Guía de Edimburgo – 5 días



Este año 2024 está resultando «bastante» viajero en el plano internacional y la verdad, ya lo echaba de menos por todo el disfrute y aprendizaje que nos dejan los viajes. Si en Febrero os dejaba la Guía de Tailandia 11 días (Bangkok y Phuket), hoy visitamos un país diametralmente opuesto, Escocia.

Como se suele decir están en las antípodas uno del otro, no solo por cultura si no por la gastronomía que es la parte mollar de este blog. Si en Tailandia cada día era una experiencia y un deleite para el gusto y el estómago, Escocia y el mundo anglosajón no aportan grandes cosas a la gastronomía sólida, otro cantar son sus cervezas y sobre todo el venerado Whisky Escocés.

Como siempre que hago un viaje, trato de obtener buena información y ver algunos canales en YouTube y volver a visionar esos Callejeros Viajeros, Asturianos Por El Mundo, …..etc. Ayuda un montón, porque no hay cosa que me de más rabia, que haber tenido algo cerca de mi y no haberlo podido disfrutar por desconocimiento o ignorancia.

En esta ocasión el viaje a Edimburgo he querido hacerlo con mi madre por su 77 cumpleaños, siempre me habló maravillas de este lugar y además tenía un significado especial para ella. Coincide que fue el último destino donde celebró con mi difunto padre, hace 8 años, su cumpleaños. Aunque el dolor y la añoranza sigue presente, tratamos de sacar lo positivo y manteniendo vivo su recuerdo, a diario, es una forma de mantener la fortaleza suficiente para asumir una pérdida inesperada y muy temprana.

Aunque hablo de 5 días, realmente son tres completos y los otros son la suma de los días de llegada y partida, que en nuestro caso implicaron un viaje por carretera a la cercana Santander, desde donde parte las línea aérea low cost de Ryanair. Siempre me gusta clasificar las ciudades por días, el tiempo suficiente para hacerte una buena idea del lugar que visitas y en este caso con tres días completos vais sobrados para conocer la ciudad de Edimburgo. Para que os hagáis una mejor idea, creo que en una semana sería suficiente para ampliar con Glasgow, visita al Lago Ness y los High Lands.

Antes de que sigáis leyendo y mi verborrea os aburra, este es el vídeo resumen de 26 minutos que hice para Youtube. Esta versión escrita trata de concretar más y aportar mayor información al viajero, también me he tomado la molestia de enlazaros algunas páginas para hacer la documentación más completa.

Cada persona es un mundo y los gustos como en botica, hay de todo. Mi disfrute es muy visual y me encanta patear las ciudades, perderte, preguntar, sentirte como un ciudadano más. Por ejemplo, he ido a NYC tres veces y aún no conozco el metro, a pinrel y en taxi cuando estoy muy cansado o es una hora peligrosa, me ha permitido conocer lugares que no aparecen en las guías.

Lo mismo me sucede con las visitas a museos, edificios, audio guías, tours guiados, ni me recreo demasiado, ni necesito tanta información o ni siquiera pretendo entrar a sitios que por mis preferencias se que no me van a aportar satisfacción. Si antes de viajar hay algo en lo que realmente estoy interesado me informo previamente y si veo algo que me llama la atención, siempre puedo ampliar conocimiento, más tarde, haciendo una búsqueda en internet.

Ya os advierto que aun teniendo tiempo, ni entramos en el Castillo de Edimburgo, ni en el Palacio Real de Holyrood, ni tampoco en el Mary King’s Close, ya os explicaré más adelante. Sin embargo hemos subido a Arthur’s Seat y lo hemos bordeado para llegar caminando a Duddingstone Village y comer en la posada más antigua de Escocia, datada de 1360.

Dentro de las opciones que la conexión desde Santander ofrece con Edimburgo, hay vuelos los lunes, miércoles y viernes. Si planeáis la escapada de fin de semana durante la primavera o veranos con los días de luz más largos, creo que madrugando y exprimiendo los días puede ser suficiente para hacerse una buena idea de la ciudad. Nosotros disponíamos de tiempo y viajamos de lunes a viernes, más barato tanto el vuelo como el alojamiento, aunque respecto a este último no esperéis ninguna ganga.

DIA 1

Salimos desde Oviedo el mismo día 13 de mayo, un poco faena ya que para ser el mismo día del cumpleaños nos lo pasamos metidos en un coche, con el culo sentado en un aeropuerto, en un incomodo avión y llegando tarde casi sin opciones para cenar. Sin embargo todo ello fue suplido por la ilusión y ganas.

Para los que viajamos al aeropuerto de Santander desde otras ciudades, mi última vez había sido a Roma, os recomiendo hacer una reserva en el Parking Parayas, sito en un polígono a 500mts del aeropuerto. Dejáis el coche, os acercan en una furgoneta a la terminal y os recogen a la vuelta para entregaros el coche limpio, en nuestro caso todo por 20€.

