Taberna TrasteO – C/ María Luisa, 24 – Zahara de los Atunes Tlf: 956 439 478
La experiencia es un grado y nada mejor que aceptar los consejos de gente válida y con criterio gastronómico. Este es el caso de Eloy, además de amigo fue el arrendador del apartamento en el que me instalé el año pasado en Zahara de los Atunes.
Mucho me insistió sabiendo de mis gustos, pero el año pasado me fue imposible encajarlo. No soy persona a la que los consejos le caigan en saco roto y un año después, aquí me encuentro escribiendo sobre mi gratísima experiencia en el Trasteo.
Podría pensarse que estaba mediatizado o predispuesto, sin embargo ya sabéis que en este blog tengo total independencia y si algo no me gusta no dudare en denunciarlo.
Realmente salí entusiasmado, todo lo degustado fue de gran nivel, calidad de producto, originalidad, sabores, presentación, atención, etc. y eso que comí sentado en la barra, pero mi camarero fue muy atento, eficiente y colaborador en todas aquellas preguntas y recomendaciones que me sugirió.
Para no romper la tónica habitual me di un buen homenaje y los dejé sorprendidos, “quillo!, has comido mas que esa pareja, si que tienes saque”. Cierto es que en algunos platos disponen de medias raciones pero también degusté platos en los que se exigía un mínimo de dos unidades.
El local esta concebido como una taberna y su decoración hace clara referencia a su nombre, la mayoría de objetos, “trastos” que la conforman proceden del reciclaje y lejos de estar deslavazados conjugan a la perfección un ambiente muy entonado donde conviven puertas antiguas con lamparas provenientes de postes eléctricos o una vistosa bodega hecha con palets.
Si visionamos el local como si fuera una U, la parte hueca sería la zona de cocina y esta flanqueada por dos barras y dos comedores abiertos pero separados por una zona de escaleras. Mesas altas y bajas dan cabida a gran cantidad de comensales que junto a las cinco mesas de la terraza hacen de este bullicioso local uno de los “must” del verano zahareño desde hace tres años.
La oferta gastronómica mezcla varias cocinas, andaluza, vasca, madrileña e internacional. Muchos platos estan fusionados y otros como dicen en su carta, fusilados.
Dando un garbeo por tenderetes y puestecillos del mundo me acerque por casi todos los rincones que ofrecían. De haber estado acompañado hubiese compartido conceptos tan interesantes como unas manitas de cerdo con curry rojo, calamares y garbanzos o la fideua como un “Pad Thai”.
Acompañado de una caña de barril muy bien tirada, mi primera parada me acercó hasta mexico con un estupendo aguachile de pulpo, un platillo típico de la costa pacífica, principalmente del noroeste. Agua, chile, cilantro, lima, elote, aguacate, coliflor, cebolla encurtida forman un plato muy refrescante con un punto alegre.
Sigo con unos baozi de sepia homenaje a Nakeima, un dumpling bar en el madrileño Barrio de Arguelles. El baozi tiene origen chino y es un bollo de pan relleno y cocido al vapor, en este caso la masa estaba teñida con la tinta y el relleno resultó soberbio.
Continúo con unos satay de atún, deliciosos pinchitos inspirados en la cocina balinesa que me transportaron al Ku De Ta de Seminyak. Me indican que la mejor manera de comerlos es utilizando el cogollo de lechuga a modo de taco.
Costillar de Ibérico con miso y naranja sería el último plato del primer round. Un secreto ibérico cocinado al punto, con mucho sabor y complementado por las salsas con miso y naranja, unas endivias, manzana, láminas de melocotón, cebolleta y eneldo.
Me advierten de que la cocina se dispone a cerrar y decido complementar con unos tacos de atún, guacamole y cebollitas encurtidas. En cada palada incluimos un poco de todo añadiendo la picada de tomate seco y polvo de maíz tostado, el conjunto enamora en boca porque en presencia el colorido ya lo había hecho.
A pesar de que no soy muy de postres, me llaman la atención unos cuantos, el lemon pie de violetas resulta muy apetecible pero llego tarde, se había agotado, así que el plan B del chocolate, avellanas y naranja toma forma. Diferentes texturas y temperaturas hacen que este brownie bañado con chocolate a la naranja y helado de avellanas sea el cierre perfecto de esta memorable cena.
Me puse en contacto con Eloy para agradecerle la recomendación y comentarle mi experiencia. Los platos con los que complemento éste artículo son suyas y os servirán para tener una mejor idea de qué pedir.
José Fuentes, chef y propietario del negocio se interesa por mi grado de satisfacción, un claro 10/10 de un lugar que recomiendo sin reservas. Una cocina diferente que agradeceréis si pasáis unos cuantos días por la zona y llegáis al hartazgo del soberbio atún rojo de almadraba y frituras.
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