La Corriquera – Av. Oviedo, 19, Posada de Llanera Tlf: 985 773 230
Hoy tengo el gusto de traer a este blog uno de mis restaurantes favoritos por el que no pasan los años, sigue manteniendo la misma frescura y empuje de los comienzos pero con esa categoría y maduración propia de los buenos caldos.
Creo no confundirme si digo que La Corriquera es uno de los mejores ejemplos de equilibrio que se pueden encontrar en nuestra región. Por decoración, servicio, calidad culinaria y precios razonables es un restaurante que todo el mundo debería visitar al menos una vez para ser capaz de valorar y contrastar cuando las cosas se hacen bien.
La cocina de Nuria González transmite amor y pasión por el buen producto, realiza con soltura y maestría una cocina de mercado transparente, donde la materia prima adquiere todo su protagonismo. Buscar el mejor producto sin que afecte a nuestros bolsillos no es tarea fácil y consciente de las limitaciones socio económicas que imperan, trata de ajustarse a las necesidades del cliente.
Comer un chuletón de auténtico buey o bebernos un buen champagne de una bodega de la que pocos habrán oído hablar es factible. Dando por descontado que todos tengan el paladar suficientemente educado, ¿estamos dispuestos a pagar por ello?. El freno del sentido común nos dice que este modelo de negocio por más que pueda atraer al chef no suele traer cuenta.
El día 1 de julio de 2006 será recordado por la hostelería como un día de luto. En esa fecha comenzó el carnet por puntos y cambiaría definitivamente nuestras vidas y las de muchos hosteleros. A nivel personal me considero bastante responsable y nunca ha sido un impedimento para ir a comer a ningún lugar, pero lo cierto es, que con mi grupo de amigos, dejamos de salir fuera de Oviedo durante los fines de semana y restaurantes como La Corriquera perdieron un flujo de clientela asidua aún separándonos tan solo 10 kilómetros.
En breve entrará una nueva normativa en Oviedo donde se penalizarán las terrazas, mas palos en las ruedas de un sector que no gana para disgustos y a la Ley del Tabaco me remito.
Como mi poder de convocatoria parece haber perdido adeptos, incluso ofreciendo llevar mi coche, hacía tiempo que no me acercaba por Posada de Llanera. Había llegado el día propicio y sabía que a mi acompañante la iba a sorprender, no conozco a nadie que no haya salido satisfecho de La Corriquera.
Antes de cenar y para no variar la costumbre que tenía con mis amigos tomé una cerveza en su amplia barra. Podría ser una caña o cerveza como en cualquier otro sitio, pero la diferencia es que en La Corriquera fue donde hace ya muchos años me descubrieron y me enamoré por primera vez de la Alhambra Reserva 1925.
Entre las muchas pasiones de Nuria están los coches clásicos y las cervezas, dos temas de conversación que nos darían para mucho a los postres. Aún sigo imaginándome su cara cuando pudo ver en directo un Ferrari 250 GTO (1962-1964) de un coleccionista francés. Para los profanos en la materia, os diré que de las 36 unidades fabricadas, en las últimas tres subastas ha alcanzado precios que oscilan entre los 15 y 38 millones de euros.
Como no podía ser de otra forma, la selección de cervezas disponible en carta es extraordinaria y muchos deberían aprender que no solo de vino vive el hombre.
La elegida fue la Milana Shipa, una edición limitada de una Indian Pale Ale que conmemora el primer aniversario de esta fábrica vallisoletana.
Como aperitivo nos sirvieron una morcilla de Burgos con un hummus, una combinación especiada muy rica.
Comenzamos con la IMPRESCINDIBLE ensalada de mousse de foie. Da igual las veces que pueda cambiar la carta, esta ensalada la borda y no es negociable sacarla. La vinagreta de arándanos mezclada con el foie os hará soñar con ella.
Turno del salmón marinado con cítricos, os fijáis que también lleva coliflor, sin duda la verdura de moda.
Canelones de morcilla y verduras. Sin duda muy diferentes al concepto canelón que pensaríamos, pero hacen la debida advertencia. Muy crujientes y suaves.
Chuletón de ternera con patatas. Tan fácil y tan difícil, punto perfecto de la mantequilla, perdón, quise decir carne.
Tiramisú con helado de leche merengada.
Mousse de chocolate blanco con sorbete de maracuyá.
