La Terraza – C/ Amor de Dios, 2 – Tapia de Casariego Tlf: 985 628 139
¿Tiene la gente del Occidente Asturiano un pacto con el diablo?, ¿a que se debe su longevidad?.
Curiosamente durante el Sábado Santo visitaba para comer Casa Vicente en Castropol y para cenar en Tapia de Casariego, La Terraza, ambos locales fueron fundados en 1940 y a pesar de contar con 75 años a las espaldas seguro que la esencia primigenia se mantiene, de ahí su éxito.
Ya durante la hora del vermut nos habíamos acercado para tomar unas botellas de sidra y hacer la pertinente reserva, así que pude comprobar en diferentes turnos el continuo trasiego de gentes disfrutando de una de las grandezas de esta tierra, su comida.
La Terraza bien podría llamarse La Figal pues una de sus señas identitarias es una gran higuera que como el jueves, ahí esta plantada en medio, para el deleite de los comensales. Desconozco la historia, pero casi me atrevo a asegurar que ya estaba ahí cuando el local se inauguró.
Un tronco grueso y 75 podas a sus espaldas han amoldado este robusto frutal a las necesidades del local, de otra manera sabiendo de su profuso crecimiento no existiría local disponible para ubicar una mesa.
En 2010 decidieron cerrar La Terraza con un techo traslúcido que sin duda les habrá dado mayores rendimientos pues recordemos que esto es Asturias y aquí llueve un día si y otro también. Con esto del cambio climático no descartéis que dentro de otros 70 años descapoten otra vez.
Bueno, voy a dejar de andarme por las ramas que hasta septiembre no hay higos que comer y mientras habrá que llenar el estómago de alguna manera.
Una amplia variedad de tapas y raciones componen su carta y de ellas dimos buena cuenta incluyendo clásicos de la casa como el bonito asado y un poco de casquería donde destacaría el buen hígado encebollado.

Patatas bravas

Ensalada mixta

Filete de ternera (para los niños)

Calamares fritos

Pulpo encebollado

Bonito asado

Hígado encebollado

Lengua de ternera
Menos mal que habíamos comido muy bien y terminado a la hora de merendar, porque más vale comprarnos un traje que invitarnos a comer.
Bien fartucados emprendimos regreso a Oviedo a la 1 de la madrugada y es que ahora con la Autovía del Cantábrico terminada, bien merece la pena hacerse ciento y pico kilómetros para disfrutar de lugares tan entrañables como La Terraza.
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