Casa Lin



Casa Lin – Avd. Telares, 3  –  Avilés   Tlf: 985 564 827

Cuando hablo de un restaurante en el que no existe nadie capaz de hablar en primera persona de sus inicios, es sinónimo de calidad en el sentido más amplio de la palabra, un negocio con una historia de 127 no se sostiene en el tiempo sin ofrecer, buena comida, buen servicio y por supuesto buena sidra.

En Casa Lin, llevan desde 1890 siendo el referente chigrero por excelencia de Avilés y ya son unas cuantas generaciones, las que hemos disfrutado de la esencia más pura de la gastronomía asturiana.

A pocos pasos de la estación de ferrocarril, inaugurada el mismo año, en Casa Lin fueron capaces de ver el negocio y las posibilidades que la industrialización atraía a la ciudad. Por aquel entonces, el nuevo servicio ferroviario atraería miles de posibles clientes, en su mayoría hambrientos y sedientos, así que no había mejor lugar para convertirse en puerta de entrada y salida de la Villa del Adelantado.

En esta antigua casona, poco ha variado en más de un siglo y ese es precisamente uno de los encantos del local, la solera, el sentirse como alguno de aquellos emigrantes que llegaron a Asturias para buscar su particular Dorado, o al menos salir de las miserias que una España, mayormente agrícola sumergida, ofrecía en la mayoría del territorio.

En Casa Lin son tan auténticos que aún podemos ver sus suelos llenos de serrín, sin duda una de las características extintas de aquellas sidrerías de antaño. Porque si de sidra hablamos, tienen unos cuantos palos disponibles, algo que también se ha perdido con el transcurrir de los años.

Exteriormente llama la atención una ventana con el género expuesto, marketing a la antigua usanza, porque si del comer hablamos, hemos de reconocer que por la vista es donde empezamos a naguar (salivar). La pequeña terraza cubierta, a modo de patio, con sus dos pilares porticados de madera hace años era un hervidero de gente, hoy en día se ha convertido en reducto de apestados fumadores.

La sidrería cuenta con una extensa barra y dos comedores para «picoteo», al fondo hayamos el restaurante que aunque mantiene la misma estética, incluidos los manteles de papel, nos aleja del bullicio. Su característica principal, es una réplica de un hórreo, con todos sus elementos arquitectónicos y ornamentales.

En Casa Lin tienen fama sus pescados y mariscos, sin duda, contar con cetárea propia nos garantiza la frescura del producto. Mi visita durante la Semana Santa se centro en un picoteo alejado de la vigília, cualquiera renuncia a una longaniza de Avilés o a un chuletón.

Acompañado de cuatro mujeres me sentí costalero y sobre mi recayó el peso de la comanda y sobre todo del apurar todas las cantidades que el camarero apuntó con escepticismo y esa media sonrisa del «tu verás, advertido quedas de que es mucha comida».

Comenzamos con unos fabulosos mejillones en salsa picantes, una espectacular docena de zamburiñas con un tamaño considerable y unas parrochas algo pasadas de tamaño.

La mencionada longaniza de Avilés y el chuletón de ternera sembraron la mesa de suspiros y la penitencia de algunas se convirtió en mi particular resurrección. Unos pimientos del Padrón y patatas fritas lo acompañaron a la perfección mientras las botellas vacías de sidra Canal se apilaban.

Obtenido el beneplácito del camarero, sin dejar sitio para el postre, continuamos la procesión por los bares de la ciudad a ritmo de bombos y trompetas.

Categorías: ASTURIAS, Avilés, CENTRO, RESTAURANTESEtiquetas: , , , , , , , , , ,

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