Nobu Marbella – Blv. Príncipe Alfonso von Hohenlohe, s/n – Marbella Tlf: 952 778 686
El lujo asiático ha desembarcado en las costas españolas este verano. Si el 15 de junio se inauguraba el restaurante Nobu en Marbella, en el complejo del Hotel Puente Romano; quince días más tarde se inauguraba el Nobu Hotel Ibiza Bay en la Bahía de Playa Talamanca, un resort 5* que por supuesto incluye la oferta gastronómica junto a otros tres restaurantes.
En Marbella, ya se está trabajando para abrir durante la primavera de 2018, las primeras 49 suites del proyecto hotelero que complementará el restaurante, en su misma ubicación de Puente Romano.
¿Qué y quien esta detrás del Nobu?. Nobu es el apodo por el que se conoce a Nobuyuki Matsuhisa, un japones de 68 años más famoso que el emperador Hirohito y Yoko Ono juntos, si al mundo de la gastronomía y el business lo trasladamos.
Habiéndose desplazado hace más de cuatro décadas a Perú desde su Saitama natal, en 1987 se instaló en Los Ángeles para acabar creando un imperio gastronómico que abarca 32 restaurantes en 28 ciudades punteras, bajo las marcas Nobu y Matsuhisa.
Pero, ¿cómo haciendo sushi y friendo tempuras uno llega a este nivel empresarial?. Pues supongo que por trabajo, carisma, visión y estar en ese sitio ideal en un tiempo concreto. Hollywood, la gran meca del cine conoce de muchas historias de éxito y fracaso, y cuando el actor Robert De Niro y el productor Meir Teper se cruzaron en la vida de Nobuyuki, se empezó a escribir el guión de una oscarizada mega producción.
Una cosa lleva a la otra y este poderoso trió se ha diversificado al mundo hotelero, abriendo su primer hotel en Las Vegas en 2013 dentro del Caesars Palace. A fecha de hoy ya tienen abiertos además en Miami, Malibú, Manila, Riad, Londres e Ibiza y pronto sumarán el de Marbella, Chicago, Los Cabos, Toronto y Barherin.
Estás cosas pasan con más frecuencia de la que creemos, el mundo del cine, deporte y espectáculos en general mueve mucho dinero y los inteligentes bien asesorados buscan la diversificación. Ahí tenemos un ejemplo muy español como es Tatel, proyecto tras el que están Rafa Nadal, Pau Gasol, Enrique Iglesias y el recién incorporado Cristiano Ronaldo.
Grandes inversiones buscan grandes rentabilidades y al final de toda la cadena, lo paga el consumidor con precios desorbitados. Si te compras un Ferrari, no te puedes sentir engañado cuando te cobren por la revisión 2.000€, ya sabes lo que hay.
No pretendo hacer crítica negativa pues cada cosa tiene su clientela y la del Nobu es elitista, con listas de espera. Por suerte gente adinerada nos visita, somos referente turístico y el chiringuito convive perfectamente con decenas descorchadas de Dom Perignon o Cristal, cada uno debe saber donde está su sitio.
Tengo claro que mi sitio natural no se encuentra en el Nobu, de hecho os confieso mi incomodidad cuando lo visité en Miami Beach hace doce años, me sentí que estaba de prestado con todo el mamoneo y postureo que me rodeaba. Todo esto no quita para que uno pueda vivir y contar experiencias e incluso disfrutarlas, aún cuando sabes que te van a afeitar el bolsillo, sarna con gusto pica menos.
Vale que pagar 18€ por un cocktail u 8€ por una Sapporo es una sobrada, pero doy gracias que no me gusta el vino porque leyendo el artículo de Carlos Maribona en su Salsa de Chiles del ABC, su título lo deja bastante claro, Crónica de un disparate.
Dejemos los preludios y pasemos a lo que realmente interesa, la experiencia de Nobu Marbella. El hotel Puente Romano no era ningún desconocido, dentro de su precioso patio ajardinado ya había disfrutado de las maravillas que Dani García ofrece en su restaurante 2* Michelín y Bibo.
Precisamente, por conocer el entorno, mi petición de reserva fue para la terraza y en horario guiri, cena a las 8:30pm. En septiembre los días se acortan mucho y quería mostrar a mi novia el recinto aún con luz solar, que por otro lado me venía mucho mejor para las fotos.
El Nobu se encuentra en la parte alta, decoración minimalista, profusión de maderas, porcentaje de mesas bastante parejo entre las de la terraza y las del interior. Me gusta que muchas de ellas sean redondas y el resto utilizan bancos.
Destaca su barra de sushi con capacidad para unos 10 comensales y como gran elemento decorativo una bodega vista iluminada. En la terraza tienen una barra de bar desde donde ofician la bebida y otra denominada lounge donde poder alternar con música.
En general, el ambiente del patio es muy bullicioso y a medida que pasan las horas se convierte en ruidoso. Los españoles tenemos fama de hablar alto, pero los extranjeros en cuanto se cargan de alcohol son más escandalosos que una granja de ocas y se vuelven obnoxious con aires de prepotencia.
Nos identificamos en la recepción y cuando nos acompañan a la mesa todo el personal al unísono nos da la bienvenida coral en japones, irasshaimase!
Por defecto, el idioma que emplean es el ingles, algo muy común en Marbella y que como español me molesta mucho. Afortunadamente, al contrario de muchos establecimientos en Puerto Banus, al identificarnos como nacionales emana el acento y gracejo andaluz.
Si no os empapizasteis con el precio y os ha dado por seguir leyendo, los cocktail elegidos fueron el Yuzu Kumquat Cooler (kumquat, naranja, menta, vodka Ketel One Citron, yuzu y limonada) y el Peruvian Caipirihna (pisco, lima fresca, shiso y cerveza de jengibre).
Comenzamos con unos tacos de sashimi al estilo Nobu, el de salmón con miso picante y el de wagyu con salsa ponzu picante. Excelente bocado, literal, con ese tamaño va todo de una sentada.
Seguimos con un temaki de cangrejo de concha blanda. No se si es por su forma cónica o porque son más grandes, los temaki son mi sushi favorito.
Turno de los maki roll. El de anguila y pepino junto con el especial de la casa que llevaba varios pescados se sirven en formato seis unidades. Deliciosos, al nivel esperado.
Rematamos con algo que debería ser más contundente, aunque ya sabemos que el japones no es excesivo en su gastronomía. Un toban-yaki de ternera con setas y verduras para el que incorpora una salsa de sake, yuzu y soja. Se trata de una sabrosa elaboración hecha en ese plato cerámico, cuidado de no quemarse.
Comer en un japones para aquellos que somos de buen diente y salir satisfechos en cuanto a cantidad, es algo que nunca he conseguido hacer por menos de 100€, pero cuando superas estas cifras con creces y acabas comiendo una hamburguesa a las 12 de la noche en Puerto Banus para no irte a dormir con esa sensación de estomago vacío, parece que duele un poco.
Que si, que los restaurantes japoneses son caros, que todo estaba muy bueno, que la calidad del producto es innegable, que el ambiente es exclusivo pero señor@s, por lo pagado prefiero cruzarme el patio y coger una congestión en el Bibo de Dani García.
A un par de kilómetros en el centro de Marbella tengo el Takumi que nada tiene que envidiar y en Tenerife el Kazan, un Estrella Michelín japones del que no te arrepientes de pagar ni uno solo de sus euros.
La experiencia en el Nobu Marbella me ha dejado igual que el Kabuki Abama, satisfecho por la calidad, contento por la experiencia, pero hambriento y desperrado.
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