Hotel Las Vegas – Avda. de Asturias, 11 – Colunga Tlf: 985 856 025
Hoy haremos parada y fonda en Colunga, es una forma de hablar porque en realidad la pernocta la hice en Libardon, pero en Las Vegas, ademas de comer bien es hotel de dos estrellas.
La verdad es que no he parado muchas veces en esta localidad, la mayoría de veces me coge de paso camino de playas como La Espasa, La Isla o La Griega. La cercana Lastres se lleva el grueso de visitas, es muy difícil competir con uno de los pueblos mas bonitos de España aunque existen bellos edificios que hacen de Colunga un lugar tranquilo y agradable.
No os debéis perder el Ayuntamiento que es el Palacio de Estrada, la Casa de los Pablos, Palacio de los Alonso Covian, la iglesia de San Cristobal El Real y unos cuantos ejemplos de casonas de indianos.
La primera vez que paré en Las Vegas fue acompañando a mi amiga Susana, la dueña María es amiga y pasamos a tomar el vermú con una tapa de fabes con pato que estaban de muerte.
Habiendo planificado pasar la noche en el Palacio de Libardon, decidí encajar una comida sencilla, horas mas tarde nos esperaba una cena mexicana temática y no era plan de llegar saturado.
Lo primero que noté al entrar fueron las reformas en la zona de cafetería y su terraza exterior, ha quedado muy acogedor y suponen un gran lavado de cara. En el piso inferior tienen el restaurante, aunque también podréis comer en la parte alta.
Mi novia eligió una ensaladilla rusa, un plato que nunca pido porque soy muy quisquilloso y no soporto los guisantes, un ingrediente muy común. Esta no los llevaba y se parecía mucho a la versión que yo preparo, estaba realmente buena.
Pensando en no comer mucho, me engañe a mi mismo con el menú del día. Tres opciones a elegir entre primeros y segundos, y obviamente me salté las menos contundentes, no tengo remedio.
De primero un pote asturiano muy sabroso, buen compango, caldo no excesivamente ligado y sobre todo abundancia de berza. Para mi es un punto clave en este plato, su escasez a mi modo de ver pierde el sentido de esta tradicional receta, porque para eso me pediría una fabada.
De segundo unas costillas al horno. Acompañadas de patatas fritas, estaban muy tiernas, el hueso se desprendía limpio con suma facilidad, y el adobado era sabroso.
De postre, un cremoso arroz con leche. Dan opción de requemarlo o servirlo con canela, para mis gustos la primera es infalible.
Poco mas puedo contar de esta breve visita, pero si que me ha servido para certificar que aquella tapa de fabes con pato no era un espejismo y que en esta casa se cocina muy bien.
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