El Mosquito – Plaza da Pedra, 4 – Vigo Tlf: 986 433 570 / 616 504 544
Cuando escribo un artículo y tengo que remontarme muchos años atrás para conocer sus orígenes, me produce muchas satisfacción porque es un indicativo de que en ese local se han hecho las cosas bien y adquiere esa categoría de lugar histórico con encanto.
Para hablar de los inicios de El Mosquito debemos irnos allá por 1930 cuando Dª Carmen Roel abrió sin la aprobación de su marido, una tasca marinera que pronto se hizo famosa por sus tazas de vino y tapa de raya frita. El dulzor del vino atraía a los mosquitos a las tazas y de ahí su curioso nombre.
Trascurridos 20 años se convierte en casa de comidas y mantiene el mismo éxito, llevándoles incluso a obtener la preciada Estrella Michelín en 1980, siendo María Rodríguez la primera mujer gallega en recibir este galardón.
Tras 63 de intensa actividad, Carmiña Valverde decide pasar el legado que comenzara su madre a los nuevos gerentes, Santiago y Sonia, que a buen seguro están manteniendo los estándares de calidad.
Con una ubicación privilegiada en la Plaza da Pedra, 4 se trata de un restaurante que no pasa desapercibido para cualquier turista que frecuente la zona, los locales son buenos conocedores de su tradición. Por sus mesas han pasado a lo largo de todos estos años, lo más granado de la sociedad intelectual, política, y artística, tal y como reflejan con orgullo las fotos fotos expuestas en sus paredes.
Precisamente con el cambio de gerencia, se le ha dado un lavado de cara al local, eso si, manteniendo la esencia pues lo que encontraremos sentados en cualquiera de sus mesas es pura tradición de la mejor cocina gallega donde el producto es el protagonista principal.
El interior del local nos recibe con un hall muy acogedor en el que a modo de museo fotográfico, recogen la historia en bloques de 20-25 años. Llama la atención el sinuoso camino hasta el comedor, situado al fondo del local dejando la cocina tras nosotros.
Sin luz natural, la sala combina una parte de paredes piedra con otras en las que unos listones de madera pintados en blanco al igual que el resto de paredes, aportan toda la luminosidad.
Mientras disfrutaba de una cerveza Gastro nos sirvieron un magnífico aperitivo de unos mejillones en escabeche casero, estupendas piezas que raramente disfrutamos en el resto de la península.
Dicen que hay que cenar ligero y en Galicia esto resulta muy fácil, un poco de marisco y un pescado nos dejan satisfechos sin realizar un aporte calórico extra.
Comenzamos con unos berberechos al vapor.
De segundo optamos por unas vieiras, las tradicionales a la gallega con su sofrito y horneadas con pan rallado.
Y otra versión sobre un parmentier de patata y crujiente de jamón.
Como platos principales un rape y langostinos caldosos y una parrillada de verduras.
Rematamos con una larpeirada atención de la casa. Un cremosos de frutos rojos con nata.
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