Hotel Hontoria / Married – Barrio Pamplona, 69  Hontoria (Llanes)   Tlf: 985 435 478

Cuando uno se casa piensa en una larga vida de matrimonio, vale que los hay de conveniencia y tienen un recorrido corto, pero cuando hay amor verdadero, este dura toda la vida e incluso trasciende a la muerte, como en el caso de mis padres. Yo me he unido en matrimonio espiritualmente muchas veces y una de ellas fue con Cesar Casado, cuando descubrí su cocina en el Married de Oviedo allá por finales del 2013. Como quiera que el azar es caprichoso, en mi última visita de 2016 antes de que cerrase, fue el sitio elegido para celebrar el 69 cumpleaños de mi madre y hoy cuatro años después, celebré en su compañía la onomástica, en el nuevo proyecto de Cesar, el Hotel Hontoria.

El sello Married sigue vigente en la cocina del hotel que regenta junto a su esposa Cristina, donde acompañados por su perro Raku se les ve más felices e ilusionados. No es para menos, el entorno es privilegiado y rodeados a escasos minutos de hermosas playas llaniscas, despertarse en una de sus diez habitaciones rodeados de 15.000m2 de parcela con árboles centenarios, proporciona la paz necesaria de cualquier hedonista.

Puede que el Covid 19 se haya llevado por delante muchas vidas e ilusiones, pero quizás sin darnos cuenta, tras un par de meses confinados, la población ha reparado en la esclavitud urbanita y que el retorno al mundo rural no es una locura de ascetas o escritores en busca de inspiración. Buenas comunicaciones y el descubrimiento del tele trabajo harán que muchos se planteen la conveniencia del trabajar para vivir, no al revés.

Cuando me enteré del nuevo proyecto y las circunstancias lo permitieron, no dudé un minuto en coger el coche y plantarme en Hontoria mientras el buen tiempo acompañara. Un paseo de 45 minutos desde Oviedo bien merece la pena cuando una vez abandonamos la autovía y nos adentramos en el laberíntico entramado de caminos rurales desbordantes de frondosidad y color, nos hace olvidar el estrés diario.

Hontoria es un pequeño núcleo rural por lo que habiéndome quedado con la imagen de su entrada prescindí de GPS, un muro de piedra debía guiarme pero desconocía la magnitud de la finca y bien pensé que aquello era el hogar de los Marqueses de Galapagar, vi que la entrada no estaba custodiada por garitas de guardias civiles y regresé a la realidad, habíamos llegado al Hotel Hontoria.

La primera en recibirnos fue Cristina y mientras charlaba con mi madre, hice una pequeña incursión para conocer el entorno. Vegetación impresionante, una zona ajardinada donde comer o tomarse una copa bajo la sombrilla, un hórreo en el que ultimaban unas obras y una extensión de prado para hacer celebraciones, quién no querría casarse aquí sabiendo lo bien que ibas a comer. Sin duda un espacio que incluso les permitiría hacer pequeños bungalows para crear un alojamiento más exclusivo, una piscina, quien sabe, poco a poco que la cosa está achuchada.

Ya que el día acompañaba, el aperitivo con un vermut Padró y una red ale de Ordum lo disfrutamos en la terraza acompañados de Cristina, Cesar y Raku. Hacía mucho que no veía a Cesar y todo el peso que perdió parece que me lo ha trasladado a mi, nos pusimos al día.

Llega la hora de comer y nos trasladamos a un comedor que parece sacado de una serie inglesa de época, papel pintado, muebles de madera maciza, lámparas de araña y unas vistas de las que piensas surgirá un jinete a lomos de un corcel persiguiendo un zorro.

Una carta muy sugerente con varias opciones para pedir media ración, Cesar nos advierte que se sirve generoso y consensuando con el, nos dejamos guiar, al fin y al cabo nos gusta todo y cuanto más probemos mejor.

Sigo con la Ordum Stout, una cerveza negra para recordar los tiempos de Frank Delgado en el Ca Beleño, acompañan panes caseros de masa madre.

Comenzamos con su versión de una gilda, estaba distraído con las fotos que no presté atención y cuando fui a pinchar la aceituna mi madre de advirtió que era una esferificación, tan lograda que caí en la trampa.

Media de croquetas que recuerdan a una borona preñada, crujientes, cremosas y que efectivamente nos la evocan en cada bocado.

Seguimos con la berenjena asada al sarmiento, caldo tostado de bonito, crema de salazones y queso Máximo de Rey Silo. La textura de la berenjena hecha en el kamado y la mezcla de sabores donde el queso de leche cruda bien sudado se funde con ese caldo concentrado, fue una auténtica virguería.

La fabada del Oriente con pantruque es como una alianza de pedrusco con diez quilates, ¡Si Quiero!. Qué fabes y qué compango, todo Km 0, en una porción más que adecuada para poder seguir disfrutando del resto de platos, que se avecinan contundentes.

El sprint final va con medias raciones y se agradece, unas fish and chips de cocochas de bacalao y patatas suflé risoladas. Se me saltan lágrimas de alegría y risa solo de pensar en el nombre y lo desgraciados que son los ingleses.

Callos guisados de cordero y lascas de queso Idiazábal  ahumado. Melosidad, potencia, patatinas, pegañosos, y ese queso que le va como anillo al dedo, una renovación de votos matrimoniales.

Cerramos con el pastel de chocolate caliente con frutos rojos, un coulant que es puro amor, la tarta nupcial ideal para emprender el viaje de vuelta con el cartel y las latas colgando de Just Married!!!.

En el Hotel Hontoria encontrareis la paz y el descanso deseado, infinidad de planes que os pueden organizar desde el mismo hotel, y una cocina de muchos quilates con el sello de Cesar Casado al que avalan muchos años de profesión tras haber cocinado con los grandes en el Bulli y Martin Berasategui.