
Hablar bien de uno mismo es un juego escabroso donde se puede caer en la banalización y si se hace de forma continuada, podemos incurrir en el odioso egocentrismo y creyéndonos superiores, acabar destilando soberbia por nuestros poros cutáneos. Sin embargo, el verdadero problema es llegar a lo anterior en volandas de un sin fin de palmeros, gente sin criterio capaz de vender su alma al diablo por un like o un voto, aquellos que están conmigo o contra mi, fantasmas que arrastran las cadenas de una red social o un partido político.
En estos tiempos donde la palabra no vale nada, donde dije digo digo Diego, donde la mentira es un cambio de opinión y donde uno rompe las reglas de juego para acabar pidiendo perdón con un «lo siento me he equivocado», que ya me parece un logro viendo que otros repiten «volveremos a hacerlo»; ser uno mismo, tener una idea y un estilo fijo, complacerse y disfrutar sin importar mucho lo que piensen o digan los demás, comprometerse personalmente con una causa sin buscar beneficio, es todo un logro que pronto alcanzará los 10 años de vida.
Cantaban Presuntos Implicados «Como Hemos Cambiado», sin embargo en esta década de Fuego de Mortero creo que mantengo la esencia de lo que hace diferente a este blog, la originalidad, la didáctica, y la independencia para hacer y escribir lo que me sale del alma. Obviamente he mejorado mucho gastronómicamente, he aprendido de las redes sociales, la fotografía y escritura han evolucionado mucho, en definitiva, siento que intelectualmente he mantenido una curva ascendente de aprendizaje.

Dicho todo esto, envuelto el paquete, esta receta es mi primer regalo del año 2024. Cuantas chuminadas habréis recibido de los Magos de Oriente, unos podréis cambiarlas y otros os las comeréis por vergüenza; y puestos a comer, con esta receta rompemos algunas reglas que harán disfrutar unos paladares deseosos de sabores nuevos.
Aunque ya había publicado una receta de Guiso de Sepia con Lombarda, esa giraba sobre la idea de unas papas con choco; repito familia de cefalópodos con unos chipirones elaborados y la lombarda, una col que en estas fechas invernales está en pleno apogeo, pero al añadir el coco en varios formatos y aromatizar siguiendo los cánones asiáticos, ser convierte en una receta muy sorprendente.
Juntar las verduras con el marisco y pescado es un matrimonio perfecto, aquí además se me ocurrió aunar por colores, el morado de la lombarda, el de la cebolla y el tono que coge la piel de estos chipirones (podría ser pulpo o sepia). Por supuesto podemos jugar con otras verduras como el repollo, cardo..etc, esas que tienen cierta consistencia y sin hacerse en exceso mantienen un punto crujiente; y aparte de los cefalópodos unos simples mejillones, langostinos, unos dados de rape, cazón, mero…etc (pescados prietos).

La verdad es que durante las navidades los supermercados están más surtidos de producto diferente y tanto la lombarda como el coco, por supuesto los chipirones, los compré en mi Alimerka del barrio. Fuera de navidades igual os resulta un pelín más complicado, os animo a visitar las diferentes tiendas latinas y a una mala, probad en el Makro.
Con un bote de leche de coco podréis hacer la receta sin problema, el coco natural no es imprescindible pero si nos aportará unos matices mejorados. El agua de coco nos va a servir para desglasar, y también lo añadiremos al guiso en dados y rallado, para dar un punto crujiente.
Ya os he dado bastante la turra por hoy, lo mejor es que os hagáis con todos los ingredientes y sigáis las instrucciones, de texto o en la vídeo receta de menos de 12 minutos, recordad darle al me gusta y compartirla, no privéis a vuestra gente de tremenda joya comestible.
Ingredientes:

1/2 lombarda, 1kg chipirones, 1 coco fresco, 400ml leche de coco, 4 dientes de ajo, 1 cebolla morada, 1 puerro, aceite de sésamo, aceite de girasol, 1 trozo de jengibre, 2 guindillas thai, semillas de cilantro, 1 clavo, pimienta de Jamaica, 6 semillas de cardamomo, y cilantro fresco.
Vamos a empezar la receta limpiando los chipirones. En la pescadería aunque pidáis que los limpien, nunca serán tan meticulosos como nosotros así que no les hagamos perder el tiempo y hagámoslo nosotros, resulta divertido y no os privarán de los tentáculos porque al usar guantes, destripan con la cabeza unida. Retiramos las tripas y con los dedos pulgar e índice pinzamos por encima de los ojos, retirados los tentáculos en medio queda una bolita que desechamos, es la boca. Retiramos la pluma, el «plástico» interior y lavamos bien bajo el grifo sin quitar la piel exterior. Ya tenemos el cuerpo y los tentáculos limpios.

Pelamos los ajos, cebolla, puerro y jengibre, cortamos todo en una fina brunoise junto a la guindilla thai. En una sartén con un poco de aceite de girasol marcaremos a la plancha los chipirones, no queremos que se hagan mucho porque luego se rematarán en el guiso. Una vez marcados por todos los lados reservamos en una fuente donde irán soltando sus jugos.
En la misma sartén con los restos pegado de chipirón, ponemos un poco de aceite de sésamo y doramos el ajo, jengibre y guindilla, a continuación agregamos la cebolla y el puerro hasta que se poche.

Paralelamente picamos la lombarda con cortes longitudinales y luego trasversales, añadimos al pochado mezclando y tapando a fuego medio para que sude y reduzca el volumen. Aprovechamos para abrir nuestro coco haciendo dos orificios (entrada y salida) usando un destornillador o un sacacorchos donde tiene los tres ojos. Volcamos sobre un vaso, si el agujero no es muy grueso y dependiendo de la cantidad de agua que tenga, deberemos ayudar agitando para que decante todo el agua que después colaremos.
Ahora si que podemos golpear el coco para romper la cascara dura. Tirarlos al suelo o golpear con un martillo o hacho protegiéndose del efecto rebote, la cáscara es muy dura hasta se hacen cucharas, platos, fuentes. Una vez abierto con cuidado y un cuchillo de hoja gruesa hacemos palanca para sacar la pulpa. Pelamos la piel dura y parte la rallaremos y otra la cortare os en dados pequeños.

Una vez que la lombarda haya menguado, salamos y desglasamos con el agua de coco, añadimos el coco rallado y en dados así como la leche de coco, mezclando todo junto a las especias que moleremos. Dejamos hacerse al chup chup durante cinco minutos, troceamos los chipirones a la mitad o en tres partes dependiendo del tamaño, los añadimos con su jugo al guiso durante otros cinco minutos.

Para emplatar nos reservamos tres chipirones enteros, con sus tentáculos, rallamos un poco de coco, picamos el cilantro fresco y una guidilla, decoramos y servimos.


Deja un comentario