The Ricemarket – Hausergade 38, 1128 København Tlf: +45 35 35 75 30
El periplo escandinavo llegaba a su fin y una sensación de tristeza se apoderó de mi. Habían sido unos días en los que a pesar del frío, había disfrutado de mi soledad en Estocolmo y de un ambiente muy familiar en Malmö. Un balance muy positivo lleno de anécdotas y experiencias que me gustará repetir cuando la primavera y el verano hagan de aquellas tierras un lugar donde disfrutar de muchas más horas de luz solar.
Soy muy afortunado por tener muchos amigos repartidos por el mundo. Esas amistades hay que cultivarlas y en el caso de Jennifer, siendo una ex novia de larga duración, me siento especialmente orgulloso de poder seguir contando con su amistad incondicional.
Las últimas horas antes de coger el vuelo las pasamos por Copenhague, una ciudad preciosa que ya conocía desde hacía más de 10 diez años. Volver a ver La Sirenita o pasear por Nyhavn son imágenes imborrables de las que nunca te cansas y te hacen recordar muchas cosas.
Iba a pasar muchas horas muertas en aeropuertos, lugares que me resultan odiosos y en los que acabas mal comiendo. Nada mejor que una comida ligera en plan asiático para sentirme saciado y cubrir esas estancias con algún café, intentando eludir lugares de comida rápida.
The Rice Market, en pleno centro y muy cerca del Castillo de Rosenborg, es un restaurante de comida tailandesa. Tiene una decoración sencilla, muy zen y sorprenden unos cubículos con unas cortinas donde podréis comer descalzos con las piernas cruzadas.
Para beber me decido por una Dim Sum, una cerveza gastronómica especialmente diseñada por Mikkeller para maridar con platos asiáticos. Sabores a citronela y cilantro son matices que sin duda le van como anillo al dedo a este tipo de comida.
Como aperitivo, los tradicionales snack de pan de gamba con una crema de tomate y chili.
Rollitos de primavera rellenos de brotes de soja, cerdo y salsa sweet chili, sopa de coco con pollo y champiñones y pastelitos de pescado con un chutney de pepino.
Curry rojo de pollo con arroz jazmín.
Salteado de pechuga de pato con kumquats, lemongrass y anís estrellado.
Estos dos últimos platos se acompañan de una ensalada y una tortilla francesa.
Todo resultó estar muy bueno, pero sin grandes alardes. Haber viajado a Tailandia me hace ser muy exigente y cuesta trabajo que me sorprendan.
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