Misti Restaurant – Avenida de Galicia, 20 – Oviedo Tlf: 984 18 16 99
El pasado 14 de mayo abrió sus puertas para el servicio de comidas Misti Restaurant, días antes lo había hecho con su servicio de cocktelería. La ciudad se felicita por una apuesta novedosa de cocina peruana con fusión asturiana y japonesa, ese concepto nikkei que tanto gusta y que ha quedado sobradamente demostrado en Avilés con el Ronda 14.
El nombre de esta nueva aventura no puede resultar más actual ahora que por desgracia todos somos expertos vulcanólogos y sabemos de piroclastos, fajanas y velocidad que alcanza un río de lava. Misti hace referencia al nombre de un volcán situado al sur del Perú, en la cordillera de los Andes y según las propias palabras de sus propietarios Daniel Alonso y Rocío Martínez «Somos parte de un volcán en activo que, además de darnos nombre, ha sido nuestra inspiración, nuestro arranque por imitar su fuerza y energía, su vigor y vitalidad.»
Curiosamente este mismo local acogió en su día una crepería, otro concepto novedoso dentro de la ciudad. En este mundo cada vez más global hay demanda de propuestas novedosas y por poner un ejemplo estaríamos encantados de recibir un restaurante tailandés, filipino o vietnamita que abra el abanico de cocina asiática disponible.
El día elegido para esta primera visita fue para celebrar con mi madre El Pilar, nuestra fiesta nacional y Día de La Hispanidad. Permitidme una reflexión personal ahora que se escuchan muchas voces en contra de un pasado conquistador, que no debe ser contextualizado desde el prisma de una Sociedad avanzada en el año 2021. Igual de anacrónico sería arremeter contra los romanos, los árabes o la Iglesia por sus expolios, quedémonos con lo bueno que aportaron a una cultura de mestizaje.
¿Sería razonable por parte de Japón cargar contra la utilización de la mano de obra nipona que emigró al Perú para levantar los ferrocarriles?, esa conocida fusión nikkei no existiría, lo mismo que no existirían muchas de las buenas cosas que España aportó al nuevo continente y que recíprocamente también importamos, ahí están las patatas y los tomates, entre otros.
Misti es mestizaje, un aprendizaje a través de la experiencia con otras culturas que con tintes de cocina de autor nos propone una carta variada apta para todos los gustos, desde clásicos ceviches o tiraditos hasta los acertados nigiris y uramaki pasando por unos atractivos arroces.
El local resulta muy agradable y acogedor con esas paredes de piedra vista, y la profusión de madera en suelos y mesas que aúnan las tradicionales con una zona de mesas altas en formato barra corrida. Destaca la luminosa barra donde apuestan por una cerveza de bodega 1906 y el resto de la gama de Estrella Galicia a la que añaden una cerveza alemana y una IPA. También destaca la coctelería donde sin duda el pisco se convierte en el perfecto aperitivo o maridaje.
Comenzamos con unos nigiri de foie y huevo trufado que se tarifan por unidad. Además del huevo de codorniz, foie y una tapenade de setas y trufa nos sorprende un interior agridulce y un perfecto equilibrio entre la proporción de arroz y el resto de ingredientes.
Seguimos con la media docena de uramaki misti. Destacan por llevar queso por dentro y fuera, una combinación muy acertada con el langostino y bacon que nos aporta sabor ahumado y texturas crujientes. Acompañados por una ensalada de wakame, y una deliciosa salsa además del clásico wasabi y salsa de soja.
Dentro de los tiraditos nos inclinamos por el más tradicional amarillo de salmón dejando el de atún toro para otra ocasión. Con base de ají amarillo y lima se remata con toppings de maíz, cilantro y sésamo.
Dentro de los ceviches elegimos el carretillero de corvina salvaje con chicharrón de calamar de potera. Combinación imbatible, con su leche de tigre, camote, maíz serrano, salsa criolla y el punto de ese calamar crujiente que contrasta temperaturas.
Rematamos con el wok de vacuno mayor asturiano IGP en salsa de 5 pimientas. El corte de picaña hecho al wok nos deja un interior con el punto perfecto y la salsa con las pimientas rosa, negra, blanca, Jamaica y Sichuan es una auténtica locura, cremosa, potente pero tolerable, solo necesita de abundante pan para hacer navegar barquitos.
Finalizamos con el mousse de chocolate, cacao 70% con una crema de mango y mermelada de frambuesas al Oporto. Textura entre mousse y helado que con el crocanti de almendra y aporte de frutas lo hace muy disfrutón.
Como resumen os puedo comentar que quedamos con ganas de probar más cosas, síntoma de satisfacción del que espero resarcirme en próximas visitas.
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