Aunque cocine de manera habitual, uno no siempre esta de humor y con ganas, por lo que no me sabe mal decir que alguna que otra vez recurro al servicio a domicilio. Por lo general se trata de pizzas, pero de negocios locales, las grandes franquicias no son de mi agrado porque suelen ser muy cicateros con la abundancia de ingredientes y como suelen llegar frías, poca más utilidad tienen que jugar al frisbee.

Ya se que hacer una masa casera no lleva tanto tiempo, pero una de mis alternativas es comprar unas bases de panadería que salen estupendas y que además son un buen fondo de congelador. Con la mitad del trabajo hecho me gusta innovar y ser muy generoso con los ingredientes, empezando por el siempre necesario queso que uso por bolsas de 200grs para cada pizza.

No hace falta que me extienda mucho, todos sabéis hacer una pizza, pero con estos artículos lo que trato es de aportar algunas ideas en cuanto a las combinaciones. Si vuestra favorita es la Margherita dejad de leer, sois unos sosainas, esa es la que uso de base para algo más divertido.

En esta ocasión he utilizado una buena mortadella de Bolonia y unas alcachofas naturales al vapor que me habían sobrado de otra receta. Se remata con una salsa trufada, en realidad se trata de un picadillo de setas que lleva una proporción de trufa. Por supuesto que sería mejor laminar trufa fresca, pero esta mezcla que encontré en Makro no es precisamente barata pero tampoco prohibitiva, y hace la función, le aporta un toque muy aromático.

Probablemente uséis en vuestras pizzas una salsa de tomate, espero que al menos sea casera; sin embargo ya llevo mucho tiempo sustituyéndola por una picada de tomate natural con un poco de sal y aceite, que complemento con alguna hierba aromática, orégano, tomillo….o como en esta ocasión unas hojas de albahaca fresca.

Según podéis ver en el collage de imágenes, la mortadella y la picada de trufa se agregan una vez que la pizza ya esté horneada, el calor que desprende es suficiente para dar temperatura a la mortadella.