Bajo este glamuroso nombre se esconde la sencillez de un sandwich que alcanza la categoría de «Caprice des Dieux» con cuatro aditamentos surgidos de la improvisación. Debemos trasladarnos al París de principios del siglo pasado cuando Michel Lunarca el propietario del famoso bistrot Le Bel Âge en el Boulevard des Capucines se quedó sin baguettes y creó este plato utilizando rebanadas de pan tostado.
Ante la pregunta del cliente de qué tipo de carne llevaba, Michel respondió que la del señor (monsieur) y ahí surgió el nombre de croque monsieur (crujiente señor). Luego apareció la versión para la señoras, en las que se coronaba con un huevo que emulaba los sombreros de época.
Podría parecer un sandwich mixto sin más, pero su elaboración es mucho más refinada y la inclusión de una salsa bechamel con queso, que posteriormente gratinaremos, hace que cada bocado sea meloso, fundente y con un retrogusto muy diferente del simplismo del yorkqueso, porque aquí utilizaremos material de calidad, nada de lonchas chiclosas e insípidas.
Hay quien usa la salsa mornay, que es esa mezcla de bechamel y queso enriquecida con yema de huevo, no ha sido mi caso. Una buena bechamel con su toque de pimienta negra recién molida, a la que agregué queso maasdam y grana padano recién rallado, es suficiente. Emental, gruyere….son otros quesos frecuentes en este plato.
Sin duda la versión croque madame es más completa y podremos coronar con un huevo frito o plancha, en este caso yo nunca lo haría con aceite de oliva, mejor con mantequilla. Partir el huevo y ver correr la yema que se mezcla con la bechamel y el jamón es todo un placer para los sentidos.
Ingredientes:
3 rebanadas de buen pan de sandwich, jamón de York, mantequilla, leche, harina, sal, pimienta negra, queso Maasdam, queso Grana Padano, 1 huevo.
En una sartén comenzaremos tostando el pan con mantequilla a fuego lento por las dos caras. Paralelamente iremos preparando la bechamel, fundimos una nuez de mantequilla, añadimos la harina, mezclamos y vamos añadiendo la leche poco a poco, cuando obtengamos una buena textura no demasiado líquida salpimentamos e incorporamos nuestros quesos.
Tomamos una rebanada, untamos con la bechamel, colocamos una loncha de jamón, untamos más bechamel y ponemos la tostada intermedia, hacemos el mismo proceso y terminamos con la última rebanada cubriéndola de más bechamel. Tampoco os paséis con las cantidades porque al calentar en el horno se os pueden deslizar las capas. Gratinamos a máxima potencia durante un par de minutos, tiempo suficiente para ir haciendo a la par nuestro huevo y colocarlo encima.
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