Onde hay carozos, hay fume,
Onde hay fume, lume hay,
Onde hay paseos de noite
Forzas de cariño hay.
Lume de Carozo – C/ Joaquín Yañez, 5 Bajo – Vigo Tlf: 986 228 346
Supongo que a todos nos pasa lo mismo cuando estamos disfrutando de algo, nunca queremos que se acabe y el último día aprovechamos como si fuese el primero. Aunque aún me quedaba la jornada de regreso libre y sería bien aprovechada, el día antes como cualquier otra concha de la playa de Samil, allí me planté absorbiendo hasta el último rayo de sol de estas mini vacaciones.
Reconozco que soy un tanto obsesivo con el sol, al punto que alguien podría considerarme tanorexico. Me recarga las pilas de tal manera que nunca tengo suficiente y por supuesto ir a comer me resulta una perdida de tiempo. Ya con la tarde bien entrada, la llegada de mi amiga Ana salvó mi estomago con los mini sandwiches que acompañaban uno de mis clásicos de trigo.
Contemplar mi última puesta de sol con las Islas Cíes al fondo y ese cielo rojizo parecía dar pistas de donde acabaríamos cenando. Lume de carozo es una expresión muy gallega que puede ser aplicada en diferentes contextos, incluso en el de los rallies, sería el equivalente de lo que otros denominamos «ir a fuego».
Lume significa fuego y carozo es el tronco del maíz desgranado aunque también se refiere al corazón de algunas frutas. Entiendo que en el caso del lugar que nos ocupa se refiere al maíz, un combustible ideal para avivar un fuego en el que cocinar.
Esta tasca o tapería está ubicada en el casco viejo de Vigo y aunque tiene una oferta variada destaca por sus platillos mexicanos. Ir acompañado de una mexicana sin duda facilita la labor y me permitió despreocuparme con la comanda.
Distribuido en dos plantas, la baja resulta más informal con sus mesas y taburetes altos. En la de arriba aún siendo desenfadado el estilo de mesas tradicionales es mas formal. La decoración del local es muy sui géneris, como en muchos otros locales conservan muros de piedra vista que aquí se mezclan con unas paredes empapeladas que simulan etiquetas de vino.
Nos da la bienvenida una falsa construcción con un tejadillo de tejas, decorado con unos coloridos espejos da cabida a una gran pizarra y una bodega vista. La iluminación combina unos faroles a modo de aplique con unas lamparas colgantes que me parecieron de mimbre.
Se nos había hecho tarde y era lunes, motivos suficientes para no cometer excesos y poder acostarse pronto sin remordimientos ni pesadez. Los platos elegidos fueron:
Tacos al pastor de pato confitado a la naranja y piña asada a la canela.
Enchilada gratinada con queso San Simón, rellena de setas silvestres y boletus en salsa de tomatitos ricos.
Petiscos de solomillo de novillo y bacon, con una inexistente yuca frita que deberían haber mencionado.
Gringa de pollo de corral estofado con cariño y queso Gouda.
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