El viaje dura unas dos horas y cuarto, os recuerdo que hay una hora menos en todo el Reino Unido. Básicamente es como hacer el viaje a Canarias desde Madrid, las sensaciones son las mismas aunque obviamente no encontraremos el mismo tiempo pero si la misma calidez de sus gentes, sorprende la amabilidad y simpatía del escocés.

Para llegar al centro de Edimburgo mi recomendación es tomar el autobus Airlink 100, tiene la parada justo a la salida del aeropuerto y en nuestro caso estaba allí con lo que resultó fácil de ver. Aunque hace paradas va muy rápido y en menos de 30 minutos llegareis a la última parada South St David Street, a 20mt del monumento a Sir Walter Scott y del famoso hotel Balmoral. Son £5,50 por trayecto que comparado con £50 de un taxi resulta muy conveniente y además disfrutareis del viaje en un autobús de dos pisos.

Al principio llegas un poco perdido, pero tras un día en la ciudad te das cuenta rápidamente de su geografía y mas o menos por donde moverte para llegar a las diferentes zonas. Nosotros elegimos pararnos en Princes St, la calle comercial más importante de la New Town y fuimos caminado por The Mound, una calle que fue rellenada con tierras por encima de las vías del tren y reconocible porque a nuestra izquierda dejaremos el museo de la National Gallery. Seguimos de frente y atravesamos Milne’s Court, una especie de tunel con escaleras que desemboca en la famosa Royal Mile a la altura de la reconocible aguja de The Hub, el punto más alto de la ciudad destinado a espacio para eventos.

Cruzamos la calle siguiendo Upper Bow y descubrimos Victoria Terrace, la parte alta de esta colorida calle a la que accederemos por unas escaleras. Bajamos con nuestros trolley por la bulliciosa Victoria St y desembocamos en la calle / plaza de Grassmarket donde se encontraba nuestro hotel Apex City of  Edinburgh. La ubicación no puede ser más conveniente y las habitaciones están muy bien de tamaño, confort y modernidad, no puedo decir lo mismo del precio pero entiendo que es un mal endémico de las grandes capitales, nada que no te puedas encontrar en Madrid o Barcelona (y luego se quejan de los Airbnb).

Entre hacer el check in, deshacer maletas, asearse levemente superamos ligeramente las 9pm y el primer intento para cenar en The Black Bull fue fallido por cierre de cocinas. Joder!!!! que nos quedamos sin cenar y celebrar medianamente el cumpleaños, menos mal que los italianos no fallaron y en Made In Italy conseguimos relax y buena comida. Para beber una pinta IPA Maltsmiths, una pizza Romagna 12″ ( ricotta, mortadella y pesto de pistachos), tarta chocolate fudge y una de pera con almendras por £37,95.

Aunque la cena no fue excesiva, dada la buena temperatura dimos un breve paseo y subimos por las escaleras del callejón de Vennel desde donde tendréis unas magníficas vistas del castillo (si la habitual niebla no os lo impide). Regresamos al hotel y damos por finalizado este extraño cumpleaños (a nivel celebración), pero satisfechos con esta primera jornada de instalación pues podríamos haber acabado comiendo unos cacahuetes y brindando con lo que hubiese en el mini bar de la habitación. Mañana a madrugar y exprimir la ciudad.

DIA 2

Arrancamos la primera jornada completa saliendo del hotel a las 7:30am, todo parece fantasmal aunque para ser más cercano y realista, nos recordó a la época de pandemia cuando estaba todo cerrado y no había un alma, solo aquellos con el salvoconducto de trabajador esencial. Todos los pub de Grassmarket con las sillas apiladas y siendo abastecidos daban una imagen muy triste comparada con el bullicio de unas horas antes cuando llegábamos arrastrando nuestras maletas.

Lo bueno es que no hay nadie, no tenemos que esperar por ningún otro turista que se nos cruza delante para sacar la foto ideal. Disfrutamos del Covenanter’s Memorial, lugar donde ahorcaban a los fanáticos protestantes hasta 1780, aun que esta plaza también sirvió como mercado de ganado desde 1477 a 1911.  Aquí también encontrareis la West Bow Well una fuente erigida en 1674 que aportó la primera agua potable a la ciudad hasta 1820. Postureamos un poco con los edificios coloridos de Victoria Street y volvemos a Grassmarket para desayunar en Castlegate Cafe donde un capuccino, doble expresso y un cannoli de chocolate son fuente de energía suficiente hasta la comida.

Resulta muy pronto para todo así que planeamos como primera visita la alejada Dean Village, un pueblecito de cuento que realmente merece la pena. Visto con perspectiva no está muy lejos, partimos desde Grassmarket por King’s Stable Road y visitamos brevemente el cementerio a mano derecha, con la niebla y las vistas al castillo resulta algo tétrico pero atrayente. A mano izquierda dejamos el parking de varias plantas que da acceso también por unas escaleras a Castle Terrace.

