Esnalar – C/ Campoamor, 15 – Oviedo Tlf: 984 101 679
Falto de ritmo, anquilosado, prudente y temeroso son algunos de los adjetivos que me aplico al retomar mis artículos de las crónicas de restaurantes. Durante todo el tiempo que esta durando la pandemia, con sus vaivenes de aperturas y cerrojazos, apenas he tenido contacto con una realidad gastronómica que antaño era parte indivisible de mi ocio y disfrute.
Ha llegado el momento de Esnalar, es decir, echar a volar en asturiano. Este ha sido el nombre elegido por Pelayo Estrada y Luis Plazas para montar su primer negocio propio, lo que supone en el regreso de los hijos pródigos a su ciudad natal, Oviedo.
Grandes de la restauración como la familia Loya, los Roca, Tumbarello o el multi estrellado Martín Berasategui han sido parte de la buena escuela de la realidad donde se han forjado. Parece incongruente pensar que los tiempos de crisis es donde se forjan las buenas ideas o el giro inesperado de un negocio, sino que se lo cuenten a Dabiz Muñoz con el incendio de su DiverXo, cierre del StreetXo London y la creación del delivery el GotXo.
Se suele decir que de valientes esta el cementerio lleno, pero también que si no te tiras a la piscina no sabes si hay agua. Este fue el pensamiento de estos dos jóvenes que inauguraban el proyecto el pasado 22 de diciembre de 2020 en la céntrica calle Campoamor, 15, a un paso de la bulliciosa Ruta de Los Vinos.
Desde entonces les he ido siguiendo la pista y en mi agenda virtual estaba marcado como prioritario, de hecho algún amigo con menos remilgos al contagio Covid envié de avanzadilla, pero nada mejor que contarlo en primera persona. En corto espacio de tiempo lo visité con una pareja de amigos y como no quería perderme esos chuletones de vaca vieja con maduración de 60 días, me fuí con mi madre a celebrar el San Juan.
A perro flaco todo son pulgas y no contentos con las propias dificultades de un arranque de negocio, una pandemia, una recesión, van y les andamian la fachada para rehabilitar el edificio, quedando escondidos a la vista del transeúnte. Menos mal que somos una ciudad pequeña y el boca a boca es la mejor promoción.
El local antes lo ocupaba La Vida Diez y anteriormente tengo un vago recuerdo de una decoración tipo mesón o cervecería donde alguna vez me tome una copa. El interior es muy agradable y a la entrada nos recibe Esnalin, un grafitti de un jabalí volador dando paso a una enorme barra, que a día de hoy se ve desnuda sin gente consumiendo en ella.
Paredes con piedra vista se decoran con diferentes cuadros y fotografías de una exposición cambiante, presencia vegetal que da cierto frescor, vigas de madera intercaladas en un falso techo perforado que simula un cielo estrellado, suelos también de madera clara y unas mesas vestidas con manteles y servilletas tradicionales nos da una aproximación de buscar un enfoque de restaurante tradicional pero moderno.
En el apartado de bebidas ya sabéis que lo mío son las cervezas pero dentro de su estrategia comercial ofrecen vinos seleccionados de viticultores más pequeños. A parte de la cerveza Estrella Galicia de grifo disponen de una carta de cervezas con una selección no muy extensa pero acertada, incluyendo gran formato de 75cl.
En mi primera visita tomé una american pale ale catalana llamada Suria. Les hice saber que no sería malo incluir alguna artesana de Asturias (hay muchas y muy buenas), no cayó en saco roto y en la segunda visita me ofrecieron una IPA Nezio hecha en Gijón. Punto muy positivo que se hagan eco de las apreciaciones de la clientela, de 10.
Dentro de los aperitivos de la casa pude degustar una deliciosa mantequilla con tierra de olivas y un boquerón en vinagre con crujientes de fresa. Se acompaña con panes de calidad de Pan de Ibias.
En ambas comidas empezamos con unos entrantes para compartir para seguir con un plato individual. Las carnes las proporciona Discarlux y su cecina de buey acompañada por unas tostas crujientes con tomate fue uno de los «caprichos» de mi amigo Gerardo, que estas cosas no se encuentran en Bogotá.
El tartar de atún rojo con espuma de tomate resultó igual de magnífico, con un leve punto picante.
El ceviche de vieira con espuma de jalapeño está muy acertado en ese equilibrio deseado para que no mate el sabor de la vieira.
Sardina marinada sobre crujiente de oliva, aceituna líquida y vinagreta de algas. Aún estando rica me pareció que la textura de los lomos estaba sobrecocida con el marinado, el pan cristal delicioso al igual que los esféricos de kalamata, un plato que me recuerda bastante a la estética de Berasategui.
Kokotxas de bacalao con almejas y trigueros es un plato con muy buena presencia y que gustó a mi amigo.
Su mujer Beatriz se inclinó por la carne, el solomillo de vaca vieja con colmenillas a la crema. Además de la crema presentan con una salsa reducida, las propias colmenillas y unas piparras fritas. El punto y calidad de la carne excelente.
Para mi primera vez elegí el codillo lacado con crema fina de ajos y crujiente de curry. Era consciente de que el codillo me resulta cansino si no le daban con el gusto, digamos que uno de esos cocidos en plan alemán con su chucrut no me lo termino. Esta versión, además del punto perfecto donde queda el hueso limpio, la combinación de sabores fue muy gustosa y hubiese repetido otro.
Turno del rodaballo a la brasa con papada crujiente, crema tostada de coliflor con ensalada de algas. Una buena combinación de la que no os puedo comentar sabores, solo la satisfacción de su comensal.
Buena me esperaba a mi como para andar probando. Me resarcí de las ganas de chuletón con esta hermosura de 1,3kgs que venía acompañado de unas papas arrugadas y una perfecta escalibada que iremos combinando. El punto de la carne muy bueno y es que desde el día que vi el unboxing de Discarlux en su Instagram, empecé a soñar con esa pieza que deboré sin apuros pese a las advertencias iniciales, está claro que no me conocían ni leyeron mi artículo de Leña.
Para los postres el soufflé de chocolate con helado de cereza y la torrija con salsa de caramelo y helados de café y pistacho, unas elaboraciones muy equilibradas para rematar unas muy buenas comidas.
En Esnalar hay buenos mimbres, un local agradable, servicio con ganas de agradar, gente joven con ganas y una cocina de mercado con toques de vanguardia sin exageraciones. Hace una semana hicieron el roqueo de un atún rojo en la Pescadería Luis del Mercado del Fontán incluyendo en la carta varias elaboraciones, ofrecen un brunch durante el fin de semana, sin duda se les ve con muchas ganas por hacerse un hueco con elevados estándares de calidad.
Lo del chuletón no tiene nombre!!! Jajjajaja😜
Me gustaLe gusta a 1 persona
Si lo tiene, FARTÓN 😂😂😂
Me gustaLe gusta a 1 persona