer para que nos queden muy crujientes o no se nos peguen a la hora de aplastarlos. En el vídeo no conseguí aplastar con el vaso a una mano, la otra estaba ocupada con el móvil grabando y os confieso que no usé mi fuerza por miedo, ya me ha reventado un vaso de Guiness y llevo cinco puntos en mi mano izquierda.
Ingredientes:

Plátanos macho, 1 cda de sal, 1cda de vinagre, 1 bowl con hielo y aceite de girasol.
Lo primero que haremos es cortar las puntas de los extremos para comprobar el grosor de la cáscara, al estar verdes están más duros que la de un plátano maduro. Calibramos ese grosor con una puntilla y hacemos un corte longitudinal, con la ayuda del dedo a modo de palanca vamos pelando.

Cortaremos en rodajas de un grosor aproximado de 1,5 centímetros y los pondremos durante 9′ en un bowl con agua muy fría donde diluiremos la cucharada de sal y de vinagre. Pasado ese tiempo retiramos los trozos y secamos con papel absorbente para freírlos y que no chisporroteen. Haremos tandas de uno o dos, por eso tampoco necesitamos grandes cantidades de aceite, una cacerola de poco diámetro con altura es ideal.
Se fríen 30 segundos por cada lado, los sacamos y mientras están calientes con la ayuda de un vaso de base plana que previamente mojamos, aplastamos para encontrar cierta resistencia pero al final revienta y se expande. Volvemos a freírlos esta vez hasta que nos queden bien dorados por ambas caras, los pasamos a una fuente con papel absorbente para eliminar excesos de aceite y sazonamos.

Al igual que con las patatas podemos usarlos como acompañamiento de carnes, pescados, etc o usarlos como soporte para lo que surja.

lo probé en un restaurante venezolano pero no me terminó de gustar.
Me gustaMe gusta
Yo creo que va en función del acompañamiento, por si solos a no ser que le pongas muchas especia son algo insípidos pero mojar en una salsa o como en la receta última con el jabalí, son muy gustosos
Me gustaMe gusta