Llegamos a la confluencia con Lothian Road y guiado por una masa de trabajadores cruzamos la calle y me despisto, en vez de girar a la derecha subimos por la izquierda y nos «perdemos». No pasa nada, descubrimos el el auditorio Usher Hall, The Lyceum y el teatro Traverse y cuando nos damos cuenta deshacemos lo andado y llegamos a la confluencia con Princes St. En una esquina de los que consideraríamos los Princes Gardens, está la iglesia episcopal de St John’s, enfrente el edificio del reputado whisky Johnnie Walker y a la izquierda el no menos famoso hotel Waldorf Astoria – The Caledonian. Girando por Rutland St encontrareis Ghillie Dhu, un restaurante con espectáculos ubicado en una antigua capilla.

Tomamos Queensferry St y a mano izquierda al final de Melville St. encontramos la iglesia episcopal de St Mary’s. Aunque van cambiando el nombre de las calles Melville Pl., Drumsheugh Pl., Lynedoch Pl. seguir recto y llegareis al Dean Bridge que tiene unas buenas vistas aéreas del rio  Water of Leith y la villa. Bajaremos por la empinada Bell’s Brae y llegamos al pequeño puente de piedra desde donde obtener la típica foto aunque os recomiendo seguir los diferentes caminos que bordean el rio, todo el entorno es muy bucólico y os recordará épocas medievales.

Damos media vuelta y regresamos a la confluencia de King’s Stables Rd con Lothian Rd para tomar Castle Terrace ya que nos dirigimos al castillo. Al final del parking giramos a la izquierda y subimos por Johnston Terrace sintiéndonos muy pequeñitos a los pies de esta gran atalaya que alberga el castillo, llegamos a un punto muy visible donde podremos seguir la calle hasta la Royal Mile, girar a la derecha y bajar las escaleras de Patrick Geddes Steps para llegar a Grassmarket o girar a la izquierda y subir las otras escaleras de Castle Wynd N que os dejaran a unos metros de la esplanada del Castillo.

Había mucho movimiento de obras, pensé que eran las típicas de rehabilitación que siempre me pillan como en la Plaza del Comercio de Lisboa o la Catedral de Santiago por poner solo unos ejemplos, pero en realidad es que estaban comenzando a montar la imponente estructura para el graderío que alberga The Royal Edinburgh Military Tattoo, un festival en el que durante el mes de agosto bandas militares hacen sonar sus gaitas y tambores junto las bailarinas de las tierras altas. También en agosto la ciudad acoge el Festival de danza, opera, teatro; el Fringe; el International Book Festival……en definitiva que la animación en la ciudad es máxima y con ella precios y gente se multiplican.

La entrada al castillo son mas o menos unas £20, un precio considerable, colas y falta de interés hicieron que pasáramos de esta visita. Ya son muchos años visitando este tipo de edificios y por lo que a mi gusto concierne, ya solo me atraen aquellos que son los puntos más altos, torres, miradores y esas cosas. Ver unas mazmorras, una habitación con lamparas de araña, candelabros, palanganas de aseo, camas reales más pequeñas que mi primer dormitorio plegable, tapices funestos y cuadros de retratos, ecuestres o de batallas, me aburre soberanamente y no estoy dispuesto a que me de la chapa ningún guía ni a ir como walking dead escuchando historias en unos auriculares.

Dentro encontrareis el Scottish National War Memorial, Museum of the Royal Regiment of Scotland, el museo de la guardia real Royal Scotts, el Palacio Real, los cañones de defensa, el cañón de la 1 O’clock (lo disparan todos los días a esta hora), la prisión militar, cementerio de perros, el hospital del castillo y alguna cosa más.

Desde el castillo hasta el Palacio Real de Holyrood es lo que se conoce como Royal Mile (1.814,2mt comparado con la milla inglesa de 1.609,24mt) aunque los diferentes tramos o distritos tienen sus propios nombres de calle como Castle Hill, Lawnmarket, Parliament Square, High Street y Canongate.

Comenzamos desde la esplanada del castillo y a mano izquierda tenéis una tienda enorme de souvenirs y todo lo relacionado con las telas o tartans escoceses. Casa dibujo hace referencia a un clan y es para volverse loco, telas bufandas, faldas, trajes, capas, pañuelos, gorras, bolsos…etc. Si queréis hacer un regalo, poco hay que comprar que no sea todo lo relacionado con esta temática, hay un montón de tiendas por toda la ciudad y vista una (esta es la más grande), vistas todas, acabas saturado.

