Sí, un año más me he presentado al concurso y ya van cuatro ediciones seguidas sin cumplir mi objetivo final, entrar en esas cocinas para seguir aprendiendo una profesión en la que hasta ahora soy autodidacta.
Que tengo más moral que el Alcoyano, cierto, pero cuando uno hace lo que le gusta no hay concurso, ni crítica, ni mal plato del que no se aprenda. Que también estoy decepcionado, pues claro, soy competitivo y muy auto crítico y se que el plato que presenté era merecedor de pasar a siguiente ronda.
El vaso, en este caso el plato, siempre lo veo medio lleno y por ello saco muchas cosas positivas. Para empezar, esta vez me volvieron a llamar al casting presencial, algo que no había logrado en las dos anteriores ocasiones. Me llevé de acompañante a mi madre y los dos disfrutamos mucho de la compañía mutua, conocí gente nueva y volví con la energía de saber que mi plato había gustado mucho entre los compañeros y por qué no decirlo, de los profesionales que me lo juzgaron.
¿Y entonces?. Pues que esto es televisión, no hay más vueltas que darle, además de cocineros se buscan perfiles de cámara, personajes, historias, proyectos…etc. No se las cifras, pero nos habremos presentado cerca de 20.000 y entran 15, y como no soy el ombligo del mundo, sólo confío que algún día encaje con lo que están buscando.
En esta ocasión no hubo casting presencial por el norte, tuve que desplazarme a Madrid un 3 de enero, con la incertidumbre de una ciclogénesis que anunciaba nieve. Nos libramos de la nieve pero no del frío.
La cita fue en el hotel Eurostars en la Ciudad del Cine y para evitar apurones hicimos noche allí. Siendo las 9am la hora en la que nos habían citado, no sería yo el que me la jugara con los atascos de Madrid, nervios innecesarios añadidos.
La primera parte del día que ya conocía bien, era preparar y emplatar en 20 minutos. Son unas mesas corridas, y hay muchos platos que tienen la limitación de tener que ser calentados, fritos…etc, aunque el jurado es consciente de esta situación. De todas formas no sería yo el que presentara un rissotto por poner un ejemplo.
En esta ocasión opté por llevar un plato que había creado hace dos años, cuando falleció mi padre. En esa edición no me llamaron y ahí quedó, pero esta vez y como homenaje preparé una adaptación del Bosque Invernal.
Aquel plato era más completo en algunos aspectos, llevaba unas hojas de crema de boletus gelatinizada, un coulis de frambuesa, una crema de remolacha, castañas y corteza de cerdo. Teniendo que viajar y dejarlo hecho el día anterior, no me atreví con la gelatina, le di una vuelta y me acordé del solomillo Aperol Spritz.
El ciervo marinado en vino y al horno junto con la crema de coliflor lo mantuve, aunque esta vez a la crema le dí un toque con regaliz. Lo acompañe de unas manzanas caramelizadas con vino prosecco y naranja amarga y una reducción de Aperol que mostraría la deconstrucción del clásico cocktail Spritz.
En cuanto a los sabores, al lomo de ciervo, como a cualquier tipo de caza, le iba muy bien la combinación de dulce amargo. Se acompaña de una reducción de la salsa de vino y el resto de ornamentos del bosque, unos brotes de brócoli, romanesco, unas mini setas salteadas y unas grosellas.
La mamarrachada del día fue presentar ese pingüino hecho con mozzarella, aceitunas negras y zanahoria. Con el quería darle más significado a la crema de coliflor, que simula un lago helado. Fue el único pero que me pusieron los jueces.
El plato funciona muy bien a temperatura ambiente, como si fuese un fiambre o un roast beef. A pesar de llevar 24 horas hecho estaba extremadamente jugoso, con el punto perfecto y esto tiene una explicación.
En casa preparé dos piezas, en la primera para controlar tiempos y temperatura, inserté una sonda para que en su interior tuviese entre 55º/65º. El problema es que se escapan jugos, nada problemático si vamos a consumir inmediatamente, pero como debía aguantar jugoso, la segunda pieza, de igual tamaño, no la pinché y transporté en un tupper cubierta con la salsa reducida.
Con los dos enlaces anteriores seguro podréis seguir esta receta aunque aquí os dejo unos pequeños collages.
La carne va marinada 24 horas, tapada en la nevera. Lleva cebolla morada, ajo puerro, dientes de ajo machacado con piel, romero y tomillo fresco, unas bolas de pimienta negra y vino tinto de buena calidad. Antes de la marinada salamos la pieza y sellamos a fuego fuerte en una sartén con un poco de AOVE.
La crema de coliflor va cocida con el regaliz rallado y caldo de pollo, se escurre bien y se tritura.
La reducción de Aperol sólo lleva azúcar, Aperol y rodaja de naranja amarga.
La manzana se hace en dados. Primero se hace un almíbar con azúcar moreno y el vino prosecco, se añade la manzana y la naranja amarga y se deja reducir procurando no machacar los trozos.
Acabado el tiempo de emplatado fuimos sometidos a diferentes entrevistas por parte de los numerosos redactores. A la par los jueces iban probando los platos. Una vez juzgado no menos de 10 compañeros vinieron a probar mi ciervo del que no sobró nada. Con esta aceptación es el buen sabor de boca que me llevé del casting.
Tras la entrega de cucharones, los afortunados se quedarían por la tarde para, esta vez si, cocinar en una cocina con un ingrediente sorpresa. Por lo que he visto en algún teaser, les tocaron unos salmonetes.
Hoy se estrena a las 22 horas, estoy ansioso por ver si alguno de los que participaron conmigo han llegado a entrar. En MasterChef 3 entró Rakel, con la que mantengo amistad y me llevé unos cuantos amigos con los que sigo conectado en redes sociales. Suerte a todos/as, nos vemos en MasterChef 7.
Seguro que a pesar de no haber sido seleccionado fue una experiencia magnífica.
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Si claro, ya son 4 veces que me presento y dos que he llegado al casting presencial. Resulta divertido y conoces gente.
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Bueno, espero que la próxima vez lo consigas y yo estaré delante del televisor para verte! 😊😊
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Esperemos, gracias
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