Dani Brasserie – C/ Sevilla, 3 – Madrid Tlf: 913 30 62 10
Aunque va camino rápido hacia los dos años de su inauguración, entre sucesivas olas pandémicas y quien sabe si la antesala de una Tercera Guerra Mundial con la guerra de Ucrania, no había tenido ocasión de hacer una visita disfrutona a Madrid. Todos tenemos amigos o conocidos que viven en la capital, te dicen que si aquí tenemos cines, teatros, restaurantes, parques, la sierra a pocos kilómetros y a unos cuantos más la playa, porque están en el centro y pueden elegir la costa que más les guste. Luego les rascas un poco y hace meses que no van al cine, el teatro nunca lo han pisado, se pasan todo el día en atascos y colas confesándote las ganas de vacaciones para volver a su tierra, donde realmente hay calidad de vida, aunque corras el riesgo de ver a tu Ex.
Ya lo siento por aquellos que me podáis tildar de cateto o pueblerino, pero para mi, Madrid o Barcelona son ciudades de servicio para ir de vez en cuando, me interesa su contenido no su continente, y entiéndaseme bien, adoro la arquitectura de ambas y por mucho maquillaje glamuroso del que se envuelvan, siempre me quedaré con una cara lavada. Ya que me he mojado, también digo que hay que viajar mucho para conocer todos estos destinos, los propios y los del extranjero, enriquece mucho a la persona ver somo se desenvuelven tus iguales en diferentes entornos.
Y si de viajar entiende alguien, ese es Dani García, que en sus ratos libres esta metido en un avión buscando una nueva cocina donde meterle mano. No hay proyecto al que el inquieto cocinero / empresario andaluz se resigne a darle un bocado, desde que cerró su restaurante homónimo habiendo alcanzado las 3 Estrellas Michelín. En realidad la mecha se había encendido antes durante el 2015, cuando abrió su primer Bibo en Marbella y posteriormente Lobito de Mar.
La idea de democratizar la alta cocina ya no parece tan alocada con todas las aperturas y diferentes modelos de negocio puestos en marcha, incluso un delivery como el de La Gran Familia Mediterránea. Podréis encontrar Bibo en Marbella, Madrid, Tarifa, Ibiza, Doha y Londres; Lobito de Mar en Marbella, Madrid y Doha; Leña en Marbella y Madrid, Smoked Room y Dani Brasserie en Madrid, Casa Dani y El Pollo Verde en Nueva York, este último entronca con el concepto de las dark kitchen y el delivery formando parte de un mega food hall en Citizens, que pronto se expandirá en Miami y Atlanta.
Antes de centrarme en Dani Brasserie, por si no sois de los que están atentos a redes sociales y noticias foodie, Bibo Marbella abandona su ubicación en el Hotel Puente Romano a un lugar aún por determinar, y en su lugar, en breve, se inaugurará Babette, posteriormente en Madrid. Inspirado en la película de 1987 El Festín de Babette (ganadora de un Oscar), Dani echa la vista atrás 25 años para recuperar aquellos platos de alta cocina francesa que aprendió en La Cónsula, Escuela de Hostelería de Málaga. Platos que en los 70/80/90’s eran lo más en cualquier restaurante de postín, así podremos redescubrir el Wellington, Rossini, popieta, panaché, Arnold Bennet, chateaubriand, gougères, croque-monsieur, soufflè, béarnaise…etc.
Con Bibo Marbella ya se había orientado al concepto Andalusian Brasserie & Tapas y aunque está ubicado en el complejo del Hotel Puente Romano, la fisonomía de los restaurantes que acoge en sus jardines no deja la sensación de ser un restaurante de hotel. Ahora de la mano de la lujosa cadena canadiense Four Seasons, con Dani Brasserie si que se abraza a los pros y contras de este formato pudiendo atender servicios de bar desde el mediodía, y comandas de hasta 250 comensales y me imagino que alguna opción de room service también habrá.
Desconozco el business del partnership entre Four Seasons y el Grupo Dani García pero sin duda resulta jugoso para ambas partes, con 700 privilegiados hoteles alrededor del mundo no parece una mala compañía. En los bajos del hotel se encuentra Hermés, al restaurante podemos acceder desde la calle con un ascensor directo sin pasar por el fastuoso lobby que en su día acogió el parqué de operaciones del todopoderoso Banesto, vamos que el edificio sito entre las calles Alcalá y Sevilla, es de lo mejorcito de Madrid y aunque tuviésemos el pastizal para alquilar sus bajos, lo importante es el nombre que ha de lucir en las marquesinas.
Ya que empecé hablando de turisteo, conviene saber que el edificio es conocido como el Palacio de la Equitativa, una compañía americana de seguros que a finales del S. XIX consiguió licencia para operar en Madrid. El proyecto arquitectónico se hizo mediante concurso, siendo José Grases Riera, condiscípulo de Gaudí, el ganador del mismo. La compañía tenía asignado para las delegaciones fuera de Estados Unidos, al arquitecto neoyorquino Edward H. Raht, al que le fueron enviados los siete proyectos del concurso, este viajó a Madrid y después de seleccionar a Grases, le delegó todas las atribuciones que él tenía de la compañía. Esto hizo que el proyecto acabara teniendo modificaciones al gusto del catalán y se finalizaran las obras en 1891.