Podéis hacer paradas en muchos sitios, al igual que me sucede con el castillo, entrar en una atracción de espejos e ilusiones llamada Camera Obscura o el The Scotch Whisky Experience cuando aborrezco esta bebida, personalmente no me aportaba nada y un leve vistazo fue suficiente. Seguimos caminando y nos volvemos a encontrar con The Hub, la sala de eventos y edificio más alto de la ciudad.

Una de las particularidades de Edimburgo son los llamados Closes, unos callejones sin salida o interconectados que esconden desde museos como el de los escritores, jardines, restaurantes y que muchos hacen referencia a como estaba organizada la ciudad y los oficios que podías encontrar atravesándolos, desde la oficina de correos, abogados, pescadores….más de 70.  Aquí tenéis el listado completo que recoge wikipedia (Close List), organizado por zonas y con su uso.

Seguimos caminando y antes de llegar a la catedral, a mano izquierda nos encontramos con la estatua de David Hume, filosofo, economista e historiador que tuvo mucha influencia en Escocia y personaje relevante de la Ilustración en el S.XVIII. Veréis que tiene el los dedos del pie desgastados, se supone que da suerte a los estudiantes en época de exámenes.

Llegamos a la catedral de St Giles’ pero antes de entrar en su lateral derecho encontraremos una placa en el suelo que indica la sepultura de John Nox, que fue un predicador protestante escocés, líder de la Reforma Escocesa y considerado el fundador de La Iglesia Presbiteriana de Escocia. Tampoco pasa desapercibida la gran estatua exterior dedicada a Walter Francis Montagu Douglas Scott, quinto duque de Buccleuch, séptimo duque de Queensberry, destacado noble, terrateniente y político escocés.

Además de su arquitectura gótica que culmina una cúpula con forma de corona, sus vidrieras, órganos, etc es reconocida por ser origen del protestantismo y esta dedicada a St Giles, patrono de Edimburgo y conocido protector de tullidos y leprosos. Pincha AQUÍ para saber más de esta catedral que no está reconocida como tal. En su interior también encontrareis una réplica en bronce del taburete de Jenny Geddes, una comerciante escocesa en el mercado de Edimburgo que supuestamente arrojó un taburete a la cabeza del ministro en la catedral de St Giles en objeción al primer uso público de la versión revisada de la Iglesia de Escocia del Libro de oración común, el Libro de oración escocés de 1637.

Salimos de la catedral y en su trasera hay un cogollo de cosas interesantes. Por un lado la Mercat Cross, cruz que indicaba donde se situaba el mercado y desde donde se daban las proclamas y anuncios reales y parlamentarios. En su extremo tiene una corona y un unicornio, animal mitológico símbolo de Escocia. Hoy en día es punto de partida de numerosos tour ya sean a pie o en autobús.

Muchos sabemos que el unicornio es un animal mitológico pero ¿sabíais que su origen está en los vikingos?. Aunque muchos pensamos en los vikingos como tribus guerreras, también eran comerciantes y en sus trayectos por los mares del norte pescaban narvales de los que arrancaban el cuerno del cetáceo ( en realidad un colmillo helicoidal ) y vendían a los inocentes y supersticiosos escoceses, que creían en sus poderes curativos, habiéndoles vendido la milonga de que provenía de unos caballos mágicos de sus tierras.

Justo frente a la cruz tenemos el City Chambers o Ayuntamiento de la ciudad donde podréis encontrar una especie de Walk of Fame con las huellas de las manos. Los Edinburgh Awards se fundaron en 2007 y reconocen a aquellos que han tenido un impacto positivo en la ciudad, por ello, J.K. Rowling tiene desde 2008 las suyas y es lugar de peregrinación para los seguidores de su saga Harry Potter, entre los que vaya por delante, no me encuentro.

Que no sea seguidor no quiere decir que no sea consciente del gran impacto que estos libros y sus posteriores películas han supuesto para el mundo, convirtiendo a su autora en una de las mujeres más ricas del planeta. Aunque muchos son los lugares de inspiración ninguna escena de las películas fue rodada en Edimburgo sin embargo hay varios tours que harán las delicias de los más mitómanos. Aquí os dejo dos enlaces para saber más Más Edimburgo y Clan Pascual.

Justo pegado al arco de entrada de esas estrellas tenemos el famoso Mary King’s Close reabierto en 2003 como atracción turística donde poder experimentar cómo vivió, trabajó y murió la gente en el Edimburgo del siglo XVII. Este close es un subterráneo donde las fotos no están permitidas al estar colindante con el ayuntamiento. Te cuentan historias entre verdaderas y también fantasmagóricas gracias al montaje tétrico de lo que en su día fue una realidad como la peste.

Para terminar el cogollo encontramos la estatua del economista y filósofo Adam Smith. Si bien el capitalismo no encuentra su fundador en un pensador sino en las relaciones productivas de la sociedad, la obra La riqueza de las naciones concedió a Adam Smith el título de fundador intelectual del capitalismo.

