Ca’n Rafal – C/ Bisbe Torres, 1  –  Ibiza     Tlf: 971 312 278

He tenido la suerte de poder viajar bastante por el mundo pero sin descuidar lo nuestro, España es una maravilla y los millones de turistas que nos visitan cada año lo saben y repiten.

A pesar de conocer buena parte de la geografía nacional, en lo que respecta a las islas, siempre me había dejado caer por «las afortunadas» Canarias y hasta este año nunca me había acercado a las Baleares. Ya era hora porque alguna que otra oportunidad tuve en el pasado.

Ibiza ha sido mi primer contacto y a buen seguro repetiré, aunque puede que Menorca o Formentera sean mis próximos destinos. Sin duda tener cierta edad te hace conocer esta isla desde el sosiego, no buscaba la fiesta nocturna que tanta fama le ha dado, al menos en esta primera ocasión.

Ibiza es mas que turistas nacionales y extranjeros llevados por el desenfreno del alcohol, las drogas y las macro discotecas, donde afamados Dj pinchan hasta el amanecer. Ibiza también es relax, calas de aguas cristalinas, paisajes agrestes y gastronomía.

Con los días contados quiero hacer tantas cosas que la verdad, he dejado el apartado gastronómico un poco de lado. Atiborrarse en el desayuno bufet para no perder el tiempo con la hora de la comida, nos deja la cena como único recurso, pero si ademas se te pasa el tiempo volando visitando la ciudad, llegan las 11 de la noche y tan solo buscas una terraza agradable donde poder cumplir con una necesidad.

Intentando huir de lugares más turísticos y bajo el reclamo de un establecimiento abierto desde 1931, encontramos en Ca’n Rafal el sitio idóneo para picar algo, pues aún quedaba por recorrer la parte interior amurallada.

El local es mínimo, tan solo un par de mesas en el interior porque donde realmente se hace la vida es en las terrazas, 25 grados invitan a ello. La carta es muy escueta y nuestra comanda se contagia, nos limitamos a unos boquerones en vinagre, sencillos y humildes pero que no siempre están tan buenos como estos.

El plato fuerte es una parrillada mixta de carne y verduras, nada que ver con la abundancia a la que estamos acostumbrados en el norte, sin embargo, todo tiene un sabor muy bueno, sabe por separado a lo que tiene que saber.

Calabacín, pimientos rojos y verdes, costilla de cerdo, solomillo, churrasco, pollo y un chorizo criollo que me impacto, tan diferente en sabor a los que estoy acostumbrado que de haber sido de día, hubiese buscado una carnicería para llevarme una buena ristra.

Se que no os tengo acostumbrados a comer tan poco, pero hay veces que uno tiene que moderarse, o el regreso al curso escolar puede resultar muy duro con esos molestos kilos de mas.