Empanada de Conejo



Cada maestrillo tiene su librillo y en este mundo de las masas, bien sea para empanadas, panes, pizzas, etc existe una gran variedad de combinaciones. En este caso prepararemos una empanada bastante esponjosa que cociné junto a Capitalina en su cocina.

Puesto que ya habíamos hablado de hacer una empanada una semana antes, aproveché la receta de raviolis trufados de conejo para tener relleno en abundancia y así acortar los tiempos, así que relleno en mano me trasladé a Arances (Piedras Blancas) para pasar un fin de semana que se preveía soleado.

Antes de hacer el vago en la playa preparamos la master class y cada uno aprendió trucos del otro. Su empanada resulta muy diferente a la gallega de xoubas que ya os enseñe, para la hidratación de la harina, que en este caso es de repostería en vez de fuerza, utiliza huevos, agua y nata en vez de aceite y agua.

Ingredientes:

Para la masa: 2 huevos, 1 cucharadita de sal, 12,5grs de levadura fresca, 1 vasito de agua, 200ml de nata 35% M.G. y harina de repostería según vaya pidiendo la masa.

Para el relleno: ver la receta de raviolis trufados de conejo, añadir salsa de tomate casero y pochar 2 cebollas moradas y 2 zanahorias.

Con la ventaja de contar con el relleno, hacer esta empanada ha sido coser y cantar. Nada de hacer volcanes con la harina o diluir la levadura, ella echa todos los ingredientes en una cacerola e incorpora poco a poco la harina mientras con un batidor varillas se va mezclando. Cuando tiene la consistencia suficiente para despegarse, lo vuelca en la encimera sobre un abundante lecho de harina.

A partir de este momento es cuando tomé las riendas, terminamos de integrar la harina mientras amasamos hasta que la masa no quede pegajosa, la trabajamos durante unos 10 minutos y la envolvemos en un trapo durante media hora. Ella le hace un cruz antes de envolverla, tradición, superstición, es una práctica muy común.

Partimos la bola en dos mitades iguales, una por cada capa, la estiramos bien con el rodillo amasador hasta obtener el grosor adecuado (según gustos).

Colocamos la base y procedemos al relleno, ha de ser abundante y dejar suficiente espacio en los laterales, cubrimos con la tapa que habremos estirado con algo más de tamaño. La masa es poco manejable por superficie, para moverla sin problemas lo mejor es enrollarla en el rodillo e ir desenrollándola con cuidado, tanto en base como en la tapa.

Presionamos por donde termine el relleno y con un cuchillo afilado recortamos y reservamos los sobrantes para obtener una forma perfecta. Para un sellado perfecto y como parte de la decoración, iremos pellizcando y estirando los bordes en tramos de 3-5 centímetros. Le hacemos un agujero en el medio para que haga de chimenea y no se infle la masa.

Con los recortes hacemos unos churros finos que utilizaremos para decorar como más nos guste. En la chimenea yo hice unos muy finos que trencé y uní para hacer un círculo, y también dejé mi sello de FdM (Fuego de Mortero). Batimos un huevo y pincelamos antes de hornear durante 25 minutos en un horno precalentado a 220º.

Ahora solo queda degustarla en caliente o frío, tras dos días la masa no perdió esponjosidad siendo guardada en un tupper cerrado.

Categorías: DE LA MONTAÑA, PRINCIPALES, RECETASEtiquetas: , , , , ,

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