A estas alturas el móvil dijo basta y no me quedó más remedio que sentarnos en la terraza de Burgers and Beers Grillhouse para tomarnos unas pintas y recargar la batería del teléfono y la propia, ya van unas cuantas horas pateando. Mientras disfrutábamos de una pinta de Beavertown Neck Oil Session IPA nos entró el hambre y allí a las 12:30 no desentonas comiéndote unas hamburguesas. Mi madre eligió la más normalita Uncle Sam, una cheese con tomate, lechuga, cebolla a la parrilla, pepinillos y mezcla de ketchup y mayonesa. Yo elegí algo mas contundente como la Independence Day, con queso americano, bacon ahumado, lechuga, tomate, cebolla a la parrilla, frickles (pepinillos rebozados en una masa con cerveza) y salsa BBQ, £48.

Con las pilas cargadas visitamos el edificio del Tron Kirk Market, un mercadillo de artesanía en el interior de una antigua iglesia con unas bonitas vidrieras y una bóveda de madera. Al lado opuesto la bonita calle curva de Cockburn St que desemboca en la estación de ferrocarril. Volvemos a la Royal Mile para encontrarnos a mano izquierda con la llamativa casa museo de John Knox pero si nos fijamos hay una construcción llamada Wellhead, una cisterna que proveía de agua a la Old Town desde las reservas de Castlehill, data de 1675.

Seguimos bajando y estamos en Canongate, el último distrito de la Royal Mile. Aquí me llamó la atención el edificio de Toolboth Tavern con su reloj, pegado está el The People’s Story Museum un museo gratuito donde podrás recorrer la historia de escocia escenificada por montajes realizados con maniquíes de tamaño real, la duración aproximada de la visita es de 45 mins – 1 hora, merece la pena si estas paseando por Edimburgo y tienes un rato para visitarlo.

Justo al lado encontraremos el Canongate Kirk (cementerio), famoso por albergar la tumba de Adam Smith. Si no queréis dar más vueltas que una peonza está tomando el lado izquierdo de la fachada, justo en la fachada trasera del People’s Story Museum, nosotros entramos al revés y no vimos un indicador con un plano, dimos con el por cabezonería. La estatua del poeta Robert Ferguson que parece está caminando si que no tiene pérdida antes de acceder al cementerio.

Para los fanáticos de Starbucks a mano derecha encontramos uno en el que al día siguiente desayunaría y merendaría para cargar batería. Un poco más abajo y también en este lado de la calle encontraremos un Oink, hay otro en Victoria St., asan un cerdo y deshilachado (pulled pork) preparan unos bocatas deliciosos, abren desde las 11 a las 17 por si os resulta práctico encajar en vuestra caminata.

Casi llegando al final a mano izquierda esta el White Horse Close, antiguas caballerizas reales y al otro lado el Parlamento, un edificio muy bonito con citas grabadas en su granito. Llegamos al final de la Royal Mile estampándonos con el Palace of Holyroodhouse, la verdadera residencia de los reyes actuales cunado visitan Escocia. Por £22 librazas podréis visitar donde dormía María Estuardo, la Abadía, la sala del trono, los jardines…etc a nosotros nos cogió cerrado por no se que evento, vaya!!!!!! con lo que me apetecía (voz sarcástica). Si no entráis, siempre podréis tener un chute monárquico en su Café, donde por otras módicas £30 tomareis el te de la tarde o visitar la tienda de souvenirs reales a precio del chino (otra vez me sale la voz sarcástica).

Desde aquí cogimos Calton Road, visitamos el cementerio que hay a mano derecha y seguimos caminando. Preguntamos a una lugareña y nos comentó el atajo de Jacob’s Ladder (La Escalera de Jacob) para subir hasta Calton Hill que era nuestro próximo objetivo. Nos precipitamos y subimos por otras escaleras que parten de la confluencia con Old Tolbooth Wynd, también bastante empinadas, hay que salvar un buen desnivel hasta llegar a Regent Road.

Desde St Andrew’s House, la sede del gobierno escocés, tomamos un camino por la derecha donde observamos la Old Royal High School una de las escuelas más antiguas de Escocia, con una historia que se remonta al siglo XII y que actualmente está cerrada. Seguimos el camino hacia lo alto de la colina y lo primero que nos encontraremos es el Monument to the Scottish Parliament, este monumento conmemora la vigilia del Parlamento escocés. En lo alto hay un brasero que se ha convertido en un símbolo al permanecer encendido durante la vigilia.

A lo lejos observamos el National Monument of Scothland, monumento histórico que homenajea a los soldados y marineros escoceses fallecidos en las guerras napoleónicas y que nos recordará al Partenón ateniense. Según nos acercamos también empieza a cobrar protagonismo el Nelson Monument, un monumento imponente para conmemorar la victoria de Nelson en Trafalgar, diseñado por el arquitecto Robert Burn.