Editado 28/04/2015
Coincidiendo con la visita de un buen amigo de los que llaman expat decidí llevarlo a disfrutar de la buena cocina de Nuria, no conocía el sitio y creo que no se le olvidará.
Esta vez nos dejamos guiar y no pusimos ningún pero cuando tras haber hecho la comanda, Nuria insistió en que probaramos el lechazo churro que tenía al horno. Me encanta cuando aparecen los «fuera de carta», suelen tener un significado especial para el chef que los ha escogido e incluido por su excelencia.
Teniendo en cuenta la buena selección de cervezas hicimos un recorrido por algunas.
Antes de comenzar con la obligada ensalada de mousse de foie, nos sirvieron un aperitivo, esta generosa ración de cecina. Color, corte y sabor maravilloso.
Llego la fuente de lechazo acompañada de una ensalada. Los ojos se nos salían de las orbitas y el olor que de allí subía era Channel nº5. Ternura, sabor……los huesos quedaron más limpios que los del yacimiento de Atapuerca. Esa cabeza de ajo asada resultó tan buena como las patatas que lo acompañaban. Extraer esa «mantequilla» de cada uno de sus dientes y acompañar nuestros bocados con ella produjo sensaciones similares a la narrativa de un libro para adultos.
Editado 03/04/2016
Pasan días, semanas, e incluso meses, pero hay ciertos recuerdos recurrentes que cuando me es posible vuelvo a reeditar. Comienza la primavera y la Corriquera me altera.
Sin saber de mi reserva fue entrar por la puerta, alcanzar la cocina y verme, y rapidamente salió Nuria a recibirme tan cariñosa como siempre. Conocedora de mis gustos y entusiasmada, me comenta que tenía un cargamento de una cerveza que me agradaría.
La Brooklyn Sorachi Ace es una ale newyorkina sin filtrar, seca, de 7,2º, que resulta amarga y cítrica gracias a este famoso lúpulo japones.
Posteriormente seguiríamos con la vallisoletana Milana de trigo en formato 75cl de la que ya os he hablado otras veces. Me encanta este tipo de formato, mantener su frescura en una cubitera hace que hasta los amantes del vino no nos miren con mala cara por comer con cerveza.
Como aperitivos nos sirvió un salmorejo que estaba superior, tenía tal densidad y finura al mismo tiempo que el vaso de chupito resultó algo incomodo, nada que unos curruscos de pan no pudiesen arreglar apañando todo su contenido.
Una croquetas de compango cremosas sobre un pesto ligero podría parecer una combinación extraña sin embargo gustó mucho.
Nunca falta mi ensalada de mousse de foie con esa vinagreta de arándanos.
Turno de unos dumpling de verduritas y soja dulce que gustaron mucho.
Como plato fuerte un arroz negro, muy muy negro, con un alioli perfecto de punto (excesiva potencia podría matar nuestro arroz), también venía con unos puntos de cebolla caramelizada.
De postre algo tan refrescante como un sorbete de mandarina del que no quedaron ni las hojas de menta.
Una vez más quedé plenamente satisfecho aunque quedaron pendientes unos boletus que no me dejó pedir, reconozco que no tengo medida y gracias a su recomendación la siesta fue más plácida.
Editado 09/10/2016
Si en mi última visita daba la bienvenida a la primavera, esta vez saltándome una estación, lo hacía con el otoño, demasiado tiempo transcurrido aunque reconozco que se coge con más ganas.
Una jornada dominical soleada resultó ideal para tomar el vermú en la terraza, la St. Bernardus Prior 8 cuenta con la fuerza suficiente para animarnos con lo que sea.
Una vez más, Nuria se convirtió en mi madre gastronómica y me puso freno a las pretensiones iniciales. Es difícil no comer con la vista en La Corriquera y el pote del que me encapriche al verlo pasar una vez hecha la comanda, hizo que el pulpo se aferrase en cocina con sus ventosas.
La ensalada de mousse de foie (aún no he encontrado otra que le haga sombra en ningún lugar) debía ser el comienzo del festín.
Esta vez incluí unos sabrosos rollitos de gamba con calabacín, curry y tartar de aguacate.
El mencionado pote asturiano cumplió mis expectativas y sació mis ganas de cuchareo.
Había ganas de arroz, y como el negro con alioli de la última vez me había entusiasmado, nada mejor que repetirlo.
Para finalizar un refrescante sorbete de frambuesa, la porción de dulce necesaria para ponerme en modo siesta lo que restó de tarde.
Editado 19/07/2018
Pensando donde celebrar el que hubiese sido el 73 cumpleaños de mi padre, pronto me vino a la cabeza uno de esos restaurantes donde me siento como en casa. La Corriquera no sólo destaca por su cocina de mercado que la sitúa como Bib Gourmand en la Guía Michelin, un paso por debajo de la estrella, también por la figura de Nuria González Prado.
La pasión, empatía, simpatía y cariño que me demuestra cada vez que la visito, amén de su buena cocina, hace que cada visita sea una experiencia inigualable a escasos minutos en coche desde Oviedo.
Acompañado de mi madre, en un día de recuerdos muy delicado, creo que no pude elegir mejor lugar, porque las charlas con Nuria fueron capaces de animar y aflorar unos sentimientos desde el positivismo y alegría que siempre transmite a los que la rodean.
Amante de los buenos caldos es un restaurante donde siempre se han preocupado por tener una buena selección de cervezas y así di cuenta de la irlandesa Celebration Stout y de una winter ale llamada Noega, de los gijoneses de VOR. Mi madre eligió su vermut casero.
Para compartir empezamos por el delicioso pastel de foie, manzana, higos y queso de cabra, del que nos sirvieron media ración.
La ensalada de mousse de foie es uno de mis/sus clásicos y nunca ha de faltar. Para mi gusto es la mejor ensalada del mundo mundial, nunca he comida otra que se le iguale.
Para «entretenernos» nos pusieron unos canutillos de morcilla con pisto. Crujientisimos y bien rellenos de una morcilla de sabor potente.
Como últimamente miro con lupa lo que ingiero, me decidí por un entrecot de carne castellana acompañado de una leve salsa de pimientos. Renuncié a las patatas fritas para que luego nadie diga que no lo intento.
El pastel de manitas de cerdo rustidas al horno fue la elección de mi madre, que aún siendo media ración, tuve que ayudarla.
De postre buscaba algo ligero y refrescante, un sorbete de limón sería suficiente.
El cremoso de chocolate con sorbete de mango fue mi recomendación para mi madre, que sorprendentemente lo devoró casi sin ofrecer la muestra.
Por si era poco lo degustado, a modo de petit fours, nos sirvieron unos vasitos de arroz con leche.
Una vez más la satisfacción fue plena, precios muy equilibrados, abundancia y un trato exquisito por parte de Nuria y su personal de sala. Me alegró mucho ver el restaurante casi lleno en un jueves, día de perros y encima mitad de verano, el buen hacer siempre tiene su recompensa. Gracias Nuria.
Editado 16/11/2018
No veía a Nuria desde que coincidimos como jurado el concurso de tapas ecológicas de Llanera, mediado el verano. Una nueva estación junto a dos buenos amigos fue momento propicio para degustar algún que otro producto estacional.
No os aburriré con mucha literatura, poco más tengo que decir de este restaurante que ya sabéis que me encanta.
Como entrante compartimos una ensalada de burrata con bacalao ahumado, deliciosa y muy aromática con el eneldo y cebollino.
Los dumplings rellenos de rabo de toro sobre crema de poti, simplemente deliciosos.
La consabida ensalada de mousse de foie que nunca puede faltar.
Unas mollejas de lechazo caramelizadas con setas silvestres que resultó muy otoñal.
Y coincidiendo con unas jornadas mexicanas tenían en carta cochinita pibil, cada bocado era como transportarse a México.
De postre una mousse de chocolate blanco y helado de melocotón a la que no llegúe a sacar foto por entretenerme con un amigo hablando.
Totalmente de acuerdo. doy fe de que todos los elogios son bien merecidos.
Cuando abrió, coincidía que viviamos aqui, y eramos asiduos. Luego me fui a vivir a Madrid y ahora lo tengo en pendientes.
Besinos
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Pues ya verás cuando vuelvas, no ha cambiado, Nuria sigue siendo una crack en los fogones. Ufff si a mi me resulta complicado visitar tanto restaurante no quiero pensar en vivir en Madrid, tendría que dedicarme a esto exclusivamente.
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Comparto lo expuesto anteriormente, ahora bien lo fundamental, lo que nunca falla es la materia prima «NURIA», sin ella nada sería lo que es.
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Totalmente de acuerdo contigo Serafín.
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