Cibum Xperience – C/ Rosal, 13  –  Oviedo   Tlf: 984 189 238

Bautizar supone un alto grado de responsabilidad y por ello, cuando oímos un nombre altisonante, no dejamos de apiadarnos de la criatura y culpabilizar a sus progenitores. Los hay con muy mala leche que además juegan con el apellido y me recuerdan al programa de radio Gomaespuma con sus míticos Ernesto Mate en Salsa, Luis Ricardo Borriquero, y Dolores Fuertes de Barriga, entre otros.

Siricio, Heradio, Uldarico, Nemesio, Cleta, Simplicia, Angustias, Wenche son de otra época, ahora algunos ínclitos bautizan con un Batman Bin Suparman, Freddy Mercury, Mister Rambo Campos Díaz, James Bond Cero Cero Siete Carrión Vargas, Nicolás Eduardo Rey Follador.

Oviedo no deja de ser una ciudad pequeña y la memoria nos deja grabados nombres. Yo no voy al Corte Ingles o Hipercor de Uría, para mi siempre serán Galerías y Simago. No soy capaz de recordar si aquellos almacenes Lacazette llegaban hasta el local que hoy nos ocupa, pero lo cierto es que muchos recuerdan el Yuppi y más recientemente el 26 Grados. ¿Por qué Cibum Xperience?, sus razones tendrán, pero lo siento, es rebuscado mezclar el latín con el inglés por mucho que Cibum signifique comida.

Se que estoy un poco criticón, pero me da rabia que por culpa de un nombre, un negocio que lleva poco tiempo abierto, está falto de identidad porque no suena bien y la gente habla de el refiriéndose al 26º. Si sois de los que disfrutáis con los zascas, podéis dejar de leer, porque todo lo que encontrareis a continuación son buenas palabras.

Aunque está en una zona que frecuento con asiduidad, el domicilio de mis padres manda. Precisamente fue con mi madre la primera visita, en esa ocasión tiramos de carta pero al par de semanas repetí con mis amigos Beatriz y Gerardo probando el menú.

El local es sencillamente espectacular, una zona muy amplia de barra con mesas altas, unos pinchos XL y una decoración super agradable que llama la atención por sus grandes lámparas esféricas y un techo que parece salido de un teatro. La cocina vista es enorme, pegado un comedor con cierta privacidad, una vinoteca gigante y otra sala de comedor con una decoración tipo rústica pero muy luminosa.

La cosa no se queda en la superficie, bajamos cualquiera de las dos escaleras de acceso a la planta baja y encontramos un comedor elegante muy a tener en cuenta durante los fines de semana. Cuenta con dos rinconcitos recibidor decorados con mucho gusto.

Cibum Xperience, por la herencia recibida es un local que lleva a equívocos. Podría parecer una cafetería o bar más de la zona que sin duda cumple con creces, pero el gran secreto que esconde, es su cocina. A simple vista cuando abrí la carta me pareció pretenciosa, no me cuadraba para el sitio, bien pensé que sería humo lo que vendían tras nombres de platos con mucho nombre y elaboración y precios acordes a la literatura.

Qué grata sorpresa nos llevamos, hablamos de buenas elaboraciones, producto de calidad y abundancia, todo ello servido con un personal amable y eficiente.

Para beber trabajan con las cervezas Estrella Damn, tienen un surtido muy amplio que incluye La Malquerida, una cerveza roja latina diseñada por Ferrán y Albert Adriá que combina los sabores del maíz, hibiscus, y naranja con habituales como el trigo, malta de cebada y lúpulo.

Nos sirvieron un aperitivo que parecía sacado de un Estrella Michelín, como dijo hace años la difunta Sara Montiel «pero qué escándalo es este».

Comenzamos con unos calamares de potera con alioli de lima kaffir y pepino. Cuando uno come calidad, aunque su bolsillo se resienta, gana en salud y tranquilidad. En San Mateo casi me ahogo con un bocata de calamares, eran tan malos que ya no eran ni chicle, directamente era un rollo de seda dental tapado con pan.

Mi madre tenía capricho de fabada, en Asturias se le supone calidad en cualquier local pero no siempre es así. Aquí estaba muy buena y además servida en una cacerola de Le Cresuset, detalles que muchos no apreciarán pero que denota calidad.

Yo me incliné por la costilla de Angus a baja temperatura (16h), lacada en salsa de asado a las hierbas. Se acompaña de unos trigueros y una crema de calabaza, pura mantequilla.

De reojo me estuve fijando en los platos que salían del menú y realmente sorprendían por variedad y tamaño. Recuerdo el flamenquín de ternera con salsa de pesto que más bien parecía un cachopo grande en toda regla.

Con la copla aprendida, en mi segunda visita optamos por el menú. Por 15€ ofrecen a elegir entre tres primeros, dos segundos, pan, bebida y postre, aunque por 10€ podéis elegir el medio menú. Sorprende tanto en cantidad como en preparación, olvidaros de esos menú de sota, caballo, rey, aquí cocinan muy variado sin mermar cantidades ni calidades.

De primeros degustamos la quiche Lorraine sobre pomodoro, champiñones salteados con jamón y langostinos, salpicón de marisco y aguacate.

De segundos, salmón sobre cremoso de calabaza y picada de olivas, rabo de vaca a la jardinera.

Completamos los postres con un arroz con leche y una tarta de queso.

Ya veis que no se andan con chiquitas y realmente uno se plantea si merece la pena hacerlo en casa cuando hay sitios como Cibum Xperience que te resuelven la papeleta con menús que no son para salir del paso.

Más allá del punto jocoso que he intentado darle al comienzo del artículo, Cibum Xperience me ha sorprendido mucho y resulta una alternativa muy destacable si os encontráis por la zona centro, ya sea para comer, cenar o tomarse el vermú.