Además de un observatorio también encontramos el Monumento a Dugald Stewart, construido en 1831 y situado encima de una colina, que se inspira en la Torre de los Vientos de Atenas, homenajea a este filósofo del S.XVII. También encontrareis el Cañon Portugués, aunque en realidad fue fabricado por la Armada Española durante el reinado de Felipe IV pero fue llevado a las colonias portuguesas del sudeste asiático y rescatado por los británicos durante la invasión de Birmania en 1885.

Sin duda lo mejor de subir a Calton Hill son las vistas aunque las nuestras comenzaron a turbarse con un orbayu cada vez más inquietante. Bajamos por las escaleras que dan acceso Waterloo Place, el acceso más natural si andáis por la zona de Princes St. Justo enfrente tenemos el cementerio de Calton, el monolito de Martyrs Of Reform Monument, el Mausoleo de David Hume y el Scottish-American Soldiers Monument dedicado como lugar sepultura para los soldados escoceses que murieron entre 1861 a 1865 en la Guerra Civil de EE.UU.

Bajando por Waterloo y girando a la derecha por Leith St, os encontrareis con un centro comercial enorme, lleno de tiendas y lugares para comer, se llama St James Quarter. Pero si seguimos caminando tenemos el HM General Register archivo de 1788 con registros familiares antiguos House y el majestuoso hotel Balmoral (Rocco Forte) de estilo victoriano, donde J.K. Rowling se alojó durante seis meses en la suite 552 para terminar su saga con el libro Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte.

Pegado al hotel tenemos el Waverly Market – Princes Mall, otro bullicioso centro comercial que por la cercanía a la estación de ferrocarril tiene mucho movimiento. Ahora ya está lloviendo con fuerza y resulta muy incomodo ver monumentos pasados por agua cargando con el odioso paraguas, nos conformamos con ver el Scott Monument atechados desde el H&M y decidimos regresar al hotel, de donde no saldríamos hasta el día siguiente, 16km pateados no están nada mal.

DIA 3

Volvemos a madrugar como el día anterior pero esta vez amanecemos con una tremenda niebla que nos arruina la primera visita al Princes Garden, supuestamente se debería ver el castillo pero lo que parece es una escena de Jeckyll & Hyde. Lo mismo nos sucede con el Scott Monument, dedicado al autor de Ivanhoe, La Dama del Lago, Waverley, El Corazón de Midlothian y Rob Roy entre otras. Respecto a esta última os contaré una pequeña anécdota de cuando vivía en San Francisco. Resulta que había regresado después de 8 meses en Oviedo y al llegar en 1995, la primera película que vi fue Rob Roy con Liam Neeson. El acento escoces era tan marcado que no entendía nada, pensé que había perdido todo mi ingles hasta que me puse a ver a Oprah y Jerry Springer, la Ana Rosa negra y el Pablo Motos de aquella época en América, todo seguía en su sitio y el problema era el de aquel tipo con falda.

Tras esta aventura del abuelo cebolleta y confiando que abra la niebla, nos dirigimos camino de Arthur’s Seat, el camino lo aprendimos ayer y desde el monumento Scott cruzamos por Waverley Bridge y subimos por Cockburn St. Aprovecho que no hay nadie para regresar a las huellas de Rowling y hacer foto sin gente, nos damos cuentas del simpático vandalismo escoces, le habían puesto un cono de obras a las estatuas de Adam Smith y Hume, parecían magos de Harry Potter. Seguimos por la Royal Mile y hacemos fotos sin gente pero no acaba de abrir y llegamos al Starbucks de Canongate donde desayunamos un Cinamon Roll y una chocolate cookie con unos cafés para coger energía.

Bordeamos el Parlamento y seguimos por Queen’s Drive, es fácil distinguir uno de los caminos que nos llevará a la cima sita a 251mt en pleno parque de Holyrood. A mano izquierda dejamos el St Margaret’s Loch y St Anthony’s Chappel Ruins, el caminito se convierte en un trekking pedregoso y muy empinado en que echamos en falta un mejor calzado y un bastón de apoyo. Abre la niebla tímidamente y cuando estamos cerca de coronar debemos abandonar por el problema cardiaco de mi madre, aunque a sus 77 está en plena forma y camina muchos kilómetros diariamente, la altura le pone la patata a mil y no era plan de tener un susto, además con la niebla no hubiésemos vista nada.

Decidimos dar la vuelta y bajar para ya en plano bordear todo el parque dirección a Duddingston Village. Seguimos por Queens Drive, continuamos atravesando dos glorietas y avanzamos por Duddingston Low Road, tras unos kilometros veremos el Duddinston Loch y llegamos a esta pequeña villa donde comeremos en la que dicen es una de las posadas más antiguas de Escocia ya que se fecha como Inn (posada que además de alojamiento ofrece comida y bebida) desde 1360, se trata del Sheep Heid Inn.

