Flor de Alcachofa



Las navidades están a la vuelta de la esquina y dado que estamos en un año con una inflación salvaje donde ir al mercado se convierte en un ejercicio de equilibrismo, he pensado en todos aquellos que están abiertos a nuevas recetas y que no se rigen por una estricta tradición. Si el bolsillo no da para unas angulas, langostinos o sopa de marisco vamos a reservarnos esos euros comiendo igual de bien, con una receta que seguro sorprenderá en vuestras mesas.

La alcachofa es uno de mis ingredientes favoritos, quizás sea porque la naturaleza nos la sirve en dos temporadas, la de primavera y esta de invierno donde especialmente entre noviembre y diciembre disfrutaremos de sus bondades. Hasta en diecisiete ocasiones os he ofrecido recetas muy diferentes, desde Rellenas con Foie y Confit de Pato o Al Azafrán con Queso Casín; en arroces o pasta como el seco con Conejo y Habichuelas o el risotto con Presa Iberica y Boletus; guisadas al estilo marinero con Rape, Almejas y Mejillones o con unas Lentejas Caviar, Gambón y Berberecho; en la clásica Quiche con Cabrales y Portobello o en una Pizza con Mortadela…etc.

No me cansaré de repetir que una alcachofa natural, nada tiene que ver con las de conserva por muy de Tudela y excelente que sea, metidas en ese agua conservante siempre adquieren un sabor acidulado. Os animo a consumirlas frescas, además podemos ser muy sostenibles y adelgazar al mismo tiempo, si con las hojas que retiramos hacemos una infusión quema grasa con jengibre, piña y canela.

La alcachofa en si es una flor y cuando mejor están para consumir es adelantándonos a su floración, cuando las hojas están más tiernas. Obviamente el corazón es lo más valorado y sabroso, pero bien fritas, las hojas son deliciosas y nos aportan una buena cantidad de fibra.

Hace algún tiempo que servidas de esta manera, se han puesto bastante de moda en los restaurantes. Nada nuevo en el horizonte, en Italia se consumen así desde que Marco Antonio jugaba por la Vía Appia pegando patadas a la cabeza de algún cristiano desmembrado en el Coliseum. Ya veréis como algún día nos inundarán con las Flores de Calabacin que ya os enseñe hace tiempo.

Con un chorrete de buen aceite y unas escamas de sal obtendríamos un resultado simple pero magnífico, en algunas ocasiones nos las estropean con un escanciado de aceto balsámico de bajísima calidad, pero si queremos darles un toque más elevado, os recomiendo este decorativo y equilibrado aliño que nos transportará de inmediato a una maravillosa isla del Mar Egeo.

Utilizaremos una mezcla de tomates cherry pera que conjugan tres colores, la cebolla morada, el queso feta, aceituna kalamata y un remate final de cebollino. Sin duda hacer la picada con paciencia y muy pequeñita, repercute en una estética sobresaliente donde además usaremos con mucha mesura una mezcla de aceite y vinagre de manzana ecológico. No añadáis al aliño ni una pizca de sal, el aporte que nos hacen las aceitunas y este tipo de queso es más que suficiente.

Mi recomendación navideña no es baladí porque al tratarse de piezas tan grandes y con un corazón tan carnoso, apoyan con elevación y al freírlas las hojas se retuercen recordando a un árbol de navidad, donde el colorido aliño simula las luces y guirnaldas e incluso el blanco queso pudiera parecer una suerte de nieve artificial.

Según escribo estas líneas me doy cuenta de que la alcachofa podía haberla tratado de una forma diferente, confitándola en aceite a 60º durante dos horas para después abrirla y volver a freír a fuego fuerte. Más rápido y eficiente para la economía energética familiar, es cocerlas al vapor, abrir las hojas y freírlas.

La literatura no da para mayores adornos narrativos si no quiero caer en lo tedioso y repelente, a continuación tenéis la vídeo receta y en diez minutos de visionado os convertiréis en auténticos profesionales de la floristería alcachofil.

Ingredientes:

6 alcachofas naturales, 200grs de tomate cherry tricolor, 150grs de queso feta, 1 cebolla morada pequeña, 200grs de aceituna kalamata, 4 ramas de cebollino fresco, aceite y vinagre de manzana ecológico, 1 limón, AOVE y agua fría.

El primer paso después de hacer una buena compra, aquí prima la calidad de la alcachofa, deberemos preparar un bowl con agua fría donde exprimimos el zumo de un limón y además le añadimos la cascara. El objeto de tener esta disolución preparada es para preservar a las alcachofas de una rápida oxidación, se ponen negruzcas muy rápido.

Cortamos el tallo, en otras ocasiones nos quedamos con parte. Vamos arrancando las hojas una a una teniendo precaución de no pincharnos con una especie de aguijones que tienen en sus extremos. Hemos de llegar a la parte central y cuando las hojas dejen de ser verdes y exceptuando la punta, se vean amarillas, paramos el deshoje. Pasamos a tallar la base retirando las zonas verdes y finalizamos dando un corte a la punta de las hojas. Pasamos al baño cítrico.

En una cacerola pondremos un par de dedos de agua con un poco de sal, llevamos a ebullición y cuando esté lista colocamos las alcachofas en un escurridor perforado. Previamente recudimos los excesos de agua con un par de sacudidas en el fregadero, tapamos y cocemos al vapor entre 12-15 minutos, dependiendo del tamaño.

Mientras se calienta el agua y se cuecen vamos preparando el aliño. Para ellos cortaremos los tomates cherry haciendo un par de cortes longitudinales y luego trasversales para obtener una fina brunoise, lo mismo con la cebolla, el queso feta y las aceitunas deshuesadas previamente. Con mesura aliñamos usando el doble de aceite por cantidad de vinagre, mezclamos con delicadeza para mantener dentro de lo posible la estructura de este queso tan delicado. Reservamos.

Una vez cocidas las alcachofas y que estén templadas para poder manipular, con tiento vamos abriendo y estirando las hojas hasta llegar al mismo centro. Se nos ha quedado la forma de flor florecida y la freímos en abundante aceite para que sumerja y tome un color dorado. Escurrimos con la espumadera y pasamos a una fuente con papel absorbente para recudir los excesos de aceite. Las hacemos por tandas individuales.

Cortamos las ramas de cebollino y emplatamos sirviendo un par de unidades por ración. Vertemos el aliño escurrido, esparcimos el cebollino y decoramos con alguna aceituna entera y un chorrete de aceite.

Categorías: ENTRANTES, RECETASEtiquetas: , , , ,

1 comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.