Vambú – Hotel Varadero – Zahara de los Atunes Tlf: 956 439 038
A pesar de los cinco años que llevo veraneando en Zahara de los Atunes y del aparente reducido tamaño que tiene la población, hay infinidad de opciones para comer y no repetir y cuando crees que ya lo has visto todo en cualquier recoveco han abierto uno nuevo o encuentras una nueva zona que no habías peinado.
Me suelo alojar en Atlanterra a poco mas de un kilómetro del centro del pueblo y las rutinas diarias tras la jornada playera siempre acababan en el pueblo, pero este año me he percatado de la intensa vida que existe entre las diferentes urbanizaciones y los accesos directos a la playa.
De oídas y apuntado en el tintero tenia el restaurante del hotel Varadero que al menos desde fuera tiene una pinta fabulosa, algo mas pequeño y moderno que por ejemplo el mastodóntico Melia Atlanterra.
Nunca me he movido a un restaurante atraído por una oferta, es mas, al igual que sucede en las típicas fiestas gastronómicas ya sean de marisco, pulpo, cordero, queso….no me llaman la atención, el atractivo precio de las raciones suele ser sinómino de escasez y poco mimo al congregar miles de comensales.
En esta ocasión a mi novia le apareció una oferta de El Tenedor donde te hacían un descuento del 30% en la comida, no incluye las bebidas. Como era un sitio al que tenia ganas de ir, decidimos ir en plan experimental y debo decir que con gran escepticismo.
Con una reserva de las 21:30 quisimos acercarnos antes, no sabíamos la ubicación exacta, para poder disfrutar de la puesta de sol. Al final dimos un rodeo tonto porque desde nuestra urbanización de Jardines de Zahara, estaba al lado, prácticamente en la misma zona de playa a la que acudimos diariamente.
El exterior es precioso, una zona chill out fantástica donde poder tomarse un aperitivo contemplando como el sol nos abandona poniéndose por Trafalgar o tomando un digestivo tras la cena en una de estas cálidas noches.
Aunque el interior resulta muy agradable con una decoración étnica, cenar al aire libre en uno de sus coquetos cocoons, es claramente lo que uno podría entender como una cena romántica, con su escasa luz incluida.
Ya sabéis de mis manías con estas luces cálidas, velas y similares, ademas de mermar la calidad de fotos que pueda sacar, ver la comida en la penumbra nunca hace justicia al emplatado y combinaciones cromáticas que el chef haya podido diseñar.
El servicio resulto muy atento y explicativo en cada una de las elaboraciones de una cocina con clara tendencia oriental, precisamente uno de los atractivos que nos atrajo. Pero también disponen de una buena selección de carnes que por el olor a parrilla de carbón sin duda seria mi opción en una segunda visita.
Para acompañar unas Estrella Galicia nos sirvieron un aperitivo de papas aliñadas y un guacamole muy acertado en sabor pero con textura demasiado cremosa.
Como entrantes empezamos con una focaccia de atún, trufa y mayonesa de alga wakame, una combinación muy sabrosa que por tamaño mas bien es un snack y venden por unidades.
No podía faltar el atún rojo salvaje de almadraba y la elaboración elegida fue este tiradito de atún templado en salsa ponzu, edamame y cebollita encurtida. Un plato sin complicaciones de elaboración cuya majestuosidad viene dada por la gran calidad del atun.
Para los platos principales elegimos el guiso de mormo de atún rojo en salsa asiática de tomates asados y huevo poché. El atun era pura mantequilla, el huevo en cocción perfecta con su yema fluida y la salsa un autentico escándalo con un sabor muy profundo que me recordó a una versión de empanada de atún que hacen en el Aponiente.
El guiso de curry negro de puntillitas, choquitos, langostinos y hierbas aromáticas podríamos describirlo como una versión asiática de las clásicas papas con choco gaditanas. Estaba delicioso y totalmente identificable con la gastronomía del sudeste asiático.
El curry negro no existe, es una licencia literaria aplicada a la tinta pero que apenas tenia presencia. Para mi gusto, tal y como les hice saber, la hierbabuena sobraba, mejor unas hojas de lima kaffir para mantener el tono asiático.
Finalmente, completamos la comanda con un mie goreng, aunque se trataba de un plato único, nosotros decidimos convertirlo en un plato de acompañamiento.
Junto con el nasi goreng (arroz frito) son dos elaboraciones clásicas de la cocina malaya, en este caso se hace con noodles al huevo, pollo y gambas. La presentación del plato me pareció muy acertada y actual para romper y mezclar, como si fuesen unos huevos rotos.
La comida nos dejo muy satisfechos y aun quedaba la duda del famoso descuento de El Tenedor. Pues viendo lo visto y con 22€ a deducir de la cuenta final, no me queda otra que ponderar este tipo de promoción que unido a todo lo anterior, hace del Vambú un sitio mas que recomendable.
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