Ca’l Xabú – Cuérigo, S/N, 33680 Cuérigo, Asturias   Tlf: 985 487 331

El confinamiento tornó nuestros días grises. Una España sin hostelería es como una Asturias sin su verde característico o una Andalucía sin sus olivares, una pérdida de la alegría que supone ser uno de los motores vitales de nuestra economía.

Aunque este blog se nutre a partes iguales entre recetas y visitas a restaurante, he podido sentir en parte, el desaliento de tantas familias que dependen de este sector. Mi último artículo llenaba de alegría los escritos, al tratarse del nuevo menú que nos proponían los hermanos Manzano en Casa Marcial, una puesta de largo con mucho entusiasmo en la que reflejaban el trabajo silencioso hecho durante el invierno. El catorce de marzo todo se truncó, no fue una desaceleración, fue un hostiazo a toda la sociedad, un accidente que dejará muchos cadáveres humanos y empresariales.

Por suerte dos meses después, el tesón de los trabajadores y empresarios hará que la alegría vuelva a nuestras vidas. Ni nueva normalidad ni gilipolleces semánticas, esto lo levantarán los de siempre mientras los de siempre se pondrán medallas desde sus poltronas políticas, eso si, cada cual desde nuestras provincias, ciudades, hemos de poner nuestro granito de arena dejándonos los pocos cuartos que nos queden para el ocio responsable, y este es apoyar a nuestra hostelería.

Precisamente aquel fin de semana de marzo tenía prevista una ruta con la gente de Forks & Bangs, un grupo de entusiastas del motor que responsablemente aplazaron el evento. La casualidad ha querido que este, mi primer artículo tras el confinamiento, haya sido en la compañía de ellos para poder grabar un vídeo promocional en el entorno de los puertos alleranos y de paso conocer por primera vez la estación de Fuentes de Invierno, sin nieve pero con muchas vacas.

A diferencia de otras veces donde soy yo el embajador de amistades o descubridor de lugares nuevos, la organización nos tenía reservado Ca’l Xabú para cerrar de la mejor manera, una jornada llena de gasolina. Desde Collanzo tomamos la carretera AE-6 dirección a Casomera, a unos 500mt a mano derecha llegamos a Cuérigos tras un leve paseo que nos deja las vistas del río Aller y las montañas escarpadas que acabábamos de descender.

Realmente sorprende encontrarte un establecimiento de estas características en medio de un pequeño núcleo rural enclavado en plena naturaleza. Esta es la belleza de Asturias, siempre sorprende, y como todo lo que nos circunda, a menos de una hora llegamos al paraíso.

Ca’l Xabú también es un moderno hostel y de sus dos comedores, en el que comimos es un auténtico museo etnográfico. Para la mayoría será un lugar con mucho encanto, pero para los aficionados a la cocina, comer pegado al llar y a una cocina de chapa rodeado de menaje de época y un horno tradicional y totalmente funcional, la experiencia multiplica sensaciones y recuerdos de la infancia.

En esa llamada España despoblada no hay marcianos, el recinto cumplía con todas las medidas de seguridad, a saber, dispensadores de gel hidroalcohólico, camareros con sus mascarillas e incluso pantallas protectoras, además del distanciamiento entre mesas.

Bajo las carpas situadas en el exterior disfrutamos de un vermú previo, con base de Yzaguirre elaboran su propia mezcla y sirvió para refrescar tras la intensa sesión fotográfica.

Llegó la hora de sentarnos a la mesa de su comedor museo y la comanda resultó bastante sencilla. Aunque hay una extensa variedad de platos en la carta, salvo que seáis habituales, supongo que la mayoría acabará optando por su menú asturiano donde por 20€ que incluyen pan, bebida y postre podréis elegir entre varias atractivas opciones para los primeros y segundos.

Gastronomía asturiana pura y dura, contundencia y abundancia que dependerá de vuestros gustos personales. Los míos fueron el arroz con pitu y el repollo relleno de bacalao y setas, aunque también probé la cebolla rellena de carne haciendo un paréntesis en la supuesta moderación auto impuesta. Realmente habría pedido el pote de castañas y el cordero guisado pero los excesos del confinamiento me mantuvieron a raya.

Para el postre, con estos menús pocas veces renuncio al arroz con leche requemao, aunque ese flan de queso afuega´l pitu roxu lo probé y estaba divino.

Café de pota y chupitos a los que la mayoría renunciamos como conductores responsables alargaron nuestra sobremesa hasta pasadas las seis de la tarde. El camino de vuelta a Oviedo fue un paseo, supongo que los esquiadores habituados a las estaciones de San Isidro y Fuentes de Invierno echan más tiempo en el regreso de sus jornadas de ski, porque esa carretera es un hervidero de coches durante los fines de semana de nieve.

Por cierto, si decidís quedaros a cenar, tenéis unas cuantas pizzas muy apetecibles que hacen en ese horno del que os hablaba

Fartuco y con la satisfacción de una divertida jornada en la que descubrí un nuevo restaurante, no me queda más que animaros a visitarlo y tratar de que la hostelería remonte estos momentos tan duros.