La gastronomía esta de moda y no sabemos cuanto durará el fenómeno, quizás hasta que las cadenas de televisión decidan que los shares no son lo suficientemente atractivos, pero para todos aquellos que somos aficionados desde hace mucho más tiempo resulta estimulante ver como se ha integrado en la sociedad, ya no solo de fútbol y programas de cotilleo vive el hombre y la mujer.

Los chef premiados han adquirido la categoría de estrellas, son capaces de mover masas cual nuevo fichaje mediático de afamado club balonpedístico y realmente me alegro. Esta gente si que merece un reconocimiento por su trabajo, dedicación y sacrificio al máximo nivel pues hasta hace no mucho pasaba desapercibido para el gran público.

Hablando de modas, parece que el cachopo es una de ellas, desde hace un par de años no dejo de oír hablar de ellos. Controversias a parte de lo que algunos fuera de Asturias dicen que eso es un flamenquin, san jacobo o librito, es la denominación que en nuestra región se le da a dos filetes de ternera grandes y entre ellos jamón y queso. El conjunto se come frito y caliente tras ser rebozado en pan rallado y huevo y se suele servir con guarnición de patatas, pimientos y/o champiñones. El mismo proceso se utiliza para hacer versiones de cachopos de otro tipo de carne, pescados, setas, pimientos….etc, en la variedad está el gusto.

El primer cachopo que yo recuerde haber comido lo hacen en Casa Colo, Ceceda pero siempre lo llamaron filete al quesu, me remonto al menos a 1980 por ello hablar del cachopo como si fuese la quinta esencia de la gastronomía, el descubrimiento del nitrógeno líquido, liofilizaciones o demás procesos de cocina moderna me hace mucha gracia.

Si tuviese que buscar el motivo de su éxito, a parte de lo ricos que están, quizás sea asociar su tamaño y precio a una generación de personas que empezamos a salir con escasos recursos pero que no renunciábamos a disfrutar una cena de fin de semana en un restaurante en compañía de amigos. Indudablemente los más fartones somos capaces de comernos los XXL, pero es un plato que comparte muy bien y deja a todo el mundo satisfecho, al igual que lo hacían las raciones de costillas de cerdo que nos metíamos en las parrillas Buenos Aires, Quesu, Nozana, Gaucho Fierro, etc. por cuatro duros.

Hoy encontramos cachopos de 24€, y cualquiera que nos dijese que llegarían a costar 4.000pts cuando ese era nuestro sueldo mensual, no nos lo hubiésemos creído. Cuanto mal ha hecho el euro.

He comido muchísimos en mi vida, diferentes tamaños, calidades, rellenos, grosores, cada cual tiene sus gustos y no me siento capacitado para emitir un juicio de valor sobre que es mejor o peor. Tan solo os dejo tres premisas, que esté bueno, materia prima de calidad y que os llene, con esto me daría por satisfecho.

Hablar del cachopo de Los Calderones en Fitoria (Oviedo) es hacerlo de una leyenda, no podía haber sitio más cutre y cocina más insalubre, pero madre mía como estaban aquellos cachopos. Había que reservar como en El Bulli, doblaban o triplicaban mesas, eran rápidos en cocina, las señoras muy agradables y con muchísimo aguante. Tamaño medio, fino, jugoso, algo aceitoso pero recién hecho, los empanaban sobre la marcha y ese era uno de sus secretos. Como se le echa de menos, cuantas tertulias, risas y excesos hemos perpetrado entre aquellas paredes que de haber sido pintadas hubiesen perdido su esencia. Chicote habría presentado su dimisión al instante pero estoy seguro que antes se hubiese comido un par y de postre aquel helado de turrón.

A continuación os dejo alguna muestra que tengo documentada, ¿los habéis probado?, ¿cual es vuestro favorito?.

El Rincón de Gascona

Llagar El Güelu