El Peñón – Atxabiribil Hiribidea, 82, Sopela – Tlf: 946 760 786
Hacía casi ocho años que no pisaba la playa de Sopelana, concretamente las de Arrietara-Atxabiribil, la última vez me había coincidido con el viaje para ver el concierto de Mark Knopfler en la Plaza de Toros de Bilbao, una actuación de la que recuerdo la sorprendente calidad acústica.
Ya en su día me sorprendió esta gran playa de 826mts por sus grandes acantilados, sin duda un atractivo para los practicantes de parapente pero, además sus aguas reunen a buen número de surfistas.
Por cercanía con Bilbao, casi se la podría considerar una playa urbana y aunque el aparcamiento escasea se suele abarrotar en días memorables de sol como el que pude vivir.
A pié de playa, o mejor dicho, a pié de acantilado hay tres chiringuitos si es que se les puede llamar así, porque por tamaño exceden las expectativas de cualquier primerizo.
El mejor de todos, por vistas y tamaño, es sin lugar a dudas El Peñón. La parte de arriba esta destinada a restaurante más formal donde debemos olvidarnos de bañadores e ir descalzos, una política muy acertada. Tiene una preciosa terraza a la que sin duda le sacamos partido.
En la parte de abajo, es más informal. Podríamos decir que es la zona chill out para contemplar la puesta de sol. Unas plataformas escalonadas con música ambiental son el lugar idóneo para tomarse una cerveza o un cocktail aunque también podremos comer en cualquiera de sus mesas exteriores.
La copiosa cena del día anterior y un tardío desayuno no dejaron sitio para demasiada innovación y apetencia aunque en platos como los txipirones se podían haber estirado más.
De picoteo unos nachos con queso, un buen guacamole y una magnifica salsa chipotle.
Unas tiras de pollo con crujiente de maíz y salsas tandoori y alioli.
Ensalada Caprese con mozarella fresca, rodajas de tomate, aceitunas negras, mezcla de hojas tiernas y aliño de vinagreta de pesto.
Las hamburguesas fueron el top seller del día, se nota que había niños porque se tiraron a la de pollo de corral con queso Edamer, bacon y huevo. Todas ellas acompañadas de unas patatas fritas y una ensalada.
La mexicana son 200grs de carne Euskal Okela con queso Edamer fundido, cebolla crujiente, rodajas de tomate, aguacate aderezado con salsa chipotle.
La vegana son 200grs de una mezcla de soja y mijo, hojas tiernas, rodaja de tomate, cebolla, aguacate, boletus y salsa agridulce. Tengo que decir que me sorprendió lo buena que estaba.
La deluxe son 200grs de carne Euskal Okela junto con un escalopín de foie, crema de boletus confitados y jamón ibérico de bellota.
El tataki de atún a la plancha con crujiente de sésamo y mahonesa suave de ajo y wasabi fue el plato más flojo. El crujiente de sésamo se limitó a unas semillas esparcidas, el marcado demasiado leve, un perejil seco que no veía a cuento y un charco de aceite que no procedía.
Los txipirones de costa encebollados al aroma de Txacoli aunque estaban muy buenos no hacen honor a la abundancia con la que se come en el País Vasco, tuve que pedirme un bollo de pan para hacerme un bocadillo y prolongar lo que habría sido dos bocados.
Los postres se convirtieron directamente en copazos, una buena piña colada o un gin tonic prolongaron la sobremesa en la terraza.
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