El nombre significa «cabeza de carnero» y existen varias teorías de la procedencia de su nombre, Por un lado hace referencia a cuando las ovejas pastaban por el parque de Holyrood, eran degolladas en Duddingston antes de mandarlas al mercado de carne de Edimburgo. Con las cabezas en este restaurante, se hacían un par de caldos que incluso se registraron en el libro de cocina de la Sra. Beeton. Otra referencia es acerca de una caja de rape con una cabeza de carnero grabada que fue regalo de Jaime VI. AQUI, os dejo otro enlace con más historia.

El pub restaurante es muy bonito, estilo clásico, y aunque íbamos sin reserva al llegar pronto no hubo problema para almorzar un día de semana. Para mitómanos y fervorosos monárquicos de la corona inglesa, la reina Isabel los visitó en julio de 2016 y en su honor hay una placa entre dos sillones que parecen tronos. En la trasera hay una agradable terraza para cuando luzca el sol y también tienen una antigua bolera con mucha historia.

Para beber una pinta de la cerveza local Holyrood Pale Ale keg y para comer compartimos el entrante de Chipotle Sticky Chicken, una especie de nuggets caseros con mucho sabor y tiernos. Mi madre eligió la aburrida pizza Margherita con mozzarela, tomate cherry y albahaca, están echas al horno de piedra y os confieso que era excelente. Por mi parte elegí el Pan-Roasted Lamb Rump, dado el nombre del local tenía que probar el cordero y realmente resultó de matrícula con la carne al punto, sonrosada y con una guarnición de puré de patatas con cebollino, judías verdes redondas, verduras al grill y una salsa al vino tinto en la que acabé mojando los bordes de pizza que había dejado mi madre.

Tras una comida equilibrada, con un buen servicio por £62, regresamos a la ciudad ya luciendo el sol y en manga corta. Con el buche lleno hasta se me hizo más corto el recorrido mientras escuchaba en la lejanía ruido de gaitas, algo había, aceleramos el paso y desde donde habíamos tomado el camino para subir a Arthur’s Seat, un numeroso grupo de gaiteros y soldados cadetes estaban ensayando su milimétrica coreografía militar, supongo que para el evento real que mantenía las visitas canceladas al palacio.

Regresamos por la Royal Mile e hicimos parada en el Starbucks para tomar el café y cargar batería del móvil. Practicamente hicimos el mismo camino que a la ida, cuan diferente resulta con buen tiempo, la ciudad resplandece y no me importa duplicar fotos, paracen el día y la noche, confiamos que aguante hasta la visita del Princes Garden. Llegando a la catedral, nos desviamos en St. Giles St. y tomamos unas empinadas escaleras de bajada llamadas The New Steps, desde donde hay unas vistas muy bonitas.

Vuelven a sonar tambores de guerra, tengo muy metido en la cabeza cuando suena música en vivo, en San Francisco había muchos grupos locales tocando a diario en los bares. Efectivamente, cruzamos por Waverley Bridge y hay una banda tocando, The Kennedys Project, disfrutamos sus tres últimas canciones en un marco incomparable, a un lado el Balmoral y a otro el Scott Monument.

Ahora si que si, disfrutamos el Scott Monument, un monumento de estilo gótico y corte victoriano en el que podremos subir sus 61 metros haciendo algo de ejercicio en sus 287 peldaños. Pegado también está el monumento a Livingston, accedemos a los East Princes Gardens que en su avenida superior esta llena de bancos dedicados a diferentes personajes, también veremos la estatua de Adam Black y como hacía un tiempo estupendo estaba atiborrado de gente absorbiendo vitamina solar.

Los jardines están divididos por dos de los museos principales, The Royal Scottish Academy dedicado al arte contemporáneo en una galería georgiana y el National Gallery of Scotland, museo de arte escoces y europeo. Están pegados a The Mound, la calle que tomamos el primer día y que os comenté estaba hecha de rellenos de tierra. Entramos a esta otra sección del parque por la esquina donde veréis el famoso Reloj Floral, a nosotros nos tocó en confección pero si lo cogéis terminado es una virguería.

Tomamos la bajada de la izquierda y contemplamos Great Aunt Lizzie’s o Cabaña del Jardinero, el monumento a los Royal Scot, la estatua del elefante de Andy Scott, el graderío donde toca las Ross Band, la piedra en memoria de los noruegos y la bonita Ross Fountain de hierro fundido desde la que ahora si, poder hacer unas fotos espectaculares con el castillo al fondo. La jardinería luce espectacular, estamos a final de la primavera y sobre todo nos llamaron la atención unos rododendros totalmente floridos en varios colores.

El día ha quedado espectacular, muy luminoso y aprovecho para hacer otra subida a las escaleras por el callejón de Vennel, para tomar fotos diurnas. Luego una cervecita en la bulliciosa Grassmarket y tras 23kms damos por terminada la productiva jornada.

DIA 4

Hoy nos los tomamos con algo más de calma, ciertamente podríamos haber comprimido los dos días anteriores con las actividades que haremos hoy, y aprovechar para hacer la excursión al Loch Ness y los High Lands, ahí lo dejo. Dejamos el hotel a eso de las 9am y sin dar muchas más vueltas, en Grassmarket elegimos para desayunar en los bajos de un edificio rosa, Dunedin Kitchen. Mi madre se decantó por las típicas tortitas con sirope de arce y mi elección fue el típico Scottish Breakfast (huevos fritos, tostadas, panceta, judias estofadas en salsa de tomate, patatas fritas, salchicha, scone de patata, setas, tomate frito y haggis).

Como quiera que no so soporto esas beans tipo Heinz o Campbell, pedí sustituirlas por doble de haggis. Pero, ¿qué son los haggis? el haggis es una deliciosa combinación de corazón, pulmones e hígado de oveja, mezclado con avena, cebolla, sal y especias, todo ello metido en una bolsa sintética para embutido y cocido durante varias horas. Luego se corta en rodajas y se fríe muy bien por los dos lados, si os gusta la casquería no tendréis problema pero ya os avanzo que tiene un sabor fuerte. Con un doble expreso y un cafe latte, el copioso desayuno salió por £30.

Subimos por Candlemaker Row y a mano derecha accedemos por una de las entradas del famoso cementerio Geyfriar’s. Aquí hay muchos personajes enterrados que inspiraron a los protagonistas de Harry Potter, también encontraremos la tumba de Bobby un skye terrier famoso por permanecer junto a la tumba de su dueño durante 14 años.

Segun salimos hay un pub y hasta una fuente referenciando al perrito. Tomamos Chambers Street para visitar el gratuito National Museum of Scotland, un entretenido museo de historia natural e industrial con siete plantas que además de tener una sala principal muy bonita, alberga un batiburrillo increíble de cosas interesantes, desde una maquina a vapor, un formula 1, canoas de los maories, minerales, vestidos de época, replicas de animales y la famosa oveja Dolly. En la última planta a la que accederemos en ascensor, encontramos una terraza con unos jardines que replican los ecosistemas de Escocia y desde donde tendremos excelentes vistas de la ciudad, incluido el castillo.

Después de visitar el museo nos dirigimos por Forrest Road para visitar todo el área de la Universidad de Edimburgo, diferentes facultades y lugares curiosos como la que fue casa de Walter Scott durante 23 años, el jardín de George Square donde aprovechan los estudiantes para hacer el lunch o los mega jardines de The Meadows una enorme extensión verde muy bien cuidada.

Tomamos por George IV Bridge para llegar al distrito de Lawnmarket en la Royal Mile. Volvemos a acceder por Upper Bow a Victoria Street pero en esta ocasión con el día soleado aprovechamos para disfrutar las vistas y fotos desde la zona superior de Victoria Terrace. Próxima parada una pinta en la terraza de The Last Drop, no podía faltar esta visita del que se dice era el pub donde los condenados a la orca eran conducidos para disfrutar de su última bebida, de ahí su nombre «La Última Gota».

Siendo nuestro último día tampoco podía faltar comerse un bocadillo de pulled pork en el OINK de Victoria Street. Tenéis tres tamaños para elegir (Piglet 80gr, Oink 160gr, Grunter 250gr), pan blanco o marrón, una pasta de cebolla y salvia o haggis, salsa de manzana, mayonesa de mostaza, chilli cheese, chilli jam, BBQ y opción de extra piel crujiente. Me gustó y lo disfruté mucho en la habitación del hotel porque no era plan de tomarlo en el pub, en este local de Victoria no tienen meses como en el de Canongate.

DIA 5

Aunque el día anterior nos habíamos retirado pronto, no deja de ser un suplicio dejar el hotel a las 5am con el consiguiente madrugón. Aunque yo me hubiese ido a South St David Street para coger el Airlink 100, mi madre se empeño en coger un taxi, que a estas horas y sin nada de tráfico cobró £30. Despegamos puntuales a las 6:50 hora local y llegamos a Santander a las 10:15 donde recogimos el coche y para poco más de las 12 ya nos encontrábamos en Oviedo, cansados y con sueño.

Ha resultado un viaje excelente, lo primero y más importante, poder disfrutar de mi madre en la celebración de su 77 cumpleaños. Segundo, Edimburgo ha sido una ciudad que me ha sorprendido, me ha gustado mucho y la sitúo por delante de Londres en mis preferencias. Tercero, espero poder seguir haciendo este tipo de viajes con mi madre durante muchos más años. What’s next?.

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