El teclado de mi ordenador hace muchas veces de banco de iglesia, ese sitio donde reflexionar y rezar por aquellos impíos que no disfrutan de ciertos alimentos. También pido por aquellos que maltratan la materia prima, que incumpliendo algún pecado capital nos hacen comulgar con ruedas de molino. Pido porque desaparezcan los plásticos, la comida procesada y los veganos vean la luz. Y ya puestos a pedir, que la Santa Trinidad Michelín os de fuerzas para replicar este plato de verdinas con pulpo.
Durante estas reflexiones he tratado de pensar en alguien al que no le guste el pulpo y la verdad que no encuentro a nadie de mis conocidos que al menos le haya puesto una cara de disgusto. Qué tendrá este cefalópodo tan feo para que guste tanto y su precio esté por las nubes, quizás ahí está la clave, que gusta mucho y con una alta demanda existe desequilibrio con la oferta.
Cierto es que nos hemos vuelto muy cómodos y que resulta raro no ver en la carta de un restaurante la famosa pata de pulpo a la parrilla con parmentier. Esos tentáculos plastificados superan el precio del oro a mi modo de ver, de manera injustificada pero aquí estamos para solucionarlo.
Ya sea fresco o congelado os recomiendo su compra por encima de cualquiera ya cocido. Existen dos razones, la primera es la económica y la segunda es que podréis saliros del mapa haciendo esta receta o un guiso con patatas utilizando el caldo de su cocción.
Últimamente me estoy forzando a comer más legumbres y no es que no me gusten, pero sus pieles me producían una hinchazón y malestar estomacal que muchas veces no me compensaba su disfrute. Sin embargo leyendo un artículo de mi amiga Beatriz en Mi Gourmetta hablaba de que el estomago ha de acostumbrarse a su consumo para que con el tiempo estas molestias desaparezcan, vamos, que son como la tónica y su anuncio de Schweppes, cuando más las pruebas más te gustan.
Pues va a ser cierto y los beneficios de las legumbres ya inundan mi cuerpo. De un tiempo acá me ha dado por las verdinas, quizás porque al ser más pequeña que les fabes de la granja, me infundían menos temor y su versatilidad junto con su suavidad no tienen parangón.
Tras el éxito en redes de mis verdinas con centolla y plancton marino que hasta el mismísimo Ángel León me felicitó, habiéndome sobrado la mitad de un paquete de las de Casa Bartuelo, pensé en esta sencilla receta. Insisto, la clave está en el agua de cocción que durante hora y media hace que la verdina coja un sabor fuera de lo común.
La complejidad del resto de la receta se limita a pochar un poco de cebolla y mezclarla con pimentón, en este caso picante, porque es un plato que con cierta alegría funciona mucho mejor pero si optáis por el dulce tampoco pasa nada, va en gustos la cosa.
Ya sabéis que me gusta cocinar de manera tradicional, cocciones lentas, prefiero no utilizar atajos y tanto los robots de cocina o una simple olla express, no son habituales en mis elaboraciones. Pero si os sentís más cómodos utilizándolos porque os ahorra tiempo, adelante!!!!, al final lo que trato es que os animéis a hacer las recetas. En el caso del pulpo es para lo único que uso la olla express, en cinco minutos está listo.
Ingredientes:
250grs de verdinas, 1,4kgs de pulpo fresco, 1 hoja de laurel, 1cta de postre rasa de pimentón picante o dulce, 1/2 cebolla, 2 cdas de AOVE, 1 diente de ajo, agua y sal.
El primer paso como en la mayoría de legumbres es ponerlas en remojo en agua fría, si vamos ajustados de tiempo 12 horas pueden ser suficientes pero en este caso las tuve 24 horas. Pondremos el pulpo directamente en la olla express sin nada de agua, cerramos y cuando el chivato empiece a dar vueltas contamos 5 minutos, dejamos que enfríe y sacamos el pulpo que reservaremos hasta última hora.
En una cacerola ponemos las verdinas escurridas con la hoja de laurel y basculamos el agua de cocción del pulpo, lo más seguro es que necesitéis completar con un poco de agua fría hasta que supere dos dedos por encima de la verdina. Tapamos y dejamos cocer a fuego 4/10 durante hora y media, el tiempo puede variar en función de la calidad de la legumbre, del agua usada o del tiempo de remojo así que si hiciese falta más tiempo añadiremos un poco de agua fría por el lateral de la cacerola.
En una sartén con dos cucharadas de aceite a fuego lento doraremos el diente de ajo para que el aceite coja sabor, luego pocharemos la media cebolla que habremos cortado en fina brunoise hasta que esté un poco dorara. Retiramos del fuego y mezclamos con la cuchara de postre rasa de pimentón, volcamos en la cacerola junto con los trozos de pulpo que habremos cortado a tijera sin que tengan un tamaño excesivo.
Este último paso lo haremos cuando las verdinas ya estén listas porque desde que agreguemos la cebolla y el pulpo, con dos o tres minutos será suficiente para que ligue todo y podamos servirlas.
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