En el artículo de hoy, además de pasearnos y comer por uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Boston, aprenderemos algo de historia, que nunca viene mal y nos enseña a valorar las cosas que tenemos y visitamos.
Si hablamos con propiedad deberíamos referirnos a este lugar como Faneuil Hall, fundado su edificio principal en 1742, es decir, 34 años antes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Desde sus inicios se destinó a mercado en su planta baja y salas de reuniones y despachos en el resto de plantas. Actualmente en la cuarta planta hay un museo con la armería de la Compañía de Artillería de Massachusetts.
En mayo de 1823 fue elegido alcalde de la ciudad Josiah Quincy y teniendo el despacho en el edificio de Faneuil Hall le irritaba el caos que veía cada día a sus pies, un mercado al por mayor con poco más de 700m2 que ya no era capaz de abastecer las necesidades de la ciudad.
El alcalde formó un comité para dar solución al problema y comenzaron a negociar con los propietarios de los terrenos adyacentes. El 27 de abril de 1825 se encargó el proyecto al famoso arquitecto e ingeniero Alexander Parris, que concluyó la obra el 26 de agosto de 1826.
La parte central del mercado, la que hoy conocemos como Quincy Market, en sus dos plantas, con entradas que nos recuerdan a los templos griegos, tiene una longitud de 163 metros por 15 metros de ancho y en aquello días su planta baja la ocuparon 128 puestos de comida y en la planta superior se alojó una sala de exposiciones. La mayoría de estos puestos fueron ocupados por los ya existentes de Faneuil Hall.
El alcalde rehusó a dar su nombre al mercado tal y como quería el Consejo de la Ciudad, sin embargo nombraron a la sala central Quincy Hall. Ya en 1989 para conmemorar el esfuerzo de aquel alcalde, se colocaron los rótulos actuales en ambas entradas.
Actualmente el Quincy Market está lleno de puestos de comida en su parte baja, y tras las reformas de 1970 se abrió un espacio central ovalado que deja a la vista la cúpula, permite la entrada de luz natural y congrega en su planta baja y en la alta, numerosas mesas donde poder sentarse a comer lo comprado en los puestos.
En los laterales hay pequeñas tiendas e incluso una réplica del famoso bar de Cheers. El bar original en el que fue inspirada la serie de televisión nada tiene que ver con este, se corresponde con la recreación del bar en su plató de televisión.
El Quincy Market esta flanqueado por el North y South Market, construidos al mismo tiempo. Ahora estos alojan tiendas de marcas muy conocidas, son la zona de shopping.
¿Aburridos con tanta historia?, demos paso a la comida. Aquí tenemos puestos de todo tipo y resulta muy divertido pasearse e ir salivando hasta que nos hacemos una composición y elaboramos nuestro propio menú.
Pizzas, sopas, bocadillos, mariscos, helados, frutas, pasteles…etc, todo un sufrimiento para la vista, lo queremos probar todo.
Nuestro menú se compuso de una sopa de almejas en Walrus & Carpenter Oyster Bar. Estando en Boston no podéis perderos este clam chowder estilo New England. Os lo sirven en un vaso o en el tradicional bollo de pan sourdough ahuecado, nosotros optamos por el primero con unos crakers tipo ostra para no llenarnos demasiado.
La segunda parada fue en la pizzería Regina, un crujiente y delicioso slice de peperoni y sausage.
Finalizamos en Boston & Maine Fish Company probando uno de sus bocadillos de langosta. La verdad que está bueno, pero no para tirar voladores, a langosta casi no sabe porque las de Maine no son como las del Cantábrico y por las salsas que camuflan todos los sabores.
Los alrededores, con sus avenidas y plazoletas, tienen mucha vida y suele haber varios artistas callejeros que os dejarán con la boca abierta, como este simpático batería.
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