Al Sur de Noja – C/ de los Cuadrillos, 3, Noja – Cantabria Tlf: 942 631 846
Tras casi seis años sin visitar la bonita villa cántabra de Noja, desde que hiciese parada tras un concierto de Mark Knopfler en Bilbao, he vuelto a reencontrarme con sus maravillosas playas.
Por suerte aún estamos en temporada baja y el aluvión de turistas vascos todavía no ha desembarcado y resultó más fácil conseguir sitio en cualquiera de sus numerosos restaurantes.
Muy cerca del centro, os encontrareis con esta casona de tres plantas que respira ocio por los cuatro costados. Amplias zonas exteriores para tomarse el vermú o una copa nocturna, en un ambiente chill out podremos además saciar nuestro apetito con una variada carta.
En las plantas superiores podremos tomar el café o empezar la fiesta nocturna de una manera relajada en cualquiera de sus llamativas butacas. En la planta intermedia disponen de una barra de bar.
Sorprendentemente y tras un vermú muy largo, con gran amabilidad, a las 4 de la tarde aún nos fue posible quedarnos a comer. Como veréis, en mi grupo de amigos no le hacemos ascos a la casquería.
Empezamos con una ensalada que visualmente ya supone un reclamo. Parece una montaña donde el verde esta cuidadosamente cubierto por lonchas de jamón y virutas de foie. Estaba rica, era muy abundante y el único pero que le pongo es el aliño. No me gusto nada que el aceite, vinagre y sal viniese estuchado, es un detalle nimio, pero me da la sensación de restaurante fast food y no cuesta tanto tener unas vinagreras y un salero.
Mollejas, manitas de cerdo y albóndigas, un triunvirato que no siempre triunfa pero del que salió bastante airoso.
En el norte se comen buenos chuletones, hay que sacar partido a nuestra ganadería. Siempre resulta un buen plato para compartir, aunque sea difícil dar con el gusto de todos en cuanto al punto. En esta ocasión por calidad de la carne aguantó bien y resultó muy jugosa aunque yo la hubiese pedido menos hecha.
Aunque los postres no sea mi parte favorita de la comida, pedimos unos cuantos y todos eran magníficos. De entre la cuajada, flan, tarta de caramelo, me quedo con la de queso, una base hecha con sobaos me pareció prodigiosa.
El tiempo acompañaba y como quiera que casi eran las 6 de la tarde, los cafés y una ronda de espirituosos fueron disfrutados al sol, en la terraza.
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