No la tengo considerada como una de mis pastas favoritas, la verdad es que prefiero una fresca o seca de trigo, incluso en sus versiones integrales. Los gnocchi o ñoquis están formados por una mezcla de patata cocida, harina y yema de huevo, no tienen mucha dificultad de elaboración pero quizás mi recelo hacia ellos, es que te sacian con una cantidad muy moderada y como ya sabéis, lo mío es el volumen de la abundancia.

Aunque obviamente los podemos encontrar en los restaurantes italianos, sus variedades son residuales si las comparamos con el otro tipo de pasta. De hecho es una elaboración que se extiende por otros territorios y son famosos los de la zona francesa de la Costa Azul, también en Suiza, Alemania y muchos países sudamericanos encontramos versiones de esta pasta.

Al contrario que las otras pastas, esta es bastante más fácil de elaborar, tanto por su amasado como por la ausencia de estirado para conseguir superficies muy finas. Luego tenemos la frivolidad de darles una forma bonita, sobre el papel, con un tenedor conseguiremos formar las características estrías, pero hace falta mucha maña y paciencia para conseguir la perfección.

Si hablamos de la cocción, no tendremos la dicotomía de si han de consumirse al dente o más hechos, aquí el tiempo de cocción perfecto nos lo indica la flotabilidad de los ñoquis y resulta muy sencillo y rápido clavarlos. Podremos utilizarlos directamente tras cocerlos o realizar un interesante tostado en sartén.

Si bien he hecho infinidad de versiones con muchos tipos de pasta, mi pasado en el blog con los ñoquis es muy escueto pero llamativo. Para mi artículo de Ñoquis con Sepia, Langostinos y Mejillones, los preparé en una versión nero di sepia que aún estando sabrosa, la estética resultó horrorosa ya que parecían cagadas de cabra.

Cuando hagamos los ñoquis podremos utilizar la más habitual harina de trigo, pero también es válido utilizar otro tipo de harinas como podrían ser la de maíz, o incluso de castañas.

Obviamente podremos consumir los gnocchi con cualquier tipo de salsa, una bolognesa, napolitana, carbonara, Alfredo, puttanesca, vongole…..y estos que os presento son solo una opción. Pensando en posibles alternativas me apeteció la clásica combinación de queso Gorgonzola, pera y nueces.

La salsa tan solo requiere un buen queso y en esta ocasión pude hacerme con un Denominación de Origen Protegida que mezclado con una nata específica para cocinar, nos deja una textura y sabor excelente. En cuanto a la pera, deberemos buscar alguna de las variedades que no sean muy acuosas y podremos cortarla en rodajas, cubos o utilizar un sacabolas para darles esta forma redonda.

Finalmente, como he querido saltearlos y la pera también la pasaremos por la sartén, he pensado que la manteca de cerdo le daría un sabor muy interesante en vez de un aceite de oliva. Esto va en gustos y por supuesto es opcional, aunque os recomiendo probarlo.

Ingredientes para 6:

1kg de patata para cocer, 200grs de harina de trigo, 2 yemas de huevo, 250grs de queso Gorgonzola, 200ml de nata 18% M.G., 2 peras, 1 puñado de nueces, pimienta negra recién molida, nuez moscada, manteca de cerdo, agua y sal.

Comenzaremos la receta lavando las patatas con piel y las coceremos en abundante agua con una pizca de sal durante unos veinte minutos. Es importante cocerlas con la piel para que no tengan demasiada humedad, algo que repercutirá en la cantidad de harina que luego necesitaremos.

Aprovechamos el tiempo poniendo a fundir nuestro queso con unos 100ml de nata a fuego medio, cuando esté totalmente fundido añadimos los otros 100ml y subimos la temperatura hasta que bulla, luego retiramos del fuego y reservamos.

También avanzamos con las peras sacando todas las bolas que podamos, habrá que aprovechar bien la superficie. Luego, antes de que se oxiden, en una sartén ponemos dos cucharas de manteca de cerdo y doramos la pera. Reservamos.

Cuando se termine la cocción de la patata, dejaremos enfriar unos minutos hasta poder pelarlas sin quemarnos. Es conveniente que sigan calientes para poder machacarlas con un tenedor, el calor nos facilitará la labor para formar este puré. Ponemos un poco de harina en la encimera y echamos la patata, le hacemos un cráter y echamos una pizca de sal, dos vueltas de molinillo de pimienta negra y rallamos moderadamente la nuez moscada para empezar a mezclar suavemente.

Ahora iremos incorporando la harina poco a poco, insisto en que el amasado ha de ser leve, sin hacer gran presión como en otras masas. Sabremos que la masa está lista cuando ya no se nos pegue a las manos y si hiciese falta añadir más harina lo haremos. Dejamos reposar durante una media hora.

Con la masa reposada volvemos a echar un poco de harina en la encimera, tomamos una buena porción para hacer una bola, luego la estiramos formando un churro no muy grueso y cortaremos con el cuchillo unas porciones de 2 centímetros. Con un tenedor nos ayudamos para hacer las estrías, presionamos levemente con el dedo pulgar y arrastramos la porción.

Para cocer los ñoquis lo haremos en abundante agua con un poco de sal, iremos haciendo por tandas de 10uds para que no se nos peguen entre si, están cocidos cuando empiecen a flotar. Luego los rescatamos con una espumadera y los pasamos a una bandeja con papel absorbente para sacarles la humedad.

En este caso vamos a dorarlos un poco en una sartén con manteca de cerdo, cuando cojan color le añadimos las bolas de pera y vertemos la salsa de Gorgonzola que habremos precalentado. Mezclamos bien y servimos decorando con unos trozos de nuez y unas hojas de albahaca para darle colorido.