Esto parece el cuento de nunca acabar, otro día más aparezco con una nueva receta de un gazpacho y a cada uno nuevo que preparo pienso que es el mejor y que ninguno lo podrá superar sin embargo me equivoco.
Esta vez le ha tocado al de caqui persimon, una fruta no muy conocida pero muy sabrosa y con muchos beneficios.
Los caquis se pueden consumir de dos formas diferentes: «Clásico», el de la pulpa blanda. Se recolecta maduro con una textura blanda que hace que se coma con cucharilla. «Persimon», es el de la pulpa dura. «Persimon» es el nombre que reciben los frutos de la variedad «rojo brillante» tras ser sometidos a un tratamiento en almacén, por el que se elimina la astringencia, permitiendo ser consumido con cuchillo y tenedor. Dicho proceso consisten en recolectar el fruto aún sin madurar y conservarlos en torno a 20ºC entre 2 y 4 días en cámaras con una atmósfera controlada con una concentración de 5.000 ppm de etanol y con una humedad relativa del 90%. Tiene un color anaranjado y la textura es más firme, permitiendo su comercialización y exportación. En el mercado suelen aparecer a mediados del mes de octubre.
Su consumo es recomendable ya que contienen caroteno y criptoxantina, ambos con ricos en vitamina A. También tienen un alto contenido en vitamina C. Son ricos en potasio, azúcar y glucosa. Con su actividad antioxidante con efectos beneficiosos que disminuyen el riesgo de determinadas enfermedades degenerativas (cáncer, cataratas, problemas cardiovasculares, etc.). También se recomienda su consumo para combatir la diarrea y la colitis.
Su consumo como fruta fresca es delicioso aunque también se puede consumir como mermelada, crema helada, sorbete, flan, pastel, pudín o bebidas refrescantes.
Un día mi madre pasó por mi casa y me dijo que me había dejado algo de fruta, ya sabéis como son las madres de exageradas (y cuanto nos gusta). El exceso tenía que tratarlo de alguna manera y rápidamente me vino a la mente el gazpacho de fruta de temporada que había comido en el Culler de Pau, por qué no probar con los caqui ya que también tenía una lata de almejas al natural que me había traído mi amiga Susana.
Una vez triturado el caqui tiene una textura muy cremosa y densa que sorprende. El resultado ha sido tan agradable que a los pocos días compré unos kilos para poder congelar triturado y disfrutar de el cuando se acabe la temporada.
El toque de las almejas es fabuloso, no sabría como explicaros el contraste de sabores, simplemente brillante y con mi añadido de la ralladura de lima y piñones no os dejará indiferentes.
Hay un detalle que me ha faltado deliberadamente, se trata de incorporar un granizado de agua de tomate. Lo tenía congelado pero lo he reservado para una cena en la que voy a servir este gazpacho.
Ingredientes:
3 caquis, 1/2 kg de tomate, 1 pepino, 1 lata de almejas al natural, piñones, agua de tomate, ralladura de lima, aceite de oliva virgen extra, vinagre de manzana y sal.
Trituramos la fruta y vegetales, no hace falta pelarlos aunque yo lo haya hecho con el caqui (era para que vieseis su interior y color), le echamos el doble de aceite que de vinagre aunque lo mejor es que vayáis probando pues el dulzor de los caquis puede necesitar más o menos contraste de ácido, según gustos, salamos.
Una vez triturado lo pasamos por un chino y eliminamos los excesos de pieles y pepitas. Refrigeramos para que este bien fresco y montamos el plato, puede ser un cuenco como en esta ocasión pero funciona en un vasito, en copa, en plato hondo…..etc. Echamos un par de garcilladas, diseminamos las almejas y los piñones y terminamos rallando la lima pero solo la parte verde, no profundicéis.
He editado el artículo e incorporado una nueva versión. Esta lleva unas perlas de yuzu para darle un contrapunto cítrico y además como podéis apreciar en el color, lleva más proporción de caqui.
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