Estas plantas trapezoidales crean edificios muy singulares, quién no conoce el famoso Flatiron de Manhattan, que toma el nombre de las antiguas planchas de hierro, la esquina resulta de lo más atractiva y en el caso de La Equitativa se corona con una cúpula de cobre y en el torreón destaca un reloj flanqueado por las doradas alegorías del Pasado y del Porvenir. Aunque suene un poco a Cuarto Milenio, parece que Babette ya estaba predestinada, habrá pensado Dani en esto.
Por concluir la historia, en 1920 el Banco Español de Crédito (Banesto) se hizo con el edificio. Los más jóvenes no lo recordarán pero esta entidad era lo más, patrocinaron el equipo de ciclismo que consolidó a Perico Delgado y vio como Miguel Indurain se convertía en uno de los grandes de todos los tiempos. En 1987 un abogado del estado con 39 años llamado Mario Conde, se convirtió en Presidente de la entidad y seis años más tarde el Banco de España tuvo que intervenir a la entidad que estaba al borde de la quiebra. Mientras uno entraba en la cárcel por estafa y apropiación indebida, el banco acabó fusionándose para quedar en manos del Banco Santander, que en 2012 año en el que fuera declarado Bien de Interés Cultural, vendió el edificio.
Sin abrir el paquete de regalo, supongo que el envoltorio ya os habrá fascinado con este lazo tan grande que utilizo para decorar. Llegamos a la última planta desde el ascensor directo, un pequeño hall donde nos atienden da paso a una primera zona de bar con mesas bajas e íntimas, aquí pasaremos algún tiempo porque cansados de patear la ciudad, decidimos probar fortuna para adelantar la hora de nuestra reserva y en su defecto calentar motores.
Cuando decimos Brasserie seguro que os vienen a la cabeza las parisinas y sin dudarlo los colores que destacan son el rojo y el dorado. Aquí se combinan junto con unos verdes tristones, paredes empapeladas, suelos de madera, lamparas enormes de plafón o singulares de farolillos, alfombras, un tipo de decoración que personalmente no entra en mis gustos pero que representa muy bien el ambiente y carácter de este tipo de establecimientos. La luz por la noche es como dirían los americanos, cozy, aquí definiríamos como romántica y desde el punto de vista de un bloguero, infame, horrorosa, no hay Iphone X que valga. Mi truco es que mi novia me de luz con la linterna de su móvil, el flash chamusca desde cerca y sin el, solo existe un mundo anaranjado incapaz de ser corregido con programas de edición, por todo ello os avanzo mis disculpas.
La terraza estaba vacía, las sombrillas recogidas, había llovido y el ambiente estaba frío, aún así uno es capaz de imaginarse lo bello que debe ser disfrutar de un desayuno o un vermú en un día soleado. De todas formas, por la noche tiene mucho encanto, ver iluminadas las cuadrigas del edificio del BBVA o el sendero de luces de la Gran Vía.
Tras tomarnos unas cervezas, por cierto, sirven unos anacardos trufados que son puro vicio, tuvimos la suerte de poder adelantar la reserva. Yo he tenido la suerte de probar bastantes veces la cocina de Dani pero mi Diana tenía muchas ganas de probar el famoso tomate nitro, por fin lo consiguió y le entusiasmó.
Con tanto restaurante abierto, aunque los conceptos sean diferentes al del restaurante de alta cocina que tenía en Marbella, son muchas las elaboraciones que en algún momento se convirtieron en rutinarias y ahora, revisadas, dan las pinceladas de cocina de autor en estas cartas más informales. Todavía revisaba el Vídeo de Madrid Fusión 2009 donde Dani presentaba su famoso tomate Nitrogel, cómo ha pasado el tiempo para todos, pero la esencia de este plato sigue intacta y perdura en la sorpresa de matices y contrastes que ofrece.
Otro de los platos que pedimos fueron las deliciosas gambas cristal que sirven con pimientos de Padrón, son como pipas y se disfrutan mucho.
La tortilla de bacalao con cebolla caramelizada en su interior tiene un buen tamaño y llena bastante. Va decorada con un polvo de tomate y acompañan unos brotes.
Por último el arroz con navajas y morcilla de Ronda, con piel de limón. Tenía muchísimas ganas de probar este arroz y cuando me lo llevé a la boca por primera vez resultó muy familiar, no habiéndolo comido nunca. El tema es que creé un plato para homenajear a Dani por su tercera Estrella Michelín » Morcilla, Navajas, Manzana y Menta«, me habían regalado una morcilla de Ronda y tiene un sabor muy característico que he podido reconocer en el arroz. Magnífico.
No hubo postre, solo había ganas de descansar en el hotel tras el viaje, menos mal que conseguimos anticipar la reserva. Ya sabéis la devoción que tengo por Dani, como siempre, una experiencia super recomendable y ya estoy dándole vueltas a la cabeza con el tema de Babette, no vaya a ser que repita las tres jornadas seguidas que hice en